Dueño de una prolífica carrera desde la categoría juvenil, el extenista chileno Marcelo Ríos disfrutó una temporada soñada en 1998, cuando levantó siete de sus 18 trofeos en el máximo nivel, tres categoría Masters 1000, para convertirse en el primer latinoamericano en consagrarse campeón en Indian Wells.
Tras iniciar grandiosamente el año, coronándose en Auckland, avanzando hasta la final en el Abierto de Australia y cediendo en semifinales en Memphis, el exquisito zurdo, de 22 abriles en ese entonces y número 7 del escalafón, arrasó en su camino en el desierto californiano, donde eliminó a los alemanes Hendrik Dreekmann (92°) y Nicolas Kiefer (27°), al checo Petr Korda (2°), verdugo en el Major oceánico, y al local Jan-Michael Gambill (126°), todos en sets corridos, para sacar boleto al encuentro decisivo.
Ya en la final, celebrada el 15 de marzo, el campeón del US Open junior en 1993, dueño de seis trofeos en su palmarés en aquel momento, batalló frente al británico Greg Rusedski (6°), portador de un potente servicio, rival que lo obligó a desplegar su mejor performance para imponerse 6-3, 6-7 (15), 7-6 (4) y 6-4 en dos horas y 45 minutos de juego, escalando hasta la tercera ubicación del ordenamiento.
"Estoy más concentrado e inteligente para jugar. Cuando pierdo un set 7-6 me bajoneo, pero después trato de mejorar nuevamente. Ahora puedo mantenerme en el partido hasta que termine. Creo que no soy simpático pero me da lo mismo, a mí tampoco me gusto del todo", expresaba en conferencia de prensa el "Chino" nacido en Santiago de Chile, que no se conformaría con la hazaña e iría por el "Sunshine Double", derribando a la leyenda estadounidense Andre Agassi (31°) para alzar el Masters 1000 de Miami y estrenarse absolutamente en la cima de la clasificación.