En pleno período de superioridad absoluta en la Fórmula 1, cuando no aparece un equipo que los pueda poner en aprietos, mientras ningún piloto puede siquiera acercarse a Max Verstappen, a Red Bull le apareció el rival más impensado: Red Bull. Las mieles del éxito repetido y las interminables burbujas del champán del podio, dieron paso en el arranque del 75º ejercicio del Mundial a un terremoto interno que amenaza con destruir la granítica construcción que demandó 20 años crear. El doblete del neerlandés en el inicio, intenta oculta bajo la alfombra una autodestrucción que está en camino. En medio de los carpetazos que vuelan en la escudería de las bebidas energizantes, el tricampeón se quedó con el GP de Arabia Saudita, para llegar a su 56ª victoria en la categoría.
RESULTADO DEL GP DE ARABIA SAUDITA AQUI
Entre bambalinas, Red Bull está en llamas. Todo comenzó con la denuncia que una empleada hizo contra Christian Horner, el director del team, por comportamiento inapropiado. Fueron ocho semanas de investigación puertas adentro del equipo, comandada por un abogado externo contratado especialmente. El día previo al arranque de la actividad de Baréin, primera cita del 2024, un escueto comunicado publicado por el team de las bebidas energizantes dio cuenta del resultado: se desestimó la denuncia. Fin. Eso fue todo. No tardaron en alzarse las voces del paddock. Toto Wolff, director de Mercedes, y Zak Brown, de McLaren, pidieron más transparencia, al tiempo que Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA, señaló que la situación “dañaba al deporte”. Casi al mismo tiempo, un dossier con fotos y capturas de Whatsapp llegaba a 100 correos electrónicos desde una cuenta anónima. Y si faltaba algo, Jos Verstappen tiró la granada final: "Aquí hay tensión mientras él siga en su puesto. El equipo corre riesgo de desintegrarse”. El 1-2 de Verstappen y Checo fue el resultado que se celebró en medio de la guerra librada. La foto final fue la del tailandés Chalerm Yoovidhya, accionista mayoritario de Red Bull, celebrando el doble podio con Horner y Geri Halliwell, ex Spice Girls y esposa del director de la escudería. Una clara muestra de apoyo del pope de la compañía a Horner.
Pasó Sakhir y apenas cuatro días después llegó el arranque de Arabia Saudita. En ese puñado de horas, un par volaron carpetazos para Sulayem, acusado de una supuesta intervención en una sanción a Fernando Alonso en 2023 y en la aprobación del circuito de Las Vegas. El comité de ética de la FIA inició la investigación y el emiratí ya no habló más de Horner. Y hubo más, porque dentro de Red Bull se anunció una investigación sobre Helmut Marko, el hombre fuerte del team que llegó como asesor del fallecido Dietrich Mateschitz, quien era propietario de la compañía. El motivo: filtración de información. El expiloto austríaco negó la situación, pero no tuvo empacho en asegurar que podría ser suspendido. Mientras tanto, Verstappen lograba la pole position en Jeddah.
La batalla siguió sumando capítulos. El tricampeón, sin la compañía de su padre en Arabia Saudita (casualmente, justo después de su declaración en Baréin), puso en duda su continuidad en Red Bull si Marko era bajado del barco: "Mi lealtad hacia Helmut Marko es muy grande y siempre se lo he dicho así a todos dentro del equipo, a todos los de arriba, que él es una parte importante en mi toma de decisiones de cara al futuro, por lo que es muy importante que siga en el equipo", dijo el corredor. Todo en medio de un rumor que ubica al neerlandés en Mercedes, para ocupar el lugar de Lewis Hamilton. Dimes y diretes de todo tipo y color. “Es hora de pasar página”, dijo Horner tratando de apagar el fuego que su causa inició. Mientras tanto, la empleada habría sido suspendida.
En el medio surgió otro nombre de peso en Red Bull: Adrian Newey. El gurú de la Fórmula 1, de cuyo cerebro salieron todos los modelos exitosos del team de Milton Keynes es un hombre de entera confianza de Horner. Llegó al equipo en 2005 de la mano del director y no son pocos los que aseguran que, en una muestra de fidelidad, abandonaría el barco si Horner deja su puesto. Medios italianos aseguraron que el ingeniero podría llegar a Ferrari, que pica en punta sobre Mercedes para hacerse de los servicios del genio.
Mientras tanto, Verstappen ya había mostrado un ritmo demoledor en las tandas largas de Jeddah y, partiendo desde el primer cajón, se mostraba como el favorito a ganar. En medio del terremoto puertas adentro, volvió a aparecer Jos con dardos a Horner. "Creo que está causando problemas si se queda. Ya es demasiado tarde para que Christian pida que le dejen en paz, pero tiene el apoyo del propietario tailandés y creo que se quedará toda la temporada. Yo dije que era malo para el equipo que se quedara, porque toda esta situación no es buena para el equipo. estas cosas están teniendo una influencia sobre Max". La frase retumbó fuerte. Porque Red Bull es el mejor team por una ventaja escandalosa, pero el tricampeón es el diamante que lo conduce.
En el berenjenal, apareció otro nombre pesado: Oliver Mintzlaff. El alemán, quien fuera director general del club de fútbol Leipzig (propiedad de Red Bull), asumió como responsable de los proyectos deportivos de la compañía austríaca tras el fallecimiento de Mateschitz, salió al cruce en la previa a la carrera de Jeddah, se reunió con Marko y le aseguró su continuidad. “Fue una conversación muy buena. Por supuesto, la calma debe volver al equipo, eso tiene prioridad. Estuvimos de acuerdo en todos los puntos, yo seguiré aquí, aún me quedan tres años de contrato, pero la calma debe volver", dijo Marko, tras el fuerte respaldo recibido. ¿Y Horner? La posición de Mintzlaff es clara, de hecho, fue el principal impulsor de despedir al director por la denuncia, pero el apoyo de Yoovidhya fue clave.
Suena el himno de Países Bajos, seguido del austríaco, en Jeddah. Verstappen gana de manera aplastante, no tiene rivales otra vez y su cuarto título paga dos pesos. Llega a su 56º triunfo, el noveno en fila, el 36º en los últimos 46 Grandes Premios. Max lidera el Mundial desde el GP de España de 2022 (lleva 41 carreras en la cima). El RB20 aparece imbatible, “está en otra galaxia”, dijo Toto Wolff, con resignación. Red Bull no tiene rivales puertas afuera. El gran contrincante está adentro, es Red Bull mismo.