El neerlandés largará segundo en el GP de Singapur, 18ª fecha de F1, se quejó por el andar del inglés en el cierre de la qualy y buscará un resultado que achique más la brecha con los papaya.
Max Verstappen está al acecho y esa es una pésima noticia para McLaren. Los de Woking pueden dejar Singapur con el título de Constructores en el bolsillo por segundo año en fila, pero con la mochila cargada de dudas y temores antes una amenaza que crece en la recta final de la temporada. Hace apenas dos Grande Premios, la batalla por el título era una cuestión de Lando Norris y Oscar Piastri, no había nadie más en la sala de baile para conquistar a esa belleza llamada campeonato. Tan sobrados estaban en el equipo inglés, que los popes se daban el lujo de aplicar una llamativas, y por momentos, ridículas reglas papaya, como hacer levantar a Piastri en Monza porque a Norris se le había trabado una tuerca en el cambio de nuemáticos. Pero… Apareció un tal Verstappen.
El campeón ganó en Italia y Azerbaiyán y esa diferencia que antes de llegar al templo de la velocidad era de 104 puntos cayó a 69. En el día de atención a la prensa en Singapur, Norris fue consultado sobre qué chances le daba a Verstappen en la pelea: “Siempre hay alguna chance”, dijo con una sonrisa. Tal vez estar en la previa a Singapur les dio algo de tranquilidad a los papaya boys, porque el urbano de Marina Bay es la única pista de todo el calendario actual de F1 en la que el tetracampeón no ganó. Y Red Bull hizo agua varias veces ahí. Pero…
Verstappen está para ganar. Luchó por la pole position con George Russell hasta el final y cedió por 182 milésimas. Y en su último intento no pudo mejorar su marca porque alguien lo molestó en la pista: “Sí, perdí tiempo. Eso es lo que pasa cuando el coche que va delante circula dos segundos por delante, así que lo tendré en cuenta. También lo recordaré y lo anotaré", dijo. El destinatario del mensaje, un tal Lando Norris.
Sí, Verstappen mostró velocidad para luchar por la victoria en su pista cuco. Pero si no logra el éxito y queda segundo de Russell, también será un negoción en su arremetida hacia el quinto título en fila. Piastri largará tercero y Norris, apenas fue quinto. “Obviamente, me hubiera gustado más estar en la pole. En definitiva, estoy bastante contento. Siento que ha sido un buen fin de semana hasta ahora. Fue una sesión bastante limpia, así que es todo lo que puedo pedir”, contó el australiano, líder de la tabla con 324 puntos.
Norris, segundo con 299, explicó: “Si hay un lugar en el que no quieres estar mal, es aquí. Mercedes lo está haciendo muy bien, Red Bull fue muy bien los últimos fines de semana, así que no es ninguna sorpresa. Lo único es que Singapur siempre ha sido un poco raro y cuando tenemos problemas con los neumáticos delanteros, sufrimos mucho como equipo. Siempre hay oportunidades en la carrera, pero no muchas”.
Si la sombra de Verstappen crece después de Singapur, en McLaren tal vez deban tomar una decisión que hasta hace poco parecía impensada: elegir a uno de sus pilotos para centrar los esfuerzos. Porque como dice el Martín Fierro: “Si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”. Y el de afuera tiene cuatro títulos y es una máquina de ganar. Es todo lo que hay en su mentalidad. ¿Qué determinación tomarán los autores intelectuales de las reglas papaya?
Y ni hablar si el neerlandés se va ganador de Singapur. Como si le faltara una cuota de más para agrandar su inagotable autoestima y mentalidad ganadora, viene de vencer en su primera participación en una carrera de GT3 en el Infierno Verde de Nürburgring. Llevarse la copa más grande de Marina Bay, su cuco, pude darle un envión final que pude ser imparable para McLaren.
Los MCL39 perdieron esa ventaja grande que tuvieron en la primera mitad del Mundial y el RB21 hizo el camino inverso: resurgió de entre las cenizas después del cambio de fondo plano estrenado en Italia. Hay una larga y tortuosa carrera por delante en Singapur. Con calor y humedad que generan un ambiente tórrido, una competencia de las más largas del calendario. McLaren se puede ir campeón, pero lleno de dudas. Y Verstappen, más agrandado que nunca.
