<
>

Conoce al coach con mayor influencia en la NFL moderna: Kyle Shanahan

Una de las frases favoritos de los entrenadores de fútbol americano, y en realidad de muchas personas que buscan inspirar a gente que pasa por momentos difíciles es: “Tough times don’t last, tough people do”. Una traducción sería: “Los tiempos difíciles no perduran, las personas fuertes sí”. El mensaje es que hay que perseverar en momentos de adversidad. En otras notas he escrito acerca de las lecciones que se aprenden durante momentos difíciles, pero no desaprovecho nuevos ejemplos para retomar el tema.

Un ejemplo es Kyle Shanahan. Está teniendo éxito en su tercer año como entrenador en jefe de los 49ers de San Francisco, pero sus dos primeros años fueron muy duros, con inicios de 0-9 en 2017, y 1-7 en 2018. John Lynch llegó a ser el gerente general debido a la influencia de Kyle. Lynch no lo iba a despedir, pero el dueño del equipo sí lo pudo hacer. Recuerdo las ruedas de prensa después de los partidos las dos temporadas pasadas en los que se veía, y oía, desolado. Lo importante es que se tuvo fe a sí mismo, en su sistema y en su filosofía.

Kyle es, posiblemente, el entrenador que más está influenciando a la NFL moderna. Todos sabemos que es hijo de Mike Shanahan, y que gran parte de su esquema ofensivo viene de su padre, pero su primer trabajo en la NFL fue de "control de calidad" con Jon Gruden en 2004 y 2005, en donde aprendió otros conceptos ofensivos. Pasó a Houston con Gary Kubiak como coach de receptores en 2006, quarterbacks en 2007 y como coordinador ofensivo en 2008, año en el que Robert Saleh, asistente defensivo en Houston y hoy su coordinador defensivo en San Francisco, lo convenció que contratara a un joven brillante que se llamaba Matt LaFleur.

En Houston, Kubiak usaba el "sistema Shanahan" y Kyle lo implementaba a la perfección. Después Kyle se reunió con su padre en Washington hasta 2013 y en 2014 fue coordinador ofensivo de Cleveland. En 2015-16, estuvo con Atlanta. Fui un iluso en pensar que Dan Quinn fue el responsable de que Atlanta llegara al Super Bowl LI. Atlanta estuvo ahí gracias a Kyle Shanahan. No han sido el mismo equipo desde su salida. Y todo se debe a ese sistema que aprendió de su padre, pero que él mismo ha refinado y perfeccionado.

Otros están usando este sistema. Sean McVay quien fue coach de alas cerradas en Washington cuando Kyle era el coordinador ofensivo y LaFleur, que era coach de quarterbacks.

Es un sistema basado en el ataque terrestre aun cuando en muchas ocasiones lanzan más que corren. Es un sistema a prueba de quarterbacks mediocres. Matt Schaub llegó fue nombrado al Pro Bowl en 2009, cuando estuvo con Kyle. Sin Kyle no ha hecho nada. Brian Hoyer tenía a Cleveland con marca de 7-6 en 2014 con Kyle, antes de quedar fuera por lesión. Sin Kyle no ha hecho nada. Kirk Cousins se ganó un contrato millonario cuando estuvo con McVay en el sistema Shanahan. Tuvo un año pésimo en Minnesota jugando en otro esquema, pero este año ha repuntado. ¿Por qué? Mike Zimmer contrató a Gary Kubiak como asesor de Kevin Stefanski, el coordinador ofensivo para enseñarle el sistema. Jared Goff parecía un fracaso en Los Angeles hasta que llegó McVay.

Es un esquema complicado, que en ocasiones tarda una o dos temporadas en asimilarse, pero cuando lo aprenden, es letal. En este sistema los quarterbacks no tienen mucha autoridad de cambiar jugadas en la línea de golpeo. Tienen dos opciones en cada jugada y de acuerdo a lo que presente la defensiva, usan una u otra. La razón de la controversia durante el receso de temporada entre LaFleur y Aaron Rodgers era qué tanto le permitiría LaFleur cambiar jugadas a Rodgers. Creo que cada semana se están entendiendo mejor.

Kyle y Matt Ryan tuvieron la misma fricción en 2015, pero tan pronto Ryan aprendió el esquema la ofensiva fue imponente. Lo mismo está empezando a suceder en Green Bay, y cuando la ofensiva carbura a un nivel alto, le ayuda tremendamente a la defensiva controlando el tiempo de posesión y obligando al rival a remontar desventajas grandes haciéndolos unidimensionales. Un ejemplo de este impacto es Vic Beasley que fue líder en capturas de la NFL en 2016, cuando su ofensiva forzaba a los rivales a lanzar. Beasley no ha hecho nada desde entonces. ¿Coincidencia? No lo creo.

La lista de corredores que han brillado también en este sistema también es larga: Terrell Davis, Olandis Gary, Mike Anderson, Clinton Portis, Alfred Morris, Devonta Freeman, y hoy en día, Todd Gurley, Dalvin Cook, Aaron Jones y Tevin Coleman.

