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Para Sebastián y Gabriela Fundora perseguir campeonatos de boxeo es algo familiar

Nota del Editor: Este texto se publicó originalmente el 7 de octubre de 2022

COACHELLA, Calif. -- Dos banderas ondean en lo alto de un poste, frente a una casa de una sola planta ubicada en el Valle de Coachella. La familia Fundora eligió vivir aquí, a la sombra de las montañas que encajan en el horizonte en todas direcciones, debido a la familiaridad que ofrece y la tranquilidad que pueden encontrar. Esas banderas significan mucho.

En la parte superior se encuentra una bandera estadounidense. Siempre está presente. La otra, que va y viene, es más personal. Más familiar. La bandera tiene impresas varias siluetas de boxeadores que miran al frente, la izquierda y la derecha. La frase escrita en la bandera forma parte de la razón por la cual la familia Fundora reside en California, como parte del plan creado hace casi diez años por el patriarca y que gira en torno al objetivo de la familia dentro de una disciplina deportiva que ha abarcado sus vidas.

Dinastía boxística.

Es la creencia que todos portan y que Freddy Fundora ha intentado manifestar para convertirla en una creación. Cuando la bandera de la dinastía ondea fuera de su hogar de color arena, significa que están dentro del campamento de entrenamientos.

Los Fundora se mantienen constantemente entrenando. Gran parte del mundo de los Fundora gira en torno al boxeo. Es el nexo que unía a la familia cuando los niños eran pequeños, a través de los largos viajes en la furgoneta blanca de 12 pasajeros de Freddy, apodada "El Intimidador", que no tenía aire acondicionado, pero sí suficiente espacio para que los cuatro Fundoras que peleaban en aquel momento tuvieran su propia fila.

Los dos miembros de la familia que actualmente boxean como profesionales tienen la oportunidad de hacer realidad el lema de la bandera familiar. Sebastián Fundora es uno de los mejores púgiles del mundo en el peso súper wélter, actualmente ubicado en el segundo puesto de la división en los rankings de ESPN y poseedor del título mundial interino del CMB. Su hermana menor Gabriela ha sido profesional durante poco más de un año y ya suma nueve combates en su haber. Tiene ocho triunfos (cuatro por nocaut) y la novena pelea terminó sin decisión.

Sebastián y Gabriela siempre han estado en la esquina del otro, tanto en sentido literal como figurado, ya que frecuentemente sirven como segundo o tercer par de ojos para Freddy, su entrenador, en las noches de pelea. Este sábado será un poco distinto. Por primera vez, Gabriela y Sebastián combatirán en el mismo programa (Showtime, 10 p.m. hora del Este para Estados Unidos y ESPN Knockout por Star+ para Suramérica). Sebastián cerrará la velada en el evento estelar contra Carlos Ocampo. Gabriela abrirá el segmento televisado del programa boxístico enfrentándose a Naomi Arellano Reyes, y tentativamente estará en la esquina de su hermano esa misma noche. Un triunfo de Sebastián lo mantendría enrumbado para verse las caras contra el campeón indiscutible Jermell Charlo. Para Gabriela, una victoria mantendría su veloz ascenso hacia una oportunidad de pelear por un título mundial.

Ambos hermanos esperan que, aparte de alimentar su historial familiar, éste sea el primero de muchos eventos similares.

"No me importaría", afirma Sebastián. "Obviamente, a ella eventualmente le gustaría pelear en su propio programa. En este momento, le daré todas las oportunidades que pueda. Sin duda, le daré una plataforma".

"Hay mucha gente que quiere [pelear en mi programa], pero tengo a mi hermana. Quiero poner a mi hermana allí".

¿Ganar títulos en la misma noche? Todo un sueño. ¿Pelea estelar y coestelar en veladas futuras? Es una realidad tentativa. Sebastián está dispuesto a combatir en un evento coestelar si eso ayuda a que Gabriela tenga la oportunidad de disputar un título mundial en la estelar.

Ha sido un largo trayecto hasta este lugar, en el que la familia ha cruzado todo Estados Unidos durante varios años, llevándolos de Florida hasta California, en un periodo en el que Sebastián y Gabriela consideraron pelear en los Juegos Olímpicos antes de hacerse profesionales. Fue un trayecto iniciado por un padre amante del boxeo y cuyo arriesgado plan fue sostenido por la creencia inquebrantable de una familia, segura de que Freddy Fundora haría su sueño realidad.

