El inglés quedó lejos de mostrar su mejor versión en la primera parte de su temporada bautismo en Maranello.
La pomposa presentación de Lewis Hamilton en Maranello, el 20 de enero pasado, ya son imágenes en sepia. El inglés soñó desde pequeño con su desembarco en Ferrari, la única escudería con presencia perfecta en todas las temporadas de F1. El heptacampeón decidió hacer a un lado la comodidad de Mercedes, equipo con el que ganó seis coronas y marca con la que había estado ligado durante todo su paso por el Mundial (en McLaren, como motorista) y, a los 40 años, embarcarse en el desafío de lograr su octavo campeonato vestido de rojo. La empresa, en la previa, era compleja: la Rossa no gana el torneo de pilotos desde 2007 (Kimi Räikkönen) y de Constructores desde 2008.
En el ya larguísimo período de sequía, el team italiano se deglutió a dos grandes estrellas que llegaron para reverdecer laureles de los tiempos de Michael Schumacher: Fernando Alonso y Sebastian Vettel. El español debutó con victoria en Bareín en 2010, pero no pudo ir más allá de los subcampeonatos obtenidos en su primera temporada (error de estrategia en Abu Dhabi, fecha que cerró el Mundial), 2012 y 2013. El alemán, con sus cuatro títulos de Red Bull, llegó como la carta ganadora, pero tampoco funcionó: ganó 14 carreras y se tuvo que conformar con el 2 en 2017 y 2018.
Ferrari es distinto a todo. La presión de los colores del Cavallino tienen un peso específico enorme. El team tiene hinchas en todo el mundo y en su casa, Italia, hay tres cosas: la Selección, el Papa y Ferrari. El orden queda a elección de cada uno. El anuncio de la llegada de Hamilton se realizó un año antes del desembarco. La Scuderia lo recibió de buena forma: con el subcampeonato de Constructores de 2024 (se definió a favor de McLaren en la cita final) y con buenas perspectivas tras cinco victorias. Pero la SF-25 nació mal.
La mayoría de los equipos optó por una pasada en limpio de los chasis de 2024 para encarar el ejercicio 2025, el último antes del gran cambio de reglamento que se estrenará en 2026 y que traerá nuevos autos y motores. Enrico Cardile fue el responsable del diseño del auto de Ferrari para 2025, antes de dejar su cargo de director técnico para mudarse a Aston Martin. El italiano decidió cambiar el sistema de la suspensión delantera y pasó de pushrod a pullrod. La modificación generó problemas en el tren trasero y la altura del auto.
Ya sin Cardile y con Loic Serra a cargo, Ferrari trabajó para superar los problemas, pero tras consumirse 14 de las 24 fechas del año, todavía no lograron victorias. Y en el medio, Hamilton cargó con los platos rotos, con un andar complicado y lejos de su compañero Charles Leclerc. El monegasco está 10-4 arriba en clasificaciones y 12-2 en carreras. Leclerc consiguió una pole position (Hungría) y subió cinco veces al podio. Hamilton, en tanto, no logró avanzar más allá del cuarto lugar, obtenido en Emilia-Romagna, Austria y Gran Bretaña.
El punto más bajo del siete veces campeón del mundo se dio en las dos últimas carreras antes del parón de vacaciones: no superó la Q1 de Bélgica en dos clasificaciones (sprint y carrera principal) y en Hungría quedó 12º, mientras que su compañero se quedaba con el 1. Frustrado y apesadumbrado, el inglés fue lapidario con su trabajo: “Soy un inútil, un completo inútil. El equipo no tiene ningún problema, habrán visto el otro coche en la pole, así que probablemente tengan que cambiar de piloto”, dijo.
Su compañero Oscar Piastri llegó segundo, mientras que George Russell completó el podio. Franco Colapinto no tuvo una buena performance y finalizó 18º.
El inglés tiene la esperanza puesta en el chasis de 2026, con la nueva normativa. De hecho, públicamente pidió que Ferrari se concentre completamente en el auto del próximo año. Mientras tanto, muchas voces se alzaron alrededor del hetpacampeón y hasta le aconsejan retirarse, como hizo Bernie Ecclestone: “Lewis tiene mucho talento, lo tenía y probablemente todavía lo tiene. Pero, como les ocurre a muchas personalidades deportivas importantes, cuando llegan a la cima, solo hay un camino a seguir: es hacia abajo. Lewis está cansado. Lleva haciendo lo mismo desde siempre. Necesita un descanso definitivo, un reinicio total para hacer algo completamente diferente”, dijo el exmandamás de Fórmula 1.
Mientras tanto, desde Ferrari esperan que Hamilton recupere el nivel que se le conoce y hasta John Elkan, el presidente de la marca de Maranello, diseñó un informe en el que apuntó a las áreas clave en las que se debe trabajar. En Italia se esperanzan que el final del paso del inglés por la Scuderia tenga un final distinto al de Alonso y Vettel.
