Ferrari no gana para sustos. Cuando no es Charles Leclerc, un habitué en eso de romper el auto, llega el turno de Carlos Sainz. El español perdió el control de su SF-23 durante el tercer ensayo del GP de Canadá, novena fecha de Fórmula 1 que se vive por Star+ (no incluye México) y dañó mucho su máquina.
Las condiciones de la pista para la última sesión de prácticas fue muy complicada, parecidas a las que se vieron en el cierre de la segunda: mucha agua. El diluvio que cayó durante la madrugada canadiense se extendió el sábado y el asfalto recibió a los corredores completamente mojada y hasta con muchos charcos en los desniveles lógicos de un trazado semipermanente. De a poco, el pasar de los mismos autos iba escurriendo el agua acumulada y los equipos fueron apostando por el neumático intermedio, en detrimento del de lluvia extrema. Y llegó el error del madrileño.
Cuando se había cumplido media hora de ensayo, el ex-McLaren apretó fuerte el acelerador y cerró una gran vuelta, que lo ubicó en el segundo lugar, por detrás de Max Verstappen (el más veloz de la tanda). No bien selló su tiempo, Sainz llegó a la curva uno del trazado de Montreal y su SF-23 se espantó. Desde ese momento, el piloto fue un pasajero que nada pudo hacer para evitar la fuerte colisión contra las defensas. Primero, golpeó el frente de su Ferrari y su alerón se desprendió completo. Pero no quedó ahí. El auto pegó un latigazo y castigó la parte trasera.
Sainz se bajó del auto y se dirigió a su box con un gesto muy apesadumbrado. No bien ingresó en el garaje de Maranello ofreció disculpas a cuanto integrante del team se cruzó.
Para la Scuderia quedaba un trabajo muy grande para tratar de tener listo el auto del español para la clasificación. Mientras tanto, y como para llenar el vaso, el español fue citado por los comisarios deportivos de la FIA por haber bloqueado una vuelta de Alex Albon. Cartón lleno.
Ferrari lucha por tratar de ser competitivo con un auto que mostró muchas flaquezas en el ejercicio 2023. Y a eso, se le suma los yerros recurrentes de sus pilotos que obligan a trabajar contrarreloj y gastar dinero de presupuestos apretados.