Tenis
Por Tomás Rodríguez Couto 1y

Pedro Cachín a ESPNTenis: "Con los mortales las diferencias se achican, pero tenés que ser un diferente"

Momentos de experiencias nuevas para Pedro Cachín: calendario íntegramente de nivel ATP, con la posibilidad de jugar con los mejores del mundo semana a semana y con el adicional de formar parte del equipo argentino de Copa Davis por primera vez, más de una década después de haber jugado Sudamericanos y Mundiales Sub 14 y Sub 16 representando a su país.

Ya con otra madurez, el entrenado por Dante Gennaro fue el máximo ganador de Challengers en 2022 (fueron cuatro títulos, con otras tres finales), temporada en la que llegó a tercera ronda del US Open y segunda de Roland Garros (ingresando como lucky loser) para saltar 201 puestos, desde el 258° ATP, con el que arrancó el año, al 57°. Es un salto que cambia la vida del cordobés nacido en Bell Ville hace 27 y radicado en España hace más de ocho. Y todavía intenta digerir

“Te toque cuando te toque es lindo, si lo vivís a los 20, económicamente va a ser tremendo lo que podés llegar a generar en los próximos 10, 15 años pero mentalmente te agarra muy verde y no lo vas a poder dimensionar, a no ser que seas un crack. Es mucho lo que movés en tu entorno. Tu familia, tu gente se mueve alrededor y lo viven de una manera que se siente. A esa edad es difícil. A los 27 lo tomé con una emoción y naturalidad tremenda. No era algo imposible. Lo fuimos llevando. Dentro de la cancha estaba muy competitivo y fuera de la cancha me aislé bastante”, le confiesa, con aplomo, a ESPNTenis. “A los 20 me pasó lo de Sevilla (N. de R: en 2015, ganó el Challenger de esa ciudad), me metí 160° y no supe gestionarlo. Cuando me prestó plata un sponsor no la supe gestionar. Y me llevó un tiempo. Ya tengo mi plata y la gestiono como quiero, pero hay que revalidar todo el tiempo. Esas cosas me enseñaron”.

Te sentiste una multinacional en el cuerpo de 20 años.

Y los últimos cuatro torneos que jugué en 2022 no supe gestionar el estar 60° del mundo y dar la talla. Pero me hizo entender que la etapa la pasé. Jugué torneos, ahora tengo que ganar partidos en torneos grandes. No me veía con nivel aun habiendo hecho tercera ronda de US Open. El pensar ´dale, que sos bueno´. Tenía el miedo de perder fácil en los cuatro. Una vez en la cancha las diferencias se achican. Con los mortales las diferencias se achican. Pero tenés que ser un diferente. Lo que hace (Lionel) Messi no es normal. Hay que ser muy distinto. Yo trato de mostrar que es nuestro trabajo, aunque tiene visibilidad tanto para bien como para mal. Cuando los chicos jugaron Copa Davis (en Bologna, Italia) yo sentí que les fue como les tendría que haber ido porque se enfrentaron con jugadores mucho mejores que ellos. No era anormal lo que pasaba. Y les pegaban mucho a todos. Eso tiene nuestro trabajo. Gane o pierda la selección de futbol, son los primeros en querer ganar. Por la familia, por ellos. Nosotros lo mismo. Trabajamos para ganar y a nadie le gusta perder.

¿Llegaste a trabajar con psicólogo para entender todo esto?

Estuve cuatro años con psicólogo, hace dos terminé. Recién este año entendí un par de cosas que me decía sobre qué herramientas utilizar dentro de la cancha.

¿Por ejemplo?

En días malos, intento ser un espectador de mis partidos. Ser el opinólogo del protagonista, que soy yo. Eso me ayuda si estoy mal de actitud y de juego para cambiar. Hay que ser eficaz y rápido. Y sacarse el orgullo, sin insultar. Si querés lo mejor, decirte las cosas cómo son. Aceptar los errores y tomarlo de buena manera. Es muy grande el salto que di en cuestiones de rankings. Cuando me metí Top 100 en Todi las cosas que se me vinieron a la cabeza fueron, y entendeme lo que voy a decir, que no era tan difícil una vez que pasás todo lo que sufrís. Siempre teniendo un buen nivel, claro. Es dificilísimo. Pero estando 90° o 150° jugás los mismos torneos salvo los Grand Slam. El salto que di es muy grande porque ya juego los torneos de elite.

