ARLINGTON, Texas -- El festejo de Los Angeles Dodgers en el diamante del Globe Life Field terminó de la manera que dictan los tiempos actuales y también como un microcosmos de lo que sucede en el mundo.
Justin Turner, tercera base de los Dodgers, se brincó los protocolos y las reglas establecidas para un jugador que dio positivo por la COVID-19 y se unió a sus compañeros en la celebración en el campo por el primer título de Serie Mundial en 32 años para la organización, lo hizo sin usar cubrebocas durante buena parte del festejo y en las fotos del equipo.
Turner inició el Juego 6 de la Serie Mundial, porque el resultado de la prueba que se le aplicó la mañana del martes llegó hasta que el duelo ya estaba en marcha. Fue hasta el séptimo inning que Grandes Ligas avisó a los Dodgers que debían retirar al tercera base de inmediato y aislarlo. El lunes, el resultado de la prueba de Turner había sido inconcluso.
Muchos cuestionarán, y con razón, si de acuerdo a los protocolos por el coronavirus, un jugador cuyo resultado fue inconcluso un día antes de un partido, debió jugar sin conocerse el resultado de la segunda prueba. Mientras, Grandes Ligas anunció que abrió una investigación sobre el caso de Turner.
Turner, pieza fundamental en el campeonato y éxito de los Dodgers los últimos años, salió de manera irresponsable a celebrar, incluso, desobedeció a personal de Grandes Ligas que le pidió no unirse a sus compañeros y saltó al terreno hasta que fue obligado a dejarlo por elementos de seguridad.
Los Dodgers y los Tampa Bay Rays se sometieron a más pruebas para la detección del virus la noche del martes, luego del último duelo del Clásico de Otoño, y la mañana del miércoles, en el área de Dallas, para que las autoridades de sus estados (California y Florida) tuvieran información para permitir el regreso de ambos equipos a sus ciudades.
Con la salida de los equipos, también desapareció el ambiente que la Serie Mundial dio a la región Dallas-Fort Worth y la ciudad de Arlington en particular, la cual se convirtió, a excepción de la Ronda de Comodines, en el hogar adoptivo de los campeones Dodgers durante toda la Postemporada.
De hecho, en la historia del Globe Life Field quedará marcado que el primer equipo que jugó Postemporada como local administrativo y que se coronó en su diamante fueron los Dodgers y no el propietario de ese estado, los Texas Rangers.
Cualquier huella que dejó el Clásico de Otoño en el estadio desapareció por completo, incluida la tienda de artículos conmemorativos, y en sus alrededores.
Los aficionados que, optimistas de que encontrarían algo al día siguiente de la coronación de los Dodgers, ingresaron a la gran tienda al interior del estadio y se sorprendían de no hubiera ningún recuerdo de la Serie Mundial, ni siquiera del campeonato de los Dodgers.
En realidad, durante los seis juegos del Clásico de Otoño, la variedad y cantidad de recuerdos conmemorativos fue muy limitada. En las tiendas de artículos deportivos de la región tampoco había nada alusivo a la Serie Mundial o al título angelino.
Y si los aficionados en Los Angeles creían que pudieran encontrar artículos conmemorativos al título por el que esperaron 32 años, los Dodgers acabaron rápido con sus esperanzas.
Los Dodgers enviaron un comunicado la mañana del miércoles en el que advertían que la tienda en Dodger Stadium estaría cerrada, para que los aficionados no pensaran en ir.
El desfile para celebrar el primer título de los Dodgers desde 1988 no será posible, al menos en el futuro inmediato, por la pandemia que aún afecta al mundo y que, en el caso particular de la novena angelina, empeoró con el singular caso de Turner.
“Esta temporada fue todo lo que creímos que podría ser”, indicaron los Dodgers en el comunicado. “Sólo le faltó una cosa: los mejores aficionados del beisbol. Mientras la espera por un campeonato mundial finalmente terminó, la merecida celebración para nuestros grandiosos aficionados y la ciudad de Los Angeles desafortunadamente tendrá que esperar hasta que sea seguro hacerla. No podemos esperar a celebrar juntos”.
La realidad es que los aficionados de los Dodgers merecen un aplauso, porque, la realidad, es que no faltaron. Miles invadieron todos los rincones de la casa de los Rangers y los Dallas Cowboys.
Quizá el más grande recuerdo que quedará para siempre será uno de los mejores lanzadores de todos los tiempos, Clayton Kershaw, nacido en el área y residente actual y muy querido en el área Dallas-Fort Worth, por fin consiguió su anillo de campeón.