El inglés necesitaba un triunfo así para fortalecer su imagen en F1: aguantó la lluvia, un despiste y la presión de Max Verstappen para vencer en Melbourne y liderar por primera vez en el Mundial.
Lando Norris necesitaba una victoria del calibre de la que consiguió en el GP de Australia que abrió la 76ª temporada de Fórmula 1. El inglés de McLaren ya había mostrado dotes para pelear por victorias, pero le faltaba un golpe de cocción que diera señales claras de ser contendiente a la corona. En 2024 había tenido la chance de poner en aprietos a Max Verstappen cuando el equipo de Woking logró tener un auto competitivo, pero en situaciones críticas falló. No fueron sus yerros, también hubo del equipo, porque no supo manejar bien, y a tiempo, el duelo interno con su compañero Oscar Piastri. Y, para colmo, quedó en el recuerdo el GP de San Pablo, bajo la lluvia, cuando demostró una endeblez grande, errores importantes y cedió por nocaut ante el imponente Verstappen. Con ese combo llegó al arranque del 2025, con un discurso previo que debía refrendar en pista: “Aprendí de mis errores del año pasado y ahora estoy listo para ganar el Mundial”, dijo en enero.
Probablemente Norris no habrá imaginado nunca que ya en la primera fecha del año iba a tener que demostrar que sus dichos tenían sustento. McLaren es, sin dudas, el auto a batir en el arranque del año. Punto a favor para los de Woking con respecto a 2024, que recién tuvieron el auto competitivo en la quinta cita. La pole del inglés, con su compañero Piastri completando la primera fila, fue la muestra final del poderío del MCL39. En condiciones normales, era triunfo asegurado. Pero de normal poco y nada tuvo la carrera australiana.
de normal poco y nada tuvo la carrera australiana. Alocada, frenética y dramática fue la competencia en el Albert Park. La lluvia que cayó desde temprano complicó la pista de entrada. Tanto, que la largada se tuvo que abortar por el golpe de Isack Hadjar en la vuelta de formación. Tensión absoluta. Especialmente cuando finalmente se pudo comenzar la competencia y Verstappen superó a Piastri. Pero el ritmo del Red Bull no podía aguantar al de McLaren y quedó demostrado cuando el australiano recuperó el segundo lugar tras un leve despiste del tetracampeón, quien ya no podía luchar contra los chasis papaya. Pero los incidentes seguían, el auto de seguridad volvía a la pista y la tensión de Norris continuaba.
McLaren tuvo otro punto a favor: tomó la decisión de interferir directamente en la pelea de sus pupilos y evitar repetir errores de 2024. Cuando Piastri se acercó a Lando y viajaba con más ritmo, llegó el mensaje de mantener las posiciones. Final de la historia. En la primera fecha dejaron claro que van a hacer llamados cada vez que lo crean necesario. Parecía que todo estaba finiquitado, pero sobre le final el cielo se volvió a poner negro y llegó la lluvia. Y llegó el mayor error de Norris: perdió la huella y se despistó, pero lo controló a pura muñeca. Detrás, su compañero Piastri terminó patinando en el pasto y Verstappen volvió a ser una amenaza. Los golpes de Liam Lawson y Gabriel Bortoleto hizo entrar otra vez el auto de seguridad y los boxes fueron una romería.
Si alguna muestra más de temple debía dar Norris llegó en los dos giros finales, cuando Verstappen se le fue encima. Su mote de Blando Norris estaba otra vez en jaque. Pero esta vez soportó todo para festejar el triunfo, su quinto en F1 y que le permite liderar el Mundial por primera vez en su historial personal. “Fue una carrera dura con Max atrás. Estaba empujando, especialmente en las dos últimas vueltas. Es una manera excepcional de empezar el año. Fue impredecible todo con la lluvia, tuve un despiste. El año pasado nos equivocamos mucho y aprendimos mucho. Perdimos demasiado en Canadá y Silverstone. Hoy cometí varios errores, pero ninguno que me haya costado mucho, en una carrera muy desafiante, el equipo me dio un gran auto para empezar el año. Max estaba rápido. Me voy como líder, pero es apenas la primera carrera”, analizó Lando.
Faltan una eternidad de 23 carreras para finalizar la temporada 2025, pero Norris sacó chapa de candidato. No solo por tener el mejor auto en el arranque de la temporada, algo que ya se podía sospechar después del final de 2024 que tuvo a McLaren como campeón de Constructores. Pero el inglés debía rendir un examen de templanza, debía refrendar sus palabras de enero, cuando dijo que había aprendido de sus errores. Y en Australia capeó una situación que en San Pablo lo dejó casi en ridículo, con un éxito que tiene mucho más valor que el trofeo que se llevó de Melbourne.
