CLEVELAND -- Al comienzo del entrenamiento de pretemporada, Franmil Reyes alcanzó a escuchar que uno de los asistentes del clubhouse de los Cleveland Indians comentó, mientras limpiaba las pelotas de béisbol, que éstas no volarían tanto este año.
“Él estaba diciendo: ‘¡Oh, estas bolas no viajarán más!’”, recordó el pelotero dominicano. “Y en su oído comenté algo como 'vamos a ver cuando Franmil les pegue. Vamos a ver si llegan lejos”.
Luego, Reyes se rio y mostró su gran sonrisa, tan grande como su swing.
El miércoles, en un duelo de pretemporada, Reyes encontró un lanzamiento de Taylor Widener, de Arizona Diamondbacks, e hizo que la pelota viajara, por el aire delgado del desierto, hasta impactar una pizarra detrás del jardín central del parque de Goodyear.
Fue uno de esos batazos que saca la pelota de cualquier parque, de los que hablan los peloteros durante días.
“Ése fue un swing realmente bueno”, comentó Terry Francona, el manager de los Indians. “No me importa qué época del año sea. Fue un buen swing”.
Antes de correr hacia la inicial, Reyes hizo una pausa breve para apreciar la trayectoria de la bola. Satisfecho, soltó el bate y comenzó su trote hacia home.
“Al fin”, dijo Reyes. “Le pegué a la pizarra, pero no a la de Cleveland”.
Esa tarea está pendiente.
El afable Reyes espera descargar garrotazos que obliguen a usar la cinta métrica durante esta temporada con los Indios, que necesitan otra fuente de poder en la parte intermedia de su orden al bate, tras negarse a renovar el convenio del dominicano Carlos Santana y luego de ceder en canje al campocorto puertorriqueño Francisco Lindor, dos de sus toleteros más productivos.
Reyes llegó a Cleveland en 2019, procedente de San Diego Padres, como parte de un canje entre tres clubes que envió a Trevor Bauer a los Cincinnati Reds. Necesita más consistencia este año, luego de un 2020 que comenzó de manera promisoria, antes de que sus números decayeran.
Hace exactamente un año, el jugador de 25 años pulverizó la pelota en la pretemporada. Parecía encaminado a una gran campaña antes de la pandemia, que paralizó el béisbol por tres meses
Reyes regresó a República Dominicana, donde no tuvo prácticamente la oportunidad de practicar en serio.
Cuando la campaña se pudo inaugurar en el verano, Reyes pareció extraviado. En agosto lució un promedio de .313, siete jonrones y 22 producidas. Luego abrió septiembre conectando de 5-5 y pegando hit en ocho turnos consecutivos.
“Sinceramente, cada año digo que aceptaré lo que Dios quiera”, dijo Reyes. “Lo que ha de pasar pasará. Si yo pudiera controlar dónde va a ir la pelota, probablemente tendría un promedio de 1.000, ¿cierto?. Puedo controlar estar listo para cada turno y tratar de conectar bien la pelota en cada ocasión”.