NUEVA TAIPEI -- Cuando Wang Wei-chen bateó un sencillo por los Chinatrust Brothers, nadie mostró su entusiasmo o decepción en el graderío del parque ubicado en un suburbio de Taipei.
A lo largo del juego, no hubo insultos a los umpires ni coros de aliento para los equipos.
Las 12.150 butacas de plástico azul estaban vacías el viernes por la noche para el encuentro entre los Brothers y los Fubon Guardians. Era una escena inusitada para un deporte que suele reunir en promedio a 6.000 fanáticos por duelo en Taiwán.
Ningún espectador ha asistido a un solo encuentro aquí desde el 11 de abril, cuando comenzó la temporada.
Conformada por cinco equipos, la Liga Profesional China de Taiwán ha prohibido el ingreso de fanáticos a los parques, ante las preocupaciones por la propagación del coronavirus en un espacio concurrido. Sin embargo, Taiwán suma relativamente pocos casos de la enfermedad COVID-19, de modo que la liga decidió permitir que peloteros, coaches, animadores, mascotas, batboys y periodistas podían presentarse en los estadios.
“Nos gustaría que los fanáticos vinieran al parque para apoyarnos, pero debido a la epidemia no pueden”, dijo Wang, pelotero de cuadro de los Brothers. “Aun así somos afortunados, dado que no hemos parado nuestra temporada y la gente puede vernos todavía".
Otras ligas de béisbol del mundo han suspendido su actividad por lo menos hasta mayo. Más allá del béisbol, los deportes organizados en todo el mundo han cancelado o postergado numerosas competiciones.
Incluso los Juegos Olímpicos de Tokio se aplazaron un año.
En el parque de Taiwán, se colocaron unos 150 carteles en las butacas. Tienen escritos mensajes que desean suerte a algunos peloteros de los Guardians, el equipo local.
Otros presentan efigies de personas o agradecen al personal médico de Taiwán por mantener bajos los casos de coronavirus en esta isla del Pacífico.
El rock and roll resuena en las gradas, como si fuera un juego normal, y los peloteros, ovacionan a sus compañeros, tratando de compensar las ovaciones faltantes del público.
“Pienso que se siente como un juego normal”, dijo Mac Huang, quien durante años ha sido fanático e imparte clases en una secundaria de Taipei.
Cuenta que sigue los juegos mediante internet, y considera que la prohibición al público “una buena forma de frenar el coronavirus, aunque nadie sabe cuándo se detendrá éste”.
“De cualquier manera, es bueno tener juegos”, concluyó.
Los dirigentes de la liga pospusieron dos veces la inauguración de la temporada, prevista originalmente para el 14 de marzo. Los encuentros comenzaron sólo después de una serie de consultas con el Ministerio de Salud y Bienestar.
Ahora, la liga tiene el objetivo de completar los 240 juegos de la campaña, hasta finales de noviembre. Si no