CONSIDERANDO TODAS LAS COSAS que hay en el jardín de los Fundora, en realidad es algo pequeño. Freddy y su esposa Monique han aprovechado su espacio al máximo. Alrededor del lado izquierdo de la casa encontramos un cuadrilátero de boxeo para hacer sparring, bolsas de velocidad y con peso, equipamiento de cardio y pesas. Un afiche de gran tamaño con las fotos promocionales de las peleas de Sebastián flota a las afueras del cuadrilátero.

Un techo improvisado cubre el cuadrilátero con lona negra y la zona de entrenamiento. Este es el desierto, así que hay que hacer lo que se debe para mantenerse fresco. En la parte trasera hay una barbacoa y un jardín de grama falsa para que jueguen sus cuatro perros. A la derecha, hay una pequeña segunda vivienda con dos habitaciones, un baño y cocina para que los compañeros de sparring de Sebastián o Gabriela se queden, si los Fundora quieren tener competidores que viajen desde distancias alejadas del Valle de Coachella. Un poco más allá hay otro pequeño espacio verde: el hogar de los dos patos "muy mimados" de Gabriela, Daffy y Donald.

Allí es donde comienza la lucha de los hermanos por alcanzar títulos, a menos de 100 pies de su cocina, con las ventanas de sus habitaciones dando a los implementos de gimnasio. La mayoría de los boxeadores consiguen su espacio en gimnasios alejados de casa. A veces los Fundora también lo hacen; sin embargo, éste es su santuario.

La visión de Freddy incluía crear un complejo boxístico donde todo puede ocurrir en el mismo espacio. Eventualmente, Freddy quiere tener un espacio más extenso, pero éste sirve por los momentos. Se adapta bien al estilo de vida de la familia. Mantiene las cosas simples y estrechas. Las únicas personas en las que puedes confiar de verdad, en cierto modo, son tus familiares. Esa es la creencia que Freddy inculcó en su familia. No todas las familias son así, pero los Fundora creen en el tiempo familiar al máximo, todo el tiempo.

"Nunca creí que mi estilo de vida era raro. Creía que los demás eran raros por eso, sinceramente", afirma Sebastián. "Creía que era verdaderamente raro porque ves las series de televisión y son irreales, pero ves 'Tres por Tres' y supones que así son las cosas. Así me criaron a mí".

"Así nos criaron a todos porque somos familia. Esa es la única gente que pueden entenderte de verdad y en quienes puedes confiar".

Los Fundora lo hacen todo juntos. Gabriela, de 20 años, no tiene licencia para conducir. Su teoría: si debe salir, Sebastián (24 años) o uno de sus padres le pueden llevar. Son raras las ocasiones en las que Sebastián y Gabriela no están cerca el uno del otro.

Con ambos hermanos Fundora peleando este fin de semana, las sesiones de sparring para ambos combates se convirtieron en procesos de varias horas. Aparte de los entrenamientos en el jardín, Freddy, Sebastián y Gabriela se subieron a la camioneta blanca del primero y viajaron dos horas desde Coachella hasta South El Monte tres veces a la semana para combatir varios asaltos.

Cuando Gabriela hace sparring, Sebastián se sienta a ver. Mientras Sebastián hace sparring, Gabriela juega en su teléfono (tiene una obsesión leve con TikTok) y saca un bocadillo de la nevera que Monique preparó para los tres, con suficientes almuerzos para varios días. Gabriela se sienta, con la mano derecha en la barbilla, y observa a Sebastián cuando no está absorta en su teléfono.

Gabriela sigue aprendiendo cosas cuando ve a su hermano hacer sparring, a pesar de que han compartido gimnasios por varios años. Forma parte de su conexión peculiar. Se entienden mutuamente lo suficiente, hasta el punto de que un intercambio de miradas puede convertirse a veces en conversaciones completas. Conocen los gestos del otro, tanto en el cuadrilátero como en la vida.

"LA GENTE DICE QUE SOMOS mellizos, casi", afirma Gabriela conteniendo las risas.

