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30 historias a 30 días de París 2024: la hazaña de Del Potro en Río

Juan Martín del Potro, el hombre de las mil y una resurrecciones. El tandilense, ya alejado del circuito profesional (desde febrero de 2022 cuando jugó su último partido ante Federico Delbonis en Buenos Aires), es uno de los tenistas más importantes de la historia argentina y sudamericana. Dueño de infinitas proezas, también tiene más de un capítulo memorable en el lado olímpico.

Luego de meterse en la elite del tenis mundial entre 2008 y 2009, comenzando con sus primeros títulos ATP y con el ingreso al Top 10, llegó hasta la consagración en el US Open donde, con 20 años de edad, venció a Rafael Nadal en semifinales y Roger Federer en la final, nada más y nada menos. En esa época, todo el mundo hablaba de cuántos trofeos de Grand Slam iba a conseguir Delpo y de su futura llegada a ser el número uno del planeta. Sin embargo, el rumbo de Juan Martín iba a terminar yendo hacia otro lado...

Meses después de la consagración en Flushing Meadows, el tendón cubital del extensor carpiano de la muñeca derecha lo alejaría de las canchas durante casi todo 2010. Pese a esto, en 2011 volvería a los grandes focos. Aunque este sería sólo el comienzo de su calvario: entre 2014 y 2015, otra vez la muñeca, en este caso la izquierda, impediría que el argentino pudiese competir. Para evitar el retiro, y luego de tres cirugías en la zona, JMDP debió reconstruir el tendón cubital posterior de la mano izquierda. Así llegó la temporada 2016, una de las más importantes en la carrera del oriundo de Tandil.

Ausente en el Abierto de Australia y en Roland Garros, Delpo continuaba con intermitencias físicas que frenaban su ascenso en el ranking mundial. De igual manera, dijo presente en Wimbledon, donde llegó hasta la tercera ronda, aunque pudo darse el gusto de derrotar a Stan Wawrinka, número 5 en aquel momento. Con 14 triunfos y ocho derrotas en el año, Del Potro arribó a los Juegos Olímpicos de Rio 2016, donde soñaba con imitar lo hecho cuatro años atrás (Londres 2012), donde había conseguido la medalla de bronce.

El momento del sorteo del cuadro principal pareció una película de terror: Juan Martín del Potro vs. Novak Djokovic en la primera ronda. Cabe aclarar que el tandilense utilizó el ranking protegido para formar parte del main draw, en ese momento era 141° (Nole, el 1°). "¿Es mi oponente en serio? No sabía, qué bien. Ya quiero que sea el partido, hemos tenido buenos encuentros. Será muy difícil", fue la reacción de Novak al enterarse, en vivo, con quién iba a debutar en los JJOO.

Finalmente, el 7 de agosto de 2016, Del Potro iba a confirmar que estaba de regreso. Después de haber permanecido durante horas encerrado en un ascensor, debió salir a disputarse el todo por el todo contra el mejor jugador del planeta: tras dos horas y 27 minutos de juego, el argentino jugó el mejor tenis de su vida y se impuso por 7-6 (4) y 7-6 (2), sin haberle concebido ni una chance de quiebre a Djokovic.

"Traté de aguantar las lágrimas pero al final, cuando vi a la gente, a mis amigos, y a todo el público que disfrutó este partido me hizo dar cuenta que estoy de nuevo jugando al tenis. Para mí fue una noche soñada. No esperaba ganar, me sorprende el nivel que tuve. Después de tanto que luché por volver a jugar, le gané una vez más a un número uno", declaró La Torre de Tandil tras la gesta.

Sin embargo, el show debía continuar. Luego de la histórica victoria, Del Potro tenía que confirmar su rendimiento en los partidos siguientes, y así lo hizo: no sin antes sufrir, despachó a Joao Sousa (6-3, 1-6 y 6-3) y a Taro Daniel (6-7, 6-1 y 6-2), para insertarse nuevamente en los cuartos de final de un Juego Olímpico.

¿Su rival? Un viejo conocido: Roberto Bautista Agut. El español se había impuesto en el único antecedente previo que tenían, en la segunda ronda del Abierto de Australia 2014, momento en el que el sudamericano comenzaba a incrementar su molestia en la muñeca zurda. En Brasil, Juan Martín volvía a bajar a un tenista top, Bautista Agut era el 17 del mundo, en este caso por 7-5 y 7-6 (4) en más de dos horas de juego.

Semifinales, partido para asegurarse una medalla. El contexto ideal para quedar definitivamente en la historia olímpica. Para colmo, enfrente estaría nada más y nada menos que Rafael Nadal. Cuatro años antes, Del Potro se quedaría en esta instancia (luego le ganaría el bronce a Djokovic) ante Roger Federer en el match más largo a tres sets en la historia, tras cuatro horas y 26 minutos. Los parciales fueron 3-6, 7-6 (5) y 19-17.

En la primera manga, fue Nadal quien iba a dar el golpe en la mesa, adueñándosela por 7-5 en casi 60 minutos. Sin embargo, lejos de desistir o aflojar, el tandilense volvía a confirmar que se encontraba dentro de los mejores jugadores del mundo y mandó el duelo al set final al ganar el segundo por 6-4. El tercero no pudo tener más épica: con un quiebre por lado (el argentino sacó 5-4), todo se definió en un tiebreak para el infarto, donde Delpo acabaría cerrándolo por 7-5. El desahogo fue total, desplomado en el court central, con beso al logo de los JJOO, La Torre terminó entre la multitud argentina festejando un triunfo que está en los libros más importantes del deporte nacional.

"Es muy difícil de describir, ni en los mejores sueños se imagina esto. No lo puedo creer tener otra medalla en singles conmigo, me vengo sorprendiendo a mí mismo, la energía, cómo me responden las piernas... Esto es más que lo soñado. Sin el coraje y energía que me transmite el público no podría hacer esto", le dijo el finalista a la prensa.

El recorrido inolvidable de Del Potro le pondría a Andy Murray en la gran final, otro miembro del Big 4. Hay que recordar que en esta definición, a diferencia de lo que fue todo el certamen, el partido fue al mejor de cinco sets, al igual que en los Grand Slams, cosa que claramente perjudicaría más a JMDP, quien tuvo un trayecto mucho más desgastador que el británico.

Con lo que quedaba en el tanque, el campeón del US Open 2009 entregó todo de sí y llegó a poner en aprietos a Murray, quien finalmente, tras soportar un sinfín de misiles de derecha del argentino, iba a quedarse con su segunda medalla de oro consecutiva luego de más de cuatro horas: 7-5, 4-6, 6-2 y 7-5, los parciales (el de Tandil estuvo 5-3 arriba en el cuarto set).

Antes de la ceremonia final, el flamante subcampeón no aguantaría las lágrimas por haberse sentido tan cerca de llevarse el premio máximo de la competición. Luego, valoró lo conseguido, alzó en alto la medalla y se la mostró a todo su público, quien se deshizo de aplausos por lo logrado en, quizás, la semana deportiva más emocionante de su tan exitosa carrera. El oro, Delpo lo consiguió en su vida.