¿Necesitaba Max Verstappen rendir algún examen más para demostrar que es el mejor piloto de la Fórmula 1 en la actualidad? Seguramente no, pero tal vez alguien podía tener alguna duda. Para aquellos, el neerlandés dio una clase absoluta de manejo, velocidad, habilidad y talento para ganar el GP de Miami, quinta fecha del Mundial que se ve íntegramente por Star+.
El fin de semana del neerlandés en el callejero miamense se complicó en la clasificación, parte por culpa propia y otro tanto por la mala fortuna. Su error en el primer intento lanzado se combinó con el yerro de Charles Leclerc que obligó a terminar la Q3 para quedar condenado a partir desde el noveno lugar. ¿Qué hizo Max? Descolló. El equipo lo tiró a pista con neumáticos duros para el primer stint, contra los medios de la mayoría. Y voló. Comenzó una escalada maravillosa, en la que superó a Charles Leclerc, Kevin Magnussen, George Russell, Pierre Gasly, Carlos Sainz y Fernando Alonso, todo en 15 giros, para quedar segundo, detrás de su compañero Checo Pérez, quien había partido desde la pole.
Con estrategias distintas, el mexicano debió parar (cambió medias por duras) y el bicampeón quedó en punta. ¿Se cayó su rendimiento con el pasar de las vueltas por el desgaste de los neumáticos? Para nada. Siguió comandando el pelotón si dejar que su compañero de Red Bull se acercara a menos de 15 segundos. Bestial.
Max se detuvo en el giro 46, a 11 del cierre, y retornó detrás de Pérez, pero pegado. Nada pudo hacer el tapatío para contener al campeón, quien lo superó con claridad y comodidad para sellar un nuevo triunfo en Fórmula 1, el 38º en el historial (está a tres de igualar la marca del mítico Ayrton Senna).
Verstappen dio una clase total en Miami. Porque dominó la carrera de principio a fin, aun cuando no estaba en punta. Porque al ver su andar, sus tiempos y su escalada, se sabía que, de no mediar ningún inconveniente, se quedaría con el triunfo. Fue apabullante y le sirvió para dar un golpe sobre la mesa dentro de las huestes del team de Milton Keynes, especialmente después de haber perdido con Checo en Azerbaiyán. Pérez no se fue del todo feliz, porque largó desde la pole y tenía la gran chance de, si lograba el éxito, liderar la tabla del Mundial por primera vez.
“Fue una buena carrera. Traté de estar lejos de los problemas al principio y fui agarrando los autos uno por uno. Pude estirar la parada en boxes y después fue una batalla limpia con Checo. Lo de la clasificación fue frustrante, pero ganar una carrera desde la novena posición es muy bueno”, analizó Verstappen, quien estiró su ventaja al frente del campeonato.
Pérez se mostró frustrado por el primer segmento de la competencia: “El primer stint fue pobre y eso comprometió la carrera. Max fue perfecto y tuvo una gran victoria. Mi inicio con los medios fue muy pobre y Max tuvo un ritmo increíble”, analizó.
Mientras Red Bull se florea y pasea en cada Gran Premio, Fernando Alonso volvió a mostrarse en Estados Unidos como el mejor del resto. Nano subió al podio por cuarta ocasión en el año y se afirma en el tercer lugar del Mundial. De ahí para atrás, un mundo. Ferrari volvió a mostrar su endeble ritmo de carrera, con Carlos Sainz quinto y sufriendo en el segundo stint y Leclerc séptimo, luchando a brazo partido para poder superar a los Haas y Alpine. “No tuve nada de gripo con los neumáticos medios. Con los duros fue mejor, pero tampoco sirvió el ritmo”, analizó el monegasco. Parejo con la Rossa anda Mercedes, que no termina de levantar y se fue con el puñado de puntos que entregó el cuarto puesto de George Russell y el sexto de Lewis Hamilton.
Lejos de todo eso está Verstappen, quien dio una lección total en Miami.