Carlos Alcaraz, el mejor tenista del mundo, también es un buen golfista y la práctica de este deporte le sirve para desconectar por momentos de lo que es su día a día con la raqueta.
Es habitual verlo compartiendo green con miembros de su equipo, su entrenador, Juan Carlos Ferrero, entre ellos; con amigos y con 'celebrities' (durante el US Open que acabó conquistando en Nueva York lo hizo con Sergio García).
Seguramente de no haber sido profesional del tenis lo hubiera intentado en este otro deporte que traslada a su actividad cotidiana. No en vano, festejó sus partidos ganados en Flushing Meadows, incluyendo la final que venció a Jannik Sinner por 6-2, 3-6, 6-1 y 6-4, simulando con su raqueta un drive al hoyo (foto).
El golf es una vía de escape, una terapia que le hace descargar las tensiones propias de un campeón. Con el swing y el putt en los campos se siente muy a gusto, igual que con la derecha y el revés en las courts de tenis, y, según la Real Federación Española de Golf (RFEG), ya presenta un hándicap de 11,2.
Esto es que necesita esa cantidad de golpes por encima del par del campo para completar los 18 hoyos. Para los golfistas de nivel amateur el hándicap, que controla cada federación nacional parte del 0 y llega hasta al 54 para los principiantes y, cuanto más bajo sea, más cualificación tiene el que lo firma.