Después del 1-2 en los ensayos del viernes, la Scuderia perdió el rumbo, sumó pocos puntos y sus pilotos ni siquiera pudieron cumplir una simple orden en el final. El colofón: perdió el segundo puesto en Constructores.
Probablemente ni la pluma de Oscar Wilde podría haber novelado un drama del tamaño del que vivió Ferrari en el GP de Azerbaiyán, 17ª fecha del ejercicio 2025 de F1. El libro del fin de semana en el callejero de Bakú comenzó con la parte irónica: los dos SF-25 quedaron adelante en el arranque, al dominar los entrenamientos del viernes, con Lewis Hamilton por delante de Charles Leclerc. Se trataba apenas de ensayos, pero cómo evitar la ilusión en un año de cosecha magra y en el que todavía no logró un triunfo.
El cachetazo de realidad para la Rossa llegó el sábado, en la clasificación, cuando llegó el momento de poner los mapas de motor para acelerar de verdad y ya nadie dosificó, Ferrari desapareció. Hamilton no logró pasar de Q2 (quedó 12º) y Lercerc terminó estampado contra la pared sin marcar registro en Q3 (partió décimo). Si el segundo día de actividad fue complicado, el definitorio fue todavía peor.
Absolutamente relegados en el ritmo, sin chances de luchar por los primeros lugares, Ferrari se dedicó a girar, dentro de la zona de puntos, pero no en las principales posiciones. Los ingenieros del equipo de Maranello optaron por tirar a la pista a sus autos con estrategias diferentes: Lerclerc largó con medias y Hamilton, con duras. En el último tramo de competencia, el inglés marchaba noveno, detrás de su compañero y llegó la orden para que el monegasco lo dejara pasar. El objetivo era que el heptacampeón atacara el tren que integraban Lando Norris (séptimo), Yuki Tsunoda (sexto) y Liam Lawson (quinto). Lewis no pudo superar a nadie y en el último giro llegó la indicación para que Hamilton le devolviera el puesto a su compañero… ¡Y ni eso salió bien en Ferrari!
El monegasco entró bloqueado y no pudo doblar su Ferrari: impacto contra la pared y final.
“Leclerc, a un segundo y medio de ti. Esta es la última vuelta... déjalo pasar”, fue la orden que recibió Hamilton de su ingeniero, Riccardo Adami. Lewis intentó cumplir la indicación y por eso salió de la trayectoria ideal en la recta y aminoró la marcha, pero no alcanzó: cruzó adelante por 464 milésimas. “En primer lugar, obviamente fui más rápido al principio, pero Charles tuvo la amabilidad de dejarme pasar”, dijo Hamilton después de la carrera. “Al final, recibí el mensaje muy tarde y estaba concentrado en el auto que tenía delante, aunque había un 0,0001 por ciento de posibilidades de pasarlo, y todavía tenía esperanzas, tal vez. Básicamente, levanté el pie del acelerador en la recta y frené, pero perdí por unas cuatro décimas... así que le ofrezco disculpas a Charles. Al final, fuimos octavo y noveno”, agregó.
El final de la carrera marcó que Ferrari perdió el segundo lugar en Constructores a manos de Mercedes (George Russell fue segundo y Kimi Antonelli, quien necesitaba una buena actuación, cuarto). La Rossa quedó cuatro puntos por detrás de las Flechas. Pero, si algo faltaba, la frutilla de postre estaba en el podio. Carlos Sainz, el piloto cesanteado por Ferrari para realizar la pomposa contratación de Hamilton, celebraba su tercer puesto y rociaba de champán a los integrantes de Williams. Mientras tanto, el heptacampeón, todavía no se llevó ningún trofeo vestido de rojo en 17 carreras…