¿Cómo vivís este momento después de tu mejor año?

En 2019 vine a hacer la pretemporada por primera vez acá en la Argentina. Me dije ´si tengo que retirarme mañana, quiero probar una pretemporada siendo profesional en Argentina´. Vino la pandemia pero se entrenaba mucho mejor acá en verano, por eso la voy a hacer siempre en Argentina. Al ser bueno, el año se termina muy temprano si no jugás el Masters o Copa Davis. Gestionarlo no es fácil porque terminás el 5 de noviembre y no tenés nada hasta enero. El entrenar sin objetivo cercano es difícil. Hay que estar 100% mentalmente. Me vino bien para ver qué tratamiento tenía que hacerme porque jugué lesionado todo el año, con el tobillo muy mal. Desde que terminé en París estuve tres semanas sin tocar la raqueta por la lesión. Por supuesto que prefiero terminar así. El año pasado jugué hasta el 15 de diciembre y el 26 me fui a Australia. Después de haber parado en agosto, mi objetivo era entrar a Australia, aun con ranking congelado y haber arrancado el año 380°. En enero de 2021 era imposible pero casi llego al US Open.

Ahora se suma el debut por Copa Davis en Finlandia

Es un sueño obviamente, todos de niños la vemos por TV y nos ilusionamos con algún día por lo menos ir a verla en vivo, imagínate ser parte del equipo. Son pocos los que tienen la posibilidad a lo largo de la historia, ser uno de ellos me llena de orgullo y ganas. Imagino que será difícil, por el rival, superficie y de visitantes. Al margen de que seguramente todo debut en Copa Davis es complicado, me tomaré un tiempo para preguntarle al Capitán (Guillermo Coria) y a gente que pasó por lo mismo, qué sugieren hacer y cómo llevarlo de la mejor manera. El resultado será consecuencia. Nosotros vamos a ir a ganar y darlo todo, como siempre lo hacemos en nuestro día a día.

¿Y cómo imaginás tu 2023 en el circuito?

Estoy en proceso de gestionarlo. Mi idea es llegar y dar la talla. Hacer buenos torneos desde lo competitivo. Si te quiebra (Daniil) Medvedev no dejarte ir, jugarlo. No te regalan nada. Tenés que proponer todo el tiempo. Metiendo la bola, con la devolución, o tirando winners. Se regala mucho menos con errores. Ese nivel se nota y hay que acostumbrarse para pertenecer, a jugar en canchas más grandes. Es una cuestión de perspectiva, con lo que hay en el fondo. Pero para mí cambia. En la Central de París Bercy la cancha es gigante, la tribuna, el espacio atrás de la cancha la hace muy chiquita y te perdés. Hasta que agarrás el ritmo te pasan los games. Hay días que hacés 15 aces, otros días hacés 0 porque ves la red diferente.

¿Cómo ves el trabajo de la ATP en otras cuestiones?

Tenemos poco que aportar. Ni hablar si sos jugador de Challenger. Ustedes se piensan que yo tengo el teléfono de Felix Auger Alliasime (formó parte del Player Council hasta 2022) y piensan que me va a contestar. Pero no hablo mal de él. Es normal porque le llegan mil mensajes, tiene que entrenar, hacer mil cosas y se les pasa. Por eso hay que hacerlo diferente, no sé cómo. Pero no siento que me representan por la manera en la que se hacen las cosas. Es difícil gestionar las peticiones. Siendo 55° del mundo le pediría al Peke (Schwartzman) que haga una petición. Y te hablo siendo 55°. No 400°. Falta una línea más directa. No pretendo que Andy Murray me conteste, es imposible. Pero algunas cositas se pueden cambiar. En Viena no se podía entrenar, éramos muchos para tres canchas. En ese aspecto no crece la ATP. Pero interesa el show y que juguemos bien.

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