Ese es su chiste actual, que comenzó porque algunas personas que no conocían a los hermanos (incluyendo periodistas) les preguntaban qué se sentía ver pelear a su gemelo. Al inicio, corregían a la gente. Ahora, piensan que, si la gente no hizo la investigación previa, no se molestarán en corregirles. Sebastián y Gabriela se divierten con ello.

Ahora bien, ambos tienen suficientes similitudes al punto de que no es descabellado creer que son gemelos. Son sumamente corteses con todo el mundo; pero, si los hallas en el ambiente apropiado, no dejarán de intercambiar burlas entre ellos y, si sienten un nivel de comodidad apropiado, con quien quiera que los visite. Gabriela le contará a Sebastián sobre todo su día, sin dejar detalles por fuera, porque a Gabriela le gusta hablar. Entonces Sebastián, que lo escuchó todo, dejará su teléfono para verla de forma críptica: "Oh, ¿qué me dijiste?"

En una reciente visita a la tienda por departamentos Marshall's, alguien se acercó a Sebastián para preguntarle por qué compraba en una tienda de bajo costo, ya que era alguien famoso. Dos cosas: la primera, Sebastián Fundora disfruta de una buena ganga. La segunda, Sebastián no ha alcanzado ese nivel de fama. Esto le dio a Gabriela la oportunidad que ella buscaba.

"Gabi estaba justo al lado y dijo: 'Él no es nada especial'", rememora Sebastián. "Un buen recordatorio".

La realidad de ese recordatorio podría ser fugaz. Cuando salió de una sesión de sparring en South El Monte con Gabriela y Freddy durante este campamento, cuatro niños se acercaron a Sebastián. Le pidieron fotos. Él accedió. Mientras tanto, Gabriela y Freddy esperaban en la camioneta para conducir de vuelta a casa.

Todo esto siempre ha formado parte del plan.

Sí, la dinámica familiar es fuerte (Freddy también tiene un humor sarcástico, el mismo sentido de la oportunidad y observación que caracteriza a sus hijos) y mantenerse humildes mutuamente es producto del amor.

Pero la atención está presente. El renombre. De cierta forma, esto era lo que Freddy ansiaba para sus hijos si éstos decidían perseguir una carrera boxística.

A PESAR DE QUE FREDDY, que nació en Cuba y emigró a California cuando tenía 5 años, pasó la mayoría de sus primeros años en Florida, tiene raíces que se extendieron hasta California. Siendo niño, su familia iba y venía desde California, incluyendo el Valle de Coachella, hasta Florida. Ese vaivén se mantuvo hasta que la familia se asentó en West Palm Beach.

Freddy no recuerda con exactitud cuándo empezó a boxear: siempre ha formado parte de su vida. Combatió como amateur y profesional. Contrajo nupcias. Tuvo cuatro hijos con su primera esposa. Se divorciaron. Se hizo con la custodia plena de sus hijos. Poco después, laborando como entrenador de boxeo y sin ganar suficiente dinero para mantenerse él y sus hijos, Freddy empezó a conducir un taxi en el área de West Palm Beach para ganar dinero extra.

Un día, Freddy ingresó a la oficina de un odontólogo para recoger a una persona que había programado una carrera. Vio a una dama en la sala de espera y le preguntó si esperaba por un taxi. Respondió negativamente. Freddy, siempre dispuesto a conversar y vestido con una camisa hawaiana que aún posee y pantalones cortos de caqui, empezó a hablar mientras esperaba a su pasajero.

"Bastaba con que fuera extravagante y sacara a relucir su sentido del humor", dijo Monique. "Yo no era extravagante. Era bravucona".

Su pasajera, una adulta mayor, finalmente llegó a la sala de espera. Freddy le ayudó a salir, y luego le pidió que esperara un minuto. Volvió al consultorio odontológico. Le preguntó a Monique si era soltera, casada o divorciada. Monique le respondió: "Ninguna de las anteriores". Freddy le pidió su número telefónico. Monique accedió y le dio su número basado en el área de Tampa.

Monique acababa de terminar su servicio militar; formó parte de las Fuerzas de Seguridad de la Fuerza Aérea de Estados Unidos e hizo varias giras por el extranjero, incluyendo una en Kuwait. Su padre había fallecido recientemente, por lo que permanecía acompañando a su madre en Wellington, Florida.

