El inglés, quien venía de protagonizar un accidente con su compañero de equipo en Canadá, venció de manera brillante, y sin fisuras, la 11ª fecha de F1. Oscar Piastri fue segundo y Charles Leclerc completó el podio.
¡Qué piloto notable es Lando Norris cuando se corre de la senda de los errores! El gran problema del inglés es que le cuesta mucho la consistencia. Por momentos es el doctor Jekyll y rápidamente se convierte en el señor Hyde. El inconveniente mayor para el piloto de McLaren es que su parte inestable y propensa a las equivocaciones aparece mucho más seguido de lo que su sueño de ser campeón de F1 aconseja. Pero cuando está encendido, brilla. Lo hizo en Mónaco, donde vivió un fin de semana inolvidable, con un manejo sublime. Parecía que, por fin, se había sacudido los fallos. Pero llegó Barcelona, y se mancó en la clasificación. Y después viajaron a Canadá, donde cometió el más grave de todos: chocó a Oscar Piastri, su compañero de equipo, y estuvo a punto de provocar doble abandono para los de Woking. Lando arribó a Austria con la necesidad imperiosa de reencauzar su camino a pelear por el título y dejar atrás lo de Montreal, tirón de orejas de por medio, por más disculpas que ofreció. Y en Spielberg volvió a aparecer el doctor Jekyll, el que brilla.
Tal como lo hizo en el intrincado urbano monegasco, Norris firmó una pole de antología, con una diferencia de medio segundo sobre su compañero Piastri en una pista de 64 segundos. Quedaba la carrera y el inglés no podía fallar. La faena de Norris fue sensacional. Picó perfecto, pero no bien miró por los espejos se dio cuenta de que el australiano ya estaba pegado. Poco pudo hacer Charles Leclerc con su Ferrari desde el segundo cajón, el australiano fue impiadoso en el pique. Y comenzó el ataque. El granítico líder del Mundial, quien prácticamente no tiene fisuras, se convirtió en una amenaza. Oscar quiso ganar la batalla psicológica. Le mostraba el MCL39 por todos lados, buscaba que apareciera el señor Hyde en el auto número 4.
Pero jamás apareció. De hecho, el error en este caso estuvo del lado de Piastri. Como para que los popes de McLaren no puedan tener paz y sigan mortificándose en cada fin de semana. A punto estuvo el australiano de llevarse puesto a Norris en la vuelta 20, tras una violenta bloqueada. Podían terminar como Kimi Antonelli y Max Verstappen en la primera curva. Pero Piastri controló su McLaren. Al final de la carrera mandó el mensajito por radio pidiendo perdón por eso. Pero algo quedó claro: el australiano no lo dejará tranquilo jamás a Norris cuando esté adelante.Y desde el equipo, que ya mostró falencias en 2024 cuando tenían que administrar la pelea interna, otra vez fueron endebles en Austria. En las comunicaciones radiales que fueron públicas, dejaron a sus pilotos la decisión de parar o no en boxes cuando la estrategia ya lo marcaba como necesario. Como que no quisieron meterse en el medio del resultado y que uno de los pupilos se alzara después de la carrera.
Hay algo que ya prácticamente es un asunto cerrado: el título se dirimirá entre Norris y Piastri. Parece difícil dar por descartado a Max Verstappen, justamente porque es Max Verstappen, ya que la realidad muestra que su Red Bull está muy lejos de los McLaren. Pero el prematuro abandono del austríaco le provocó un cero que lo dejó a 61 puntos de Piastri y a 46 de Norris.
Duro choque entre el Mercedes y el Red Bull, que dejó como saldo al campeón del mundo fuera de la competencia.
Los pilotos de Woking están apretados en 15. Las esperanzas del neerlandés de lograr su quinta corona consecutiva se apoyarán más en una batalla fratricida en McLaren como pasó en Canadá y casi ocurre en Spielberg. En la pulseada entre el inglés y el australiano pesará, sin dudas, el margen de errores. ¿Podrá Norris mantener el nivel de Mónaco y Austria con más consistencia o volverá a la senda de los errores? Ahí estará la clave. Piastri se mostró mucho más fuerte de cabeza que su compañero. El duelo está abierto.
