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Lamar Jackson, Russell Wilson y su notable falta de confianza: Repetición Instantánea NFL

La confianza es indispensable en la fórmula para el éxito, pero es un ingrediente con el que los Baltimore Ravens y Seattle Seahawks parecen no contar a la mitad de la temporada regular de la NFL.

Basta con apreciar los rostros de Lamar Jackson y Russell Wilson, su lenguaje corporal en las bandas o sus gestos en cada jugada que no da resultados para notar que los problemas de Ravens y Seahawks comienzan a mermar la confianza de los líderes de estos equipos en su misma habilidad y capacidad.

En un deporte en el que la motivación juega un papel relevante y exige que el ánimo de los jugadores esté a tope, este problema no es menor y que la falta de confianza la padezca el líder del equipo es grave.

El caso de los Ravens parece ser más sencillo de explicar. Es un equipo con talento en todos sus frentes, pero que no ha logrado llegar al nivel que alcanzó en 2019 y los mensajes que Jackson ha enviado dentro y fuera del campo, parecen haber repercutido en sus compañeros.

Tras la contundente derrota de los Ravens en casa ante los Kansas City Chiefs en la Semana 3, Jackson no tuvo una reacción adecuada a su papel de líder.

“(Los Chiefs son) nuestra kryptonita”, dijo Jackson tras el duelo ante los Chiefs.

Con tres juegos perdidos de temporada regular ante Patrick Mahomes y compañía, Jackson tenía razón, pero una cosa es reconocerlo y otra divulgarlo y darle, además de la derrota, otro duro golpe a su vestidor.

El hecho de que los Ravens y Jackson no sean capaces de ganar duelos importantes en campaña regular o Playoffs es síntoma de esa falta de confianza.

En lo particular, Jackson, quien es más reconocido por su habilidad para correr que para lanzar, comienza a reflejar esas dudas sobre su habilidad como pasador en los números. En la actual temporada, el quarterback de los Ravens completa sólo el 38.8 por ciento de sus envíos de 15 o más yardas para ocupar el puesto 26 entre 33 pasadores calificados.

En la derrota del pasado domingo por la noche ante los New England Patriots, la incomodidad, molestia y pesar eran evidentes en el rostro de Jackson. Esos son momentos en los que el líder, resulten o no las cosas, debe mostrar confianza plena en su equipo.

En la historia de la NFL hay muestras claras de liderazgo y confianza. En el Super Bowl XXIII, cuando los San Francisco 49ers perdían 16-13 con 3:44 por jugar en el cuarto periodo, el balón en su yarda 22 y ante una férrea defensiva de los Cincinnati Bengals, Joe Montana llegó al huddle y dijo a sus compañeros, “¿Ya vieron quién está del otro lado del campo? Es John Candy (cómico de los años 80)”.

El ingenuo comentario, en un momento de mucha presión, sirvió para relajar a un grupo que vio en su quarterback a un tipo seguro de su habilidad y capacidad y de la de sus compañeros para lograr lo que finalmente todos sabemos que sucedió.

En los Playoffs de la temporada pasada, cuando parecía que los Chiefs escribirían un capítulo oscuro más en su historia en Playoffs al irse abajo 24-0 en el segundo cuarto ante los Houston Texans, Mahomes gritó en la banca, “¡Hagamos algo especial!”. El resto es historia.

Las palabras tienen su peso específico e impactan más cuando salen de la boca del líder de un equipo.

Por otro lado, en Seattle, la falta de confianza de Wilson comienza a reflejarse en su contrastante actual desempeño en relación al que tuvo en los primeros juegos de la temporada regular y parece tener como origen la desesperación por la mala actuación de su defensiva.

En tres de sus últimos cuatro juegos, Wilson ha sufrido al menos tres pérdidas de balón (siete intercepciones y cuatro balones sueltos), luego de sufrir sólo cuatro en los primeros cinco partidos.

En promedio, la defensiva de los Seahawks permite 29.6 puntos por juego, lo que obliga a la ofensiva encabezada por Wilson a anotar al menos 30 puntos para pensar en llevarse la victoria.

La obligación ha llevado a Wilson a hacer más de lo que debe para hacer que su ofensiva camine y anote: correr y lanzar más. En el arranque invicto de Seattle en los primeros cinco juegos del calendario, Wilson promedió 34 pases por juego, pero esa cifra aumentó a 39 en los últimos cuatro partidos, de los cuales los Seahawks han perdido tres. Después del arranque invicto de Seattle, la urgencia de Wilson por compensar las deficiencias de su defensiva lo han hecho batallar en situaciones normales que enfrenta cualquier quarterback.

En los últimos cuatro juegos de Seattle, Wilson ha completado el 65.2 por ciento de sus envíos con cuatro touchdowns y cinco intercepciones cuando es presionado por cuatro o menos defensivos. En los primeros cinco duelos de la campaña, esas cifras fueron de 78.9 por ciento, 15 pases de anotación y sólo tres intercepciones en situaciones de presión regulares.

Wilson debe convencerse de que la defensiva de los Seahawks necesita arreglar sus problemas por sí sola, aunque éstos le afecten indirectamente, y concentrarse en controlar las cosas que él puede controlar para recuperar la confianza perdida en sí mismo.

A su vez, Jackson debe ofrecer una mejor actitud dentro y fuera del vestidor de los Ravens. Reconocer la superioridad de un rival es positivo, pero el subconsciente no conoce de humor negro o dobles sentidos. El subconsciente registra y deja tatuado en la mente lo que se piensa y expresa con la boca.

Una vez que cambie su actitud ante la adversidad, Jackson retomará el nivel que lo hizo ganar el premio como Jugador Más Valioso de la NFL en 2019.

ESPN Stats & Information contribuyó a este reporte.