Freddy creyó que Monique le había dado un número falso, ya que se ubicaba por fuera de la zona. Llamó de todos modos y preguntó por Mónica. Monique, que no le gusta andar con rodeos, respondió: "El nombre es Monique". Dejando a un lado la complicada presentación, Freddy la invitó a cenar. Ella tenía otros planes, pero accedió a ir con él por una bebida.

Fueron a Wet Willie's y pidieron una hamburguesa con queso y aros de cebolla. Después fueron a un club nocturno cuyo dueño conocía a Freddy (Freddy era su entrenador de boxeo) y les hizo entrar. Y luego otro club, cuyo bartender Freddy conocía a través del boxeo.

Pero sí lograron conectar. Transcurrido un mes y molesta por la transición de la vida militar a pasar a vivir con su mamá, Monique se mudó junto a Freddy. Eso fue hace dos décadas y han estado juntos desde entonces. Monique funge de madre de los cuatro hijos de Freddy de su primer matrimonio, más dos entre ambos.

"Mi padre sabe cómo hacer las cosas", dijo Gabriela mientras escuchaba a sus padres contar de cómo se conocieron. Monique, quien boxeó brevemente en un intento por lograr que Gabriela practicara el deporte y ha estado envuelta en muchas facetas del boxeo desde poco después de conocer a Freddy, ha sido clave en todo el plan.

CUANDO TODAVÍA VIVÍAN en Florida, los Fundora pasaban parte de cada verano en el Valle de Coachella. Eran los tiempos en que se llevaban la camioneta a todos lados. La primera pelea de Sebastian fue en Florida. Gabriela estaba en el Valle, pero la familia todavía vivía en Florida.

Un verano, usando apenas un atlas, navegaron por carreteras secundarias e interestatales a través de los Estados Unidos, viajando de un torneo de boxeo a otro. El boxeo se convirtió en la actividad familiar. En un momento, los cuatro hijos mayores de Freddy estaban boxeando. Los cuatro han tenido al menos una pelea profesional. Pero Alberto, el mayor, y Freddy Jr., ahora en el ejército, ya no boxean competitivamente. Macho, el quinto hermano, entrena boxeo pero no pelea. El más joven, Fabi, comenzó a entrenar y ha manifestado su interés por pelear.

Cuando los cuatro hermanos mayores estaban activos en el boxeo, Freddy concibió un plan. Dirigía Rapid Fire Control Systems Inc., una empresa de protección contra incendios que fundó en 2005 en Florida. Monique trabajaba, todavía lo hace, en administración de empresas. Sebastián era un adolescente que se planteaba un futuro profesional en el boxeo. Gabriela también tenía suficiente talento como para que eso parecía posible para ella. Freddy decidió concentrarse solo en el boxeo, incluso con una esposa y seis hijos que mantener.

Así que Freddy cerró su empresa en 2011 y se mudó con la familia a Coachella. El motivo de la mudanza fue multifacético. Freddy había pasado aquí parte de su juventud, así que entendía el lugar. Era una ubicación centralizada: a tres horas de Los Ángeles, a dos de México, a poco más de cuatro de Las Vegas. El grupo de talentos en California para el boxeo era más activo y más grande. Las posibilidades de entrenamiento eran mejores, tanto en acondicionamiento como en combate.

"Lo vi muy claro", dijo Freddy. "Es: debes tener una visión y la visión es muy clara. Si puedes dudar de ti mismo, no lo harás".

Freddy dedicó todo al boxeo, a tiempo completo, sin parar. Compara la devoción de la familia por el deporte con ser una persona con una guitarra que se muda de Nebraska a Hollywood, persiguiendo un sueño. Sabía que si la familia iba a tener éxito en el boxeo, si el plan iba a funcionar, tenían que seguirlo en un lugar donde pudieran tener éxito.

Hay que estar dispuesto a hacerlo, creía Freddy, incluso si mantiene todo de manera fluida hasta que suceda. Freddy cita a las hermanas Williams, Serena y Venus, y la visión de los padres de las estrellas del tenis, Richard y Orascene. Sabía que estaba corriendo un gran riesgo, particularmente con Gabriela ya que el boxeo femenino en ese entonces no estaba ni cerca de donde está ahora. Podría haber sido un fracaso. Pero Freddy y su familia creyeron. Cualquiera que sea el sueño, dijo Freddy, tienes que tener este tipo de plan. Este tipo de obetivo.

