La vorágine negociadora se pareció a la de una buena subasta, tire y afloje, tire y afloje, hasta dar con el precio justo para la parte compradora. Quedó claro quien vendía y quien compraba. Y aunque parezca que ganaron todos, el que ganó fue uno solo. El que se fue con lo que siempre quiso comprar por el precio que siempre quiso pagar. Esta historia tendrá muchas maneras de contarla, pero al final del día Gennady Golovkin se salió con la suya y Saúl "Canelo" Alvarez tuvo que ceder su única carta disponible.
La forma en que todo sucedió, nos da buenas pistas sobre el momento comercial del tapatío. Su realidad cambió abruptamente y seguramente las últimas semanas le sumergieron en un fastidioso baño de realidad.
GGG le impuso sus números y cuando Canelo creyó que esos números eran un insulto a su protagonismo, descubrió que su protagonismo había cambiado. Tal vez, no fue Golovkin el que se lo hizo ver, tal vez fueron las opciones B (Daniel Jacobs) y C (¿?), que pidieron más de lo imaginado. O sea, el 15 de septiembre solo Golovkin redime a Canelo y le permite una buena bolsa.
Les costó sangre, sudor y lágrimas, hasta que terminaron aceptando esa realidad y por fin habrá segunda pelea.
“SIN GOLOVKIN NO HAY PARAISO”
Fue como la crónica de un acuerdo anunciado. Después del clembuterol, después de las idas y venidas, después de las pérdidas económicas del kazajo, después de la caída en picada de la imagen de Canelo, después de tantas intrigas, después de tantos después, solo hubo un rubro inamovible durante todos estos meses: la determinación de GGG para negociar amparado a su conveniencia.
Siempre tuvieron clara su posición y jugaron a la carta más alta todo el tiempo sin necesidad de mostrar su juego. De antemano tenían claro que en orden de necesidades, esta vez Canelo necesitaba más a Golovkin, de lo que el kazajo necesitaba al tapatío.
¿Qué hubiera ocurrido sin acuerdo? En primer lugar, no olvidemos que el campeón es quien acepta retos y el campeón es uno solo: Golovkin. Pese a que le quitaron el título de la FIB, sigue siendo el hombre a vencer en los medianos. O sea, para la generación actual de aspirantes al primer lugar, el camino directo hacia la gloria es enfrentar y vencer al kazajo.
Y es verdad que Canelo sigue siendo la figura comercial, más allá de que no tenga cinturones. Ese es su problema, todo, absolutamente todo lo que negocie Canelo y su equipo se basa en dinero, en ventas de PPVs, en ventas de boletos. Y de esa realidad parten todas las preguntas.
¿Cuánto vale cada rival en la taquilla? ¿Cuánto le cuesta llevar ese rival al ring? ¿Cuánto rinde ese rival en las expectativas? Y lo más importante, ¿cuánto rinde comercialmente Canelo ante esos rivales y que expectativas reales genera el mexicano en este momento? ¿Alguien cree que iba a salir a buscar un buen rival para que les firmara un contrato en blanco y aceptara lo que se les ocurriera ofrecerle?
Vamos por partes. Oscar de la Hoya, en uno de los anuncios sobre “no hay pelea”, puso varios nombres sobre la mesa. Inicialmente el rival sustituto sería Daniel Jacobs, luego sin mucho entusiasmo citaron a Billy Joe Saunders para terminar en la alternativa de la casa, Gary O’Sullivan.
Con Jacobs no habría títulos en juego ni tampoco aquella pasión desmedida por verlo en acción. Jacobs no tiene respaldo (números de HBO), está en horas bajas, se le pasó el cuarto de hora y para colmo, en pleno declive boxístico de su carrera. Eso nos lleva hacia una sola conclusión, con un promotor hábil como Eddie Hearn manejando su carrera, es seguro que habrán cotizado muy bien sus pretensiones ante la desesperación del equipo Canelo.
Lo mismo con Billy Joe Saunders, en Inglaterra tiene buen respaldo y tiene un título. Puede esperar que le ofrezcan sin vender su patrimonio y en el último caso, esta Jacobs para enfrentarlo en suelo británico.
Si no accedía a las demandas de GGG, a Canelo no le quedaban alternativas baratas entre los rivales decentes de la división y menos aún entre los aspirantes baratos como O’Sullivan. Los posibles números del PPV, sondeado el ambiente actual, los bajaron a tierra. O era Golovkin o era Golovkin.
Pero hay otras razones, tan o más importantes.
Toda la comedia mediática que provocó en estos meses el doble positivo de clembuterol y sus consecuencias, crearon un clima adverso para Canelo. Empezando por sus posibles rivales alternativos que le exigirían un control antidopaje estricto, amén de otras concesiones.
Eso se suma al posible fracaso comercial. La afición se cansó, se irritó y optó por mirar hacia otro lado. El protagonismo del mexicano perdió una altísima cuota de interés entre los fanáticos. Enfrentar a Golovkin, es el inicio del camino hacia la reivindicación, es la forma en que debe empezar a limpiar su imagen y reconquistar ese espacio perdido, más allá del resultado. Los boxeadores ganan y pierden en el ring, es allí donde crece o muere el interés que despiertan. Con Canelo no tenía por qué ser diferente.
El acuerdo, en definitiva, puede ser visto de muchas maneras, pero la terquedad de querer vender “a un precio, lo que perdió su precio”, no hizo más que fortalecer la autoestima e imagen de su rival. El que sale fortalecido es Gennady Golovkin, que se mantuvo firme a su guion: “si quieres ganar 50, insiste pidiendo 55 hasta el último segundo”, parece la táctica empleada.
¿Esto repercutirá en el resultado de la pelea? Es prematuro afirmar una u otra cosa, no obstante, es cierto que el llamado “round cero” se lo lleva el kazajo, que además arrancó al frente en las apuestas.
El mexicano deberá cargar en la alforja de su preparación, además de la irritación por algún acuerdo no deseado, alcanzado gracias a una imposición ajena, todo ese clima de sospechas que siempre causa una suspensión por consumo de sustancias prohibidas.
La pelea anterior fue muy disputada y terminó en empate. Es difícil arriesgar un resultado para la próxima, sin embargo han pasado tantas cosas en estos meses y tantas podrían ocurrir en estos meses que faltan hasta el 15 de septiembre, que si de algo estamos muy seguros es que será una pelea muy diferente a la anterior.
Por lo pronto, el asalto sin número, el round cero, ya se lo llevó Gennady Golovkin y eso no es poca cosa.