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Lo mejor de Guillermo Coria en Frente a Frente

Guillermo Coria estuvo en Frente a Frente con Alejandro Fantino y dejó frases para el recuerdo.

La histórica final de Roland Garros 2004 contra Gastón Gaudio era un tema imposible de pasar por alto y el santafesino no le esquivó: "No pongo excusas. Perdí. Pero fueron pasando cosas que yo no supe manejar. No tuve la humildad, los huevos, el coraje para decir ´tengo miedo'. Al profesional a veces le da miedo decir ´tengo miedo'".

El souvenir que se trajo de Andre Agassi ("un ídolo; no podía jugarle") con quien se enfrentó siete veces y solo pudo vencerlo en dos ocasiones: "Le pedí la remera y me trajo la raqueta cuando le gané en Roland Garros 2003".

También se tomó un tiempo para hablar de la actualidad del circuito grande. "Hoy todos juegan bien al tenis. ¿Quién hace la diferencia? El que maneja mejor las sensaciones, las emociones pero no podés perder por no estar preparado, entrenado ni bien alimentado. Los que no somos Djokovic, Nadal y Federer somos normales y perdemos todo el tiempo".

Además, contó por qué se alejó de las canchas a tan corta edad: "Me retiré porque había perdido el hambre de gloria y eso quedó reflejado en un partido. Perdía y no me dolía. No me gustaba ver 70 del mundo, con respeto lo digo, después de todo el recorrido que había hecho".

Elogió al mejor rankeado argentino del momento: "El Peque Schwartzman es un tremendo ejemplo por su altura y por todo lo que se debe haber bancado de chiquito. El día que deje de luchar y entrenar como se entrena lo va a ver reflejado porque nosotros tenemos que dar siempre más de lo que damos".

Les dio un consejo para aquellos jóvenes que se están iniciando: "El respeto se gana desde el entrenamiento y eso es fundamental. Hay que entrenar como se compite porque se te puede ir el respeto de alguien y entrar a la cancha con un plus. No entrás break arriba pero si arrancás bien tenés un set arriba".

Y eligió sus tres momentos en el deporte: El mundial de tenis juvenil en Nagoya 1995, la trayectoria de Ayrton Senna y separó el primer River de Ramón Díaz porque toca fibras íntimas: "Me veía reflejado por ese equipo ganador. Con carisma, garra y buen fútbol porque daba placer".

De aquel festejo característico que le "robó" a Marcelo Salas aseguró: "A varios les molestaba pero yo no lo hacía para cargarlos sino porque era mi ídolo. Así como muchos mandan un beso al cielo yo tenía el mío hasta que no lo hice más".