Ha seguido legado de Vladimir Guerrero padre de mandar comida a latinos de equipo visitante, se hizo cocinero durante la pandemia, pero su platillo favorito arroz blanco, habichuelas y bistec encebollado no lo cambia por nada
BOSTON -- Durante su carrera de jugador y entrenador en el béisbol de las Grandes Ligas, Álex Cora ha aprendido cuando se debe empujar al máximo y cuando la prudencia recomienda postergar una batalla para un mejor día.
Sin embargo, a la hora de comer, el dirigente puertorriqueño de los Boston Red Sox olvida la diplomacia, arroja el manual de Maquiavelo, marca su territorio y se aferra a sus creencias. Sencillamente, no transige o negocia.
"Lo admito, arroz blanco, habichuelas blancas y bistec encebollado con mucho caldito", dijo Cora, casi saboreando las palabras. "Esa es mi comida favorita, aunque trato de evitarla durante la temporada, especialmente después de los juegos", agregó.
Cora, quien nació en Caguas, en el centro de Puerto Rico, hace 47 años, vino a estudiar a Estados Unidos hace tres décadas y desde entonces, ha pasado la mayor parte del año en la unión americana. Sin embargo, eso no ha transformado sus hábitos, gustos y preferencias, particularmente en lo que se refiere a la música y la comida.
"A los latinos, la música y la comida nos une. Son elementos cruciales de nuestra cultura", dijo Cora, mientras desayunaba con un equipo de ESPN Digital en uno de los locales de comida que circundan el Fenway Park, el centenario estadio de los Red Sox.
Después de husmear por varios locales, el grupo decidió instalarse en “Bennetts", que es especialista en sándwiches y desayunos.
Cora jugó por 14 años en las ligas mayores, mayormente con los Los Ángeles Dodgers, entre 1998 y 2011, y en el 2017, cuando los Houston Astros ganaron su primera Serie Mundial, fue el coach de banca del dirigente AJ Hinch. Al año siguiente fue contratado como manager de los Red Sox, donde inmediatamente conquistó el clásico de otoño.
Incluyendo una temporada de suspensión (2020) por su involucramiento en el esquema de robar señas que usaron los Astros en el 2017, Cora ha sido piloto en las ligas mayores por seis años y aunque el club no ha lo ha ratificado públicamente, su actual contrato cubre la temporada del 2024.
Desde que salió de Caguas, Cora ha visto como se transforma la industria del béisbol y los cambios incluyen los hábitos alimenticios.
“Es sumamente difícil ser consistente en cuanto a la comida”, dijo Cora, refiriéndose al ajetreado calendario de los equipos profesionales a lo largo de una temporada.
“Eso sí, en cuanto a los peloteros, las cosas han cambiado. Ahora tenemos cocineros norteamericanos, latinos, japoneses, en nuestras facilidades. Si eres responsable con tus hábitos alimenticios, estarás bien porque, sin importar donde juegues, ya sea en Boston, Detroit o Nueva York, tendrás una buena comida antes del juego y un banquete al final”, explicó.
“Es difícil, especialmente con los viajes. El nuevo itinerario ha sido bastante retador. Hubo una semana en la que llegamos de San Francisco, jugamos cinco juegos en casa y volvimos a Oakland. Como ser humano se te hace difícil. Los que son responsables, salen bien. Los que somos irresponsables aumentamos unas cuantas libras durante la temporada”, admitió Cora.
Pero un poco más duro es resistir la tentación de evitar en la dieta el cargado sazón de especias y aceite de la cocina latina.
“Me gusta el bistec con mucho caldo. Puedo abstenerme en el estadio, pero [mi esposa] Angelica y mi mamá lo hacen en casa. En Fenway Park tenemos un cocinero dominicano, que, de vez en cuando, nos hace bacalaito, alcapurria, mofongo, y trato de controlar las cantidades”, dijo Cora.
“Pero si me das arroz blanco, habichuelas blancas y bistec encebollado, le doy duro. Es el plato que más me recuerda a Caguas”, agregó.
Cora contó que la comida juega un papel tan importante en el día a día de un pelotero latino, que se ha convertido en una tradición, un intercambio que comenzó la madre del jardinero dominicano Vladimir Guerrero Sr, el miembro del Salón de la Fama y padre del actual inicialista del mismo nombre de los Toronto Blue Jays.
Altagracia Alvino siempre cocinó para sus hijos, pero cuando Wilton y Vladimir alcanzaron las Grandes Ligas a mediado de los años noventa y los compañeros de éstos probaron su comida, el sazón de la matriarca de los Guerrero comenzó a recorrer todos los camerinos de la MLB. Wilton y Vladimir Sr hicieron una costumbre llevar comida preparada por su madre a sus amigos latinos en los equipos visitantes.
Hoy en día, muchos peloteros hispanos imitan el gesto. Eso incluye a Cora, quien se asegura de que los latinos en los equipos que visitan a los Red Sox, tengan una cortesía extra a la comida que se prepara en el parque.
“Igual que hacía Vladdy con su mamá cuando uno iba a Anaheim, siempre me aseguro de mandarle comida, no importa si jugamos contra los New York Yankees, Astros o Baltimore Orioles. Es algo cordial, no importa que estemos jugando por llegar primero, todos somos latinos”, dijo.
“Cuando nosotros vamos a Houston, Martín ‘Machete’ Maldonado y Alex Cintrón siempre nos mandan lechón un día y pollo guisado al siguiente. Ese es el plato favorito de los peloteros: Arroz blanco y pollo guisado. Cuando alguien tenga duda, que siempre mande pollo con arroz”, agregó Cora.
En abril del 2020, mientras el mundo lidiaba con la terrible pandemia del coronavirus y la temporada de Grandes Ligas estaba en suspenso, la oficina del comisionado suspendió a Cora por todo el año debido a su rol en el esquema de robo de señales de los Astros que costó, en enero anterior, castigos parecidos al piloto Hinch y el gerente general Jeff Luhnow.
Cora aprovechó los días más terribles de su vida para convertirse en cocinero, primero de su familia, luego de amigos y relacionados.
“Aprendí a cocinar. El año de mi suspensión, que fue el año de la pandemia, cuando se paró el mundo, me convertí en un buen cocinero”, dijo.
“Me encargaba de todo, desde el desayuno hasta la cena. Eso me mantuvo ocupado, con todo lo que estaba pasando a nivel mundial y en el aspecto personal, eso me mantuvo bien, centrado y ocupado. Mientras Angélica se encargaba de los gemelos, yo cocinaba”, agregó.
“Compramos una barbacoa de madera y a fuego lento, allí hacía desayunos, carnes y unos tremendos pimientos rellenos con chorizos, queso y huevo. Ahora esa es mi especialidad. Me hice chef durante la pandemia”, dijo.