Sebastián reconoció que el plan de la familia podría haberlo presionado, pero no fue así.

"No sabía todas las finanzas y todo", dijo Sebastian. "Pero sí, todos sabían que había un gran riesgo. Todos lo sabíamos. Pero funcionó. Y solo créanlo, como ya le he estado creyendo a mi papá".

"Quiero decir, sin eso, no estaría donde estoy ahora".


FREDDY SE SIENTA en la isla de la cocina de la familia, mirando su teléfono. Sebastián está cocinando tocino y huevos, Monique está preparando una taza de café muy fuerte y Gabriela está jugando con unos aguacates.

Es un martes por la mañana, poco menos de un mes antes de sus peleas. Gabriela y Sebastian ya completaron su primer entrenamiento del día: una carrera matutina. A mitad del día es la hora de la siesta, especialmente en pleno verano en el desierto. Volverán a hacer ejercicio más tarde en el día, ya sea en un gimnasio local o en el refugio del patio trasero que creó Freddy.

Pero ahora, están recordando. Gabriela hablaba tanto en la escuela primaria que su maestra llamó a Monique para pedirle ayuda para que dejara de hacerlo. Después de tres días más de que Gabriela interrumpiera a los maestros, Monique les dijo a sus otros hijos que le dijeran si veían a Gabriela hablando en momentos inapropiados en la escuela, y estaban observando a Gabriela cada momento que podían. La lección funcionó. Más o menos, porque Gabriela sigue siendo muy habladora.

"Por eso te contamos esta historia", dijo Sebastián. "Porque habla. Mucho".

Gabriela asintió con la cabeza y se rió. Casi todas las historias de la familia sobre ella vienen con algún tipo de comedia y la carcajada de Gabriela. Una vez hizo que toda su familia fuera a una conferencia de padres y maestros porque pensó que estaba recibiendo buenas noticias y que la iban a elogiar. Lo hizo sonar como si estuviera ganando un premio.

Toda la familia Fundora se sentó en el salón con la maestra, quien comenzó hablando de lo sociable que era Gabriela y de cómo tenía tantos amigos. Entonces la maestra mencionó que no le estaba yendo bien en inglés.

"Me hicieron quedar súper mal", dijo Gabriela. "Justo en frente de mí."

Freddy y Monique realmente querían a sus hijos en estas conferencias. De esa manera, los niños podrían defenderse, permitiendo que se escucharan ambas partes. Esto no sorprende a nadie que entienda a los Fundora.

Casi todo lo que hacen es en familia. El karaoke posterior a la pelea, un elemento básico de la familia Fundora, es algo común. Cuando salen a buscar comida, van juntos. Incluso cuando Monique no asiste a las peleas para quedarse en casa con sus dos hijos menores, Macho y Fabi, recibe una llamada de Freddy para avisarle que está de camino a casa.

Monique ofrece una perspectiva diferente de las peleas que ve en la televisión. Les cuenta a Freddy, Sebastián y Gabriela lo que han dicho los locutores y agrega sus propias críticas. Sus hijos saben que será honesta con ellos, y ella conoce a sus hijos y sabe cómo aceptan los comentarios.

Cuando Freddy, Sebastián y Gabriela llegan a casa después de una pelea, ella prepara un festín de comida antes de que comience el canto en la sala de estar. Aquí es donde los Fundora se sienten más cómodos. La sala de estar es donde Sebastian y Gabriela ven constantemente "Rick and Morty", y donde hace dos años, durante la pandemia, pasaron meses viendo cada episodio de "Adventure Time". Donde los logros de los niños, incluidos los honores escolares de colocación avanzada de Sebastián y Gabriela, cuelgan en las paredes.

La casa en Coachella es su laboratorio de entrenamiento y su lugar seguro. Es donde ha crecido su plan para una dinastía de boxeo. Los Fundora saben que son una familia más unida que la mayoría. Están bien con eso. Porque cuando miran a su alrededor, es fácil sentir comodidad. Incluso si algún día se mudan a un lugar más grande, este desierto, este estilo de vida, siempre será su hogar.