Rafael Nadal es el hombre del momento en el circuito profesional. En esta ocasión no lo es por logros o partidos memorables, sino por lo que fue su regreso a la competición oficial en el ATP 500 de Barcelona, donde cayó en la segunda ronda ante Alex De Miñaur (11° del ranking mundial) en sets corridos.
Tras el torneo, el mallorquín blanqueó que muy posiblemente este iba a ser su último año en el tour. "Lo positivo es que he podido jugar una vez más. Hace una semana pensaba que no lo iba a poder hacer, la segunda cosa positiva es que terminé el torneo sin lesionarme. Tuve que tomar precauciones pero lo he conseguido", dijo Rafa a Teledeporte.
Luego, siguió: "La pena es que no he podido jugar lo que quería para poder ganar el torneo, he tenido que jugar con el freno de mano muy puesto. No es fácil porque va en contra de mi forma de entender el deporte. Jugué contra un rival de primer nivel (De Miñaur), ha hecho un paso adelante en su nivel, sabía que el partido estaba acabado cuando perdí el primer set".
"Estaba hablado con mi equipo de que no podía luchar un partido a una intensidad alta durante dos horas y media, que era lo que necesitaba cuando perdí el primero. Necesito ganar el primer set para tener opciones de ganar. Luego en el segundo había algo vital en mi cabeza que era no hacerme daño", cerró.
Nadal tiene como objetivos cerrar la gira en polvo de ladrillo disputando los torneos del Masters 1000 de Madrid y Roland Garros.
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