El neerlandés largó 17° en el GP de San Pablo, manejó como nadie en la lluvia, aplastó a todos y se llevó una victoria de ensueño en la casa de Ayrton Senna. Lando Norris apenas fue sexto.
San Pablo (Enviado Especial) Puede no ser el más carismático, puede no ser el más simpático, puede no ser el que más imán genere, pero señoras y señores: ¡qué pedazo de campeón que tiene la Fórmula 1! Ok, es cierto, no se descubre nada en esta crónica, pero es bueno dar un contexto del enorme triunfo que logró Max Verstappen en el Gran Premio de San Pablo, 21ª fecha de la temporada.
Red Bull venía en una larga sangría que no tenía fin. El RB20 que arrancó arrasador, con siete éxitos en las diez primeras fechas (todas de la mano del neerlandés) de pronto entró en picada. Solo el talento de Verstappen para minimizar el daño en cada cita hizo posible sostener esta ventaja que había logrado ante el embate de los poderosos McLaren. Claro, los de Woking hicieron su parte con errores en las decisiones y con Lando Norris que suele mostrar flaquezas. Pero el tricampeón llegó a Brasil con una sequía de 10 carreras sin triunfos, la más extensa desde 2020. Y, como si fuera poco, llegaba hasta cacheteado por los comisarios de la FIA, quienes lo sancionaron con 20 segundos en México y con otros cinco el sprint de San Pablo. ¿Algo más? Sí, claro: cinco lugares de penalización en la grilla por cambio del motor de combustión. ¿Algo más? Sí, claro. Quedó 12° en la clasificación del domingo a la mañana después de que una tardía bandera roja no le permitiera cerrar su último intento de Q2. Así, tenía el puesto 17 para partir.
¿Algo más? Y sí, uf. Lluvia en San Pablo. Pero en las condiciones que tenía la pista de Interlagos es donde aparecen los grandes de verdad. En tiempos en los que un par de gotas hacen temblar al director de carrera de la FIA y opta por detener todo, ver a un piloto conducir en la pista encharcada como lo hizo Max Verstappen es algo emocionante. Y más por el lugar: el trazado que fue la casa de Ayrton Senna, tal vez el mejor piloto de la historia de la F1 en lluvia. Senna se hizo enorme por todo, pero saltó a la fama por aquella carrera en el diluvio de Mónaco 1984 con el Toleman. El tricampeón le brindó un homenaje tan grande como el que antes de la carrera le hizo Lewis Hamilton girando con su McLaren MP4/5 de 1990.
¿Algo más? Claro, Lando Norris partía en la pole position. ¿Qué mejor panorama para el inglés de McLaren que picar desde el primer cajón mientras que el líder del torneo lo hacía 16 lugares detrás? Norris se jugaba la carta clave, la que podía darle el impulso grande para luchar por el Mundial. Después del sprint, la diferencia de Max era de 44 y achicándose. Pero en la lluvia aparecen los grandes de verdad, los que están en otro escalón, los que son diferentes. Y acá no se trató del poderío del Red Bull, porque el RB20 no es lo competitivo de otrora. Fue muñeca, fue talento.
Ya en la largada, Max se fue para adelante. Su ritmo era brutal, no paraba de pasar autos. Su equipo acertó con la estrategia de mantenerlo en pista cuando todos paraban a cambiar intermedias por intermedias. El equipo austríaco no quería quemar la parada porque se esperaba mucha lluvia y todos irían por las extremas. Pero llegó la roja por el choque de Franco Colapinto y Max estaba segundo, detrás de Esteban Ocon. Todos a boxes, todos con neumáticos nuevos intermedios, la lluvia fuerte no llegaría. Y Max fue por el francés de Alpine y lo superó de manera brillante para llegar a la punta y sacarle una diferencia de poco más de 15 segundos a Ocon y firmar su 62° triunfo.
“No sé ni qué decir, la verdad que sentí muchas sensaciones en el garaje. Tuve una muy buena largada, muy buenas primeras vueltas. Y después mantuve la calma. Cuando se venía la lluvia, me quedé afuera, fue difícil. Necesitaba una bandera roja. Iba como en un jet ski en la pista. Estaba muy motivado con hacer una gran carrera. A veces las cosas locas pasan. Cuando pasé algunos autos en las primeras vueltas me di cuenta que iba rápido y que iba a poder llegar adelante. Tuve mucha confianza en el auto. Recién pensé que podía ganar cuando pasé a Esteban”, dijo Max tras el éxito.
Norris volvió a mostrar sus flaquezas. En la largada perdió con George Russell y se mantuvo segundo hasta la parada en boxes bajo auto de seguridad virtual. Tras el auto de seguridad superó al inglés de Mercedes y parecía que se encaminaba mejor, pero luego de la roja, todo fue en picada. Lo pasó Russell, se fue de largo en la curva uno, se pasó otra vez en otra variante y apenas rescató un sexto puesto. El triunfo memorable de Max le sirvió para sacarle 62 puntos a Norris, cuando quedan 86 en disputa (tres fechas, una con sprint). “Este resultado es muy importante, pero por ahora faltan cosas y no pienso en el título, solo en carreras limpias”, dijo Verstappen, quien se puede coronar en Las Vegas.
Un párrafo aparte merece Alpine. El equipo francés había mostrado una mejora en las últimas tres carreras, pero en clasificación. Ya en carrera, su ritmo de caía. Pero en la lluviosa San Pablo firmaron el doble podio con Ocon segundo y Pierre Gasly tercero, para escalar al sexto lugar en Constructores. En Brasil, anotó 35 de los 49 puntos que tiene. El team francés era rival de Williams por un lugar en la tabla, pero el doble cero de los de Grove fue un golpe muy duro.
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