El francés logró su primer podio en F1 y, sin dudas, es el novato de la temporada 2025.
Vaya uno a saber si será de buen o mal augurio lo le pasó a Isack Hadjar en el cierre de su paso por el GP de Países Bajos. El francés, después de su festejo alocado, de su desbordante felicidad en el podio, de pasar por la conferencia de prensa, se fue a su box para la clásica foto de celebración de un increíble podio. ¿Y qué pasó? ¡Se le rompió el trofeo de porcelana diseñado por Royal Delft! La anécdota final, claro, no opacó ni en céntimo del enorme logro conseguido por el francés.
Pensar que en la previa al arranque del ejercicio 2025, probablemente Isack Hadjar era el novato que menos expectativas generaba. La lista la integraban Gabriel Bortoleto, campeón de F2, Jack Doohan, piloto de pruebas de Alpine, Kimi Antonelli, el adolescente convertido en gema por Mercedes, y hasta el promocionado Oliver Bearman, quien había brillado en su estreno de apuro con Ferrari en Arabia Saudita 2024. Franco Colapinto no entraba en la nómina, porque ya contaba con nueve carreras de experiencia.
Hadjar, de 20 años, llegó sin las grandes luces de los otros. Nacido en parís, con raíces argelinas, fue subcampeón de Bortoleto en la F2 del año pasado. Como integrante del programa de desarrollo de Red Bull, fue promovido a Racing Bulls como titular para ser compañero de Yuki Tsunoda. El recuerdo más fresco que había de Hadjar antes de su llegada al Mundial, era sus gritos y berrinches por la radio con el equipo Campos de F2. Daba muestras de ser un niño malcriado, más que de un piloto profesional.
Su estreno no podía ser peor: en la lluviosa Melbourne, se despistó en la vuelta previa y no llegó a largar el GP de Australia. Así, su debut oficial en F1 se demoró una semana más, cuando se disputó el GP de China. Ese fallido de Oceanía puso a Hadjar rápidamente en el tapete, porque se sabe que en las escuderías de las bebidas energizantes hay un tal Helmut Marko que no tiene contemplaciones. El austríaco de conducta marcial le cayó fuertemente al francés, quien había roto en llanto tras ese yerro: “Dio un espectáculo lleno de lágrimas. Eso fue un poco vergonzoso”.
El parisino capeó la situación con una templanza que parecía imposible en aquel niño que gritaba por la radio en F2. Se mantuvo firme y empezó a rendir. En Japón, su segunda carrera en F1, se metió por primera vez en los puntos. Fue sexto en el difícil trazado de Mónaco y llegó Zandvoort, donde fue el piloto del fin de semana, no solo del domingo. El cuarto lugar en la clasificación tuvo cas el mismo brillo que la pole de Piastri. Y su tercer puesto final, el primer podio en la máxima categoría, probablemente sea más destacable que el éxito del australiano.
El parisino capeó la situación con una templanza que parecía imposible en aquel niño que gritaba por la radio en F2. Se mantuvo firme y empezó a rendir. En Japón, su segunda carrera en F1, se metió por primera vez en los puntos. Fue sexto en el difícil trazado de Mónaco y llegó Zandvoort, donde fue el piloto del fin de semana, no solo del domingo. El cuarto lugar en la clasificación tuvo cas el mismo brillo que la pole de Piastri. Y su tercer puesto final, el primer podio en la máxima categoría, probablemente sea más destacable que el éxito del australiano.
“Fue un día extraordinario. No me esperaba despertar así esta mañana. Estaba siendo muy realista; sabía que George estaba detrás de mí y las dos Ferrari. Además, el viernes no pude hacer ninguna tanda larga, así que no tenía ni idea. Cruzar la línea en tercer lugar es simplemente irreal”, dijo Hadjar, quien en el primer día de actividad tuvo un problema en su motor Honda y se quedó sin realizar simulacro de carrera.
“Hay más de una persona a la que agradecer. Obviamente, en primer lugar, a mi madre, a mi padre y, en un sentido más deportivo, a Helmut Marko, quien me dio esta oportunidad. Recuerdo que hace cuatro años me fichó cuando corría en FRECA. Me dio una trayectoria, y de hecho la estoy siguiendo bastante bien ahora mismo”, cerró Hadjar, el 219º piloto en la historia del Mundial que sube al podio. Nada le quitará la alegría a Isack, ni haber roto el trofeo. ¿Su futuro será Red Bull? Todos los caminos apuntan hacia eso, para acompañar a Verstappen en 2026. En Racing Bulls quedarían Liam Lawson (estaba para sumar pero sufrió el embate de un desencajado Carlos Sainz) y Arvid Lindblad.
