Probablemente la temporada 2023 será inolvidable para el tenista chileno Nicolás Jarry (19°), quien gritó dos veces campeón, ascendió 133 puestos en el ranking mundial, escalando desde el ordenamiento 152 hasta el 19, y festejó tres triunfos ante jugadores situados en el Top 10.
Pese a iniciar el curso cediendo en su estreno en el Challenger de Canberra, el nacido en Santiago, hace 28 años, logró afirmarse en el máximo nivel al superar la etapa clasificatoria en Australian Open, competición en la que cayó frente al estadounidense Ben Shelton, y en Río de Janeiro, donde alcanzó las semifinales, instancia en que se cruzó contra el español Carlos Alcaraz, quien lo batió en tres mangas y le negó su primer encuentro decisivo desde 2019, cuando se consagró en Bastad, Suecia, al derrotar al argentino Juan Ignacio Londero.
Precisamente en tierras brasileñas reencontraría su nivel ideal, olvidando el doping positivo registrado en 2020, que lo apartó 11 meses de la práctica profesional, y la reciente eliminación en la Qualy de Buenos Aires, al hilvanar cinco alegrías, todas en sets corridos versus tenistas mejores sembrados, producto de los festejos ante los albicelestes Camilo Ugo, Juan Manuel Cerúndolo y Sebastián Báez, el italiano Lorenzo Musetti y el español Pedro Martínez, que le permitiría regresar al Top 100 luego de prácticamente tres años, subiendo hasta la posición número 87.
No obstante, el lungo, de 198 centímetros, no se conformaría y redoblaría la apuesta en su ciudad natal la semana posterior, período en que encadenaría victorias contra el peruano Juan Pablo Varillas, el argentino Diego Schwartzman, el alemán Yannick Hanfmann y el español Jaume Munar, citándose ante el albiceleste Tomás Etcheverry, rival que le complicó la tarde al forzar el tie break en las dos mangas iniciales, adueñándose de la primera y obligándolo a remontar el encuentro para cerrar con un contundente 6-2, levantar su segundo trofeo ATP, ambos sobre polvo de ladrillo, y ascender nuevamente en el ordenamiento, esta vez hasta la ubicación 52.
En los dos meses entrantes, el nieto del histórico Jaime Fillol menguaría su performance al perder en su debut en Marrakech, Madrid y Roma, en segunda en Barcelona y en octavos de final en Montecarlo, torneos en los que afortunadamente no defendía unidades y no le significaron un descenso considerable en el ranking.
A fines de mayo encontraría una regularidad que mantendría hasta fines de temporada, porque en Ginebra, Suiza, emularía su desempeño en la arcilla sudamericana y superaría al serbio Dusan Lajovic, al neerlandés Tallon Griekspoor, al noruego Casper Ruud, al alemán Alexander Zverev y al búlgaro Grigor Dimitrov para alzar su tercera copa y continuar con su meteórica escalada, subiendo hasta el escalafón 35, totalizando su mejor registro histórico.
Ya en la arcilla de Roland Garros firmaría una actuación destacada, clasificando por primera vez a octavos de final de un Grand Slam, etapa en que Ruud frenaría sus ilusiones al ignorar las alegrías previas versus el boliviano Hugo Dellien y los estadounidenses Tommy Paul y Marcos Giron, que le permitieron ascender siete peldaños más, es decir, hasta la ubicación 28, batiendo su marca personal.
Aunque no lograría situarse nuevamente entre los cuatro mejores de una competición, Jarry continuaría rompiendo sus propios antecedentes, esta oportunidad respecto al césped, superficie en que accedería por primera vez a cuartos de final, ronda en que el alemán Alexander Zverev desterraría sus esperanzas en Halle, tras derrotar al francés Corentin Moutet y al griego Stefanos Tsitsipas, contricante que le permitió rubricar la tercera mejor celebración de su carrera.
En la misma sintonía, el expupilo del español Juan Ozón, entrenador que sorpresivamente cortó la relación laboral a finales de noviembre, pisaría tercera ronda de Wimbledon y US Open por primera ocasión, Majors en que Alcaraz, que debió batallar para prolongar su estadía en Londres, y el australiano Alex De Miñaur, quien aprovechó las impresiciones del trasandino, respectivamente.
El representante chileno en Copa Davis, competencia en la que registró alegrías ante Suecia y Canadá, y una tristeza contra Italia, no abandonaría la senda protagonista al batir nuevamente a Tsitsipas, en su debut en Pekín para sumar su séptima satisfacción contra tenistas Top 10, tercera durante 2023, segunda frente al helvético, incluyendo la sorpresa frente a Ruud en cuartos de final de Ginebra.
De esta manera, el actual número 19 del planeta se aseguró terminar el 2023 como el mejor tenista sudamericana del ranking ATP, contribuyendo para que cuatro representantes latinoamericanos digan presente entre los mejores 30 por primera vez en 16 años, adicionando motivos para fantasear con un 2024 aún más productivo, que amplíe su palmarés profesional para codearse entre los grandes jugadores.