MÉXICO -- Si el aspecto no era suficiente el idioma los delataba; ellos venían a ver a los Oakland Raiders y se encontraron de paso con Cruz Azul, que recibió a menos de 15 mil aficionados para un juego totalmente opuesto al del lunes por la noche.
Vestían gorras a negro y plata, además de chamarras en los mismos tonos, se comunicaban en inglés y se rehusaban a dar propina: deportes diferentes, costumbres diferentes, todo reunido en la capital.
Apenas entendían el español aunque su rostro dibujaba rasgos latinos, camuflados con bufandas, guantes, pantalones deportivos y todo tipo de aditamentos en alusión a los 'Malosos', futuros locales en el Estadio Azteca.
Aquí no había yardaje sobre el pasto, pero sí la tradicional cerveza mexicana que bebieron sonrientes, sin importar demasiado la temprana ventaja acuñada por León ni la problemática porcentual de los celestes, incapaces de hilar dos victorias en un mismo torneo.
Viajaron el viernes por la tarde para llegar a tiempo a la Ciudad de México, donde se encontrarían con un viejo conocido, Rafael Baca, y el equipo que algún día fue local en su ciudad: los Raiders, que pasaron de Los Ángeles a Oakland y de ahí probablemente a Las Vegas, que sería su nuevo destino.
Volaron por poco más de tres horas para llegar al antiguo Distrito Federal, que algunos ya conocían al ser mexicanos de nacimiento, aunque otra parte del 'crew' conoció el mundo del otro lado de la frontera, donde el ovoide sobrevuela y la redonda apenas gana su lugar.
El líder del grupo, asumido entre risas por ellos mismos, aseguró conocer al mexicoamericano celeste desde hace algunos años, cuando jugaba a nivel semiprofesional en una escuela local; fue él mismo quien les regaló las entradas para el partido, marcado en el calendario hace meses, cuando la realidad cementera no era tan deprimente.
Los seis Raiders abandonaron el Estadio Azul a medio partido y partirán de vuelta a los Estados Unidos el martes por la tarde, ya con los dos encuentros definidos y con una empapada del ambiente nacional, con todo y los tacos que ya habían comido y que seguro volverán a probar.