Jimmy Garoppolo podría mejorar con el correr del tiempo, pero hasta el momento no ha mostrado ser mejor que Schaub, Hoyer, Cousins o Goff. Afortunadamente para él, está cobijado por el sistema de Kyle, quien bien pudiera convertirse en el próximo head coach legendario de la NFL.

Hablando de head coaches legendarios, Bill Belichick llegó a su victoria 300 y declaró que no descarta la posibilidad de seguir cuando llegue a los 70 en tres años. La marca de más victorias en la NFL la tiene Don Shula con 328. Shula logró esa marca en 33 años superando las 318 victorias que logró George Halas en 40 años. Bill lleva 25 como HC.

Me queda claro que Bill quiere dejar atrás a Shula, quien en una ocasión se refirió a Bill como “Belicheat”. Bill no olvida nada.

Su “receta” para ganar es muy sencilla: 1) preparación inteligente con gran atención a los detalles pequeños y a cualquier tipo de situación que pudiera surgir; 2) identificar el tipo de jugador que considera ideal, aquel que pone primero los intereses del equipo, que es versátil y que odia perder; y 3) exigir responsabilidad a cada miembro de la organización, “Do your Job”, sin dar excusas.

El nivel de excelencia alcanzado por los Pats este año, en particular la defensiva, es extraordinario. Los rivales se ven abrumados semana tras semana a la hora de pasar. Podrían ser vulnerables contra equipos que corren bien y ahí tendrán quizás la prueba más difícil de la temporada en domingo por la noche contra Baltimore.

Hay jugadas que se convierten en parteaguas en una temporada y pueden cambiar el rumbo de un equipo. En "Monday Night Football" tuvimos una cuando Miami regaló un touchdown cerca del final del segundo cuarto. Ganaban 14-3, estaban en control del partido y tenían a Pittsburgh en tercera con 20 yardas por avanzar. Brian Flores primero presentó una defensiva preventiva, con sólo tres presionando y el resto jugando zonas con espacio. Por alguna razón, pidió tiempo fuera y regresó con algo diametralmente opuesto, carga con ocho y cobertura individual a tres receptores con sólo tres backs defensivos. El problema es que Xavien Howard, el mejor jugador de la defensiva secundaria de Miami, jugó técnica de cobertura-3, primero dando doce yardas a su marca, Diontae Johnson, luego retrocediendo y al final reaccionando cuando se percata que el safety seguía a su propia marca. Johnson anotó un touchdown de 45 yardas y Pittsburgh tomó el control del partido.

Pittsburgh le jugó cerrado a Seattle, a San Francisco y Baltimore perdiendo por cuatro puntos o menos. Si son, o no, contendiente para playoffs lo sabremos el domingo que reciban a Indianapolis.

Con el regreso de Drew Brees, New Orleans se convierte en el equipo a vencer en la Conferencia Nacional. San Francisco no se queda muy atrás, pero en un duelo frente a frente tengo que ir por Brees sobre Garoppolo. Si nada cambia en lo que queda del año, esta debe ser la final de la Conferencia Nacional. Antes de eso, se medirán en la Semana 14, en el Superdome. La línea ofensiva de New Orleans, y la línea defensiva de San Francisco, son quizás las mejores en su categoría en la NFL. New Orleans ganó todos sus partidos, cinco, con Teddy Bridgewater al frente y los dos últimos sin Alvin Kamara. Bridgewater se ganó el derecho a tomar el lugar de Brees cuando éste decida retirarse.

La mayor indicación de la diferencia de nivel entre ambas conferencias la vimos en el partido Philadelphia vs Buffalo. Philadelphia es posiblemente el octavo o noveno mejor equipo en la NFC. Buffalo está entre los mejores cinco de la Americana. Me había subido al camión de los Bills con boleto de primera clase pagado, pero volvieron a decepcionar. Siguen teniendo una defensiva de buen nivel, pero sin ayuda de una ofensiva que carece de receptores y tiene a un quarterback en proceso de desarrollo, terminaron siendo atropellados por tierra. Del otro lado, me sorprende que Doug Pederson, teniendo a un Carson Wentz inconsistente, no base su ataque, por lo menos a corto plazo, en un ataque terrestre que demostró ser devastador contra Green Bay y contra los Bills. Será interesante ver que filosofía sigue el resto del año.

Finalmente, Matt Nagy ha sido criticado duramente por no tratar de mejorar la posición de terreno y darle a Eddie Piñeiro un intento de gol de campo más cercano. Le pidió a Mitchell Trubisky que se arrodillara y dejara transcurrir casi todo el tiempo que restaba en el partido antes de pedir un tiempo fuera e intentar el gol de campo. Como saben, Piñeiro falló. Estuve en ese tipo de situaciones muchas veces durante mi carrera en la NFL. En una ocasión, Bill Parcells me dijo que tomaríamos un castigo por retraso del partido perdiendo cinco yardas. Es muy difícil que un pateador profesional o amateur, convierta todos sus intentos, pero los que no se pueden fallar son aquellos dentro del último minuto del partido. Algo así como sucedió con Adam Vinatieri contra Denver.

Hasta la próxima.