El francés estaba en su primer intento lanzado de Q2 en la cuarta fecha del año, lo perdió arriba de un piano y terminó contra un muro.
Un viejo refrán dice: “El que se quema con leche, ve una vaca y llora”. En el equipo Haas, el dicho cambiaría la vaca por el circuito de Baréin. Para siempre quedarán en el recuerdo las imágenes del dantesco accidente que vivió Romain Grosjean en la temporada 2020, en medio de la pandemia de Covid-19, cuando su VF-20 se metió debajo de un guard-rail, se partió en dos y se incendió. El piloto francés estuvo 27 segundos dentro de su auto, envuelto en llamas y salvó su vida milagrosamente. Su salida del cockpit, entre el fuego, llevó tranquilidad en medio de la desesperación. Pasaron poco más de cuatro años y la combinación Haas-piloto francés otra vez terminó mal en Sakhir. Esta vez, fue Esteban Ocon.
Recién comenzada la Q2, Ocon, el único piloto de Haas que logró pasar la barrera de Q1 tras la eliminación de Oliver Bearman, el galo había iniciado su primera vuelta lanzada, pisó el piano en la tercera curva y su VF-25 se descontroló, entró en trompo y terminó golpeando fortísimo contra las barreras de contención.
“Estoy bien, perdón”, fue la primera frase del ex-Alpine desde la radio. La inmediata bandera roja paró la actividad para que los auxiliares pudieran retirar los restos del Haas. El golpe fue en la parte trasera y, más allá del enorme trabajo que tendrán los mecánicos para poner ese auto en pista este domingo, habrá que ver cómo quedó la caja y el motor.