El neerlandés llegó al receso del Mundial a 97 puntos del líder, Oscar Piastri, y con un rendimiento que lo tiene sin chances reales de competir por la corona.
Max Verstappen se instaló en el olimpo de la Fórmula 1, sitial del que ya nadie podrá quitarlo. El neerlandés enhebró cuatro títulos consecutivos (2021-2024), temporadas en las que ganó 53 de los 90 Grandes Premios disputados. Los éxitos que consiguió con Red Bull impresionan hasta al más pintado, pero los ciclos exitosos llegan a su fin. En la historia del Mundial hay ejemplos de sobra y 2025 es el año en el que el tetracampeón finalmente izará su bandera de rendición y deberá entregar la corona a un nuevo monarca. Los números todavía le dan a Max para soñar con el penta, pero el andar del RB21 con respecto a los poderosos McLaren es un cachetazo de realidad que desarticula cualquier anhelo. Las cifras son elocuentes: Verstappen no llegaba tan lejos de la cima del Mundial al parón de vacaciones desde 2018.
La tabla actual muestra a Oscar Piastri como líder, con 284 puntos, seguido por su compañero Lando Norris, con 275. Max marcha tercero, con 187, es decir, está a 97 unidades del australiano, una brecha gigante. El campeón apenas anotó 32 en las últimas cuatro carreras, la misma cifra que el puntero se llevó solo de Bélgica…
Verstappen tuvo su primera temporada completa con Red Bull en 2017. Ese año llegó al receso en el sexto lugar, a 135 puntos del líder (Sebastian Vettel). En 2018, otra vez ocupaba el sexto puesto, pero con una brecha de 108 con respecto a Lewis Hamilton. En 2019 fue tercero, a 69 del inglés. En 2020 no hubo receso en una temporada signada por la pandemia y un calendario absolutamente trastocado. En 2021, año de su primer título, llegó al parón como escolta de Hamilton, a ocho puntos. A partir de ahí, siempre arribó al descanso como líder: en 2022 con 80 de ventaja sobre Charles Leclerc, en 2023, con 125 más que Checo Pérez y el año pasado, con 78 por encima de Lando Norris.
El RB21 de 2025 potenció las falencias que mostró su antecesor, el RB20 de 2024, con el que ganó siete de las diez primeras carreas de la temporada, pero a partir de ahí el equipo perdió el rumbo del desarrollo técnico. La salida de personal clave de la escudería, incluyendo nada menos que a Adrian Newey, les pasó factura a los austríacos. El memorable triunfo de Max en el GP de San Pablo, en el diluvio de Interlagos, cortó una sequía de diez competencias sin vencer y sentenció el título. Eso solapó los males que tenía el auto y terminó de alejar los rumores que apuntaban a una salida del neerlandés de Milton Keynes.
El neerlandés largó en el puesto 17, tuvo una largada sensacional, aprovechó la parada en bóxes y terminó en lo más alto del podio. El piloto argentino perdió el control del auto en la vuelta 17 y terminó contra el muro.
Para 2025, todos los avances que había mostrado McLaren se confirmaron y desde Woking salió el abrumador MCL39, que ya ganó 11 de las 14 fechas disputadas. Verstappen hace lo que puede con su auto, que sufre con el grip y problemas de equilibrio, porque tiene una pequeña ventana de trabajo óptimo. De hecho, hace más de lo que da el RB21. Solo su cantera inagotable de talento y vehemencia le permitieron ganar en Japón y Emilia-Romagna. Un dato marca a las claras que solo el neerlandés puede hacer algo con ese Red Bull: de los 194 puntos que la escudería tiene en el Mundial de Constructores, 187 los logró Max… Los siete restantes son de Yuki Tsunoda, quien fue ungido como compañero del campeón a partir de la tercera cita, tras dos carreras muy opacas de Liam Lawson (degradado a Racing Bulls).
Tras una excelente maniobra en la largada, el piloto de Red Bull le arrebató el lugar a Piastri y fue el gran vencedor. Norris quedó segundo, delante de su compañero de McLaren. Colapinto mantuvo su posición y terminó 16°.
Con la pelea por el título 2025 archivada, otra vez comenzó el coqueteo de Mercedes y Toto Wolff, su director, para seducir a Verstappen. El neerlandés cerró el tema en el pasado GP de Hungría, cuando anunció que seguirá en Red Bull (tiene contrato hasta 2028 inclusive). La próxima temporada es, por ahora, un enorme interrogante porque se estrenará un nuevo reglamento técnico y se cambiarán los autos, los motores y las cubiertas. Nadie sabe a ciencia cierta qué equipo comenzará dominando. Por eso, para Max, firmar con otro equipo sería quedarse atado. Seguir con la marca de las bebidas energizantes le permitirá, en caso de no tener un auto competitivo, ejecutar cláusulas de salida al cierre de 2026 y poder elegir su futuro ya sabiendo a qué team debería mudarse para volver a pelear el título.
En el mientras tanto, a Verstappen le quedan todavía diez carreras de la temporada. Después de la clasificación de Hungría, decepcionado por la falta de performance, fue lapidario: “Tal y como van las cosas en este momento, no volveremos a ganar una carrera este año. Así son las cosas, es obvio. De todas formas, no puedo cambiar nada. Puedo enfadarme, pero eso tampoco hará que el coche sea más rápido. Los McLaren son cada vez más imbatibles”.
Un día después, tras finalizar noveno en Hungaroring, Max suavizó un poco su discurso: “Quiero mantenerme neutral para no caer en el optimismo ni el pesimismo excesivos. Ojalá podamos ganar algunas carreras, de hecho, lo hicimos dos veces. Pero es difícil. Hay que reconocer que McLaren ha hecho un trabajo fantástico desde el año pasado hasta ahora y desde nuestro lado, fue un poco más difícil. Durante unos cuatro años tuve muy buenos resultados, así que, el éxito va y viene”. El campeón está a un puñado de carreras de resignar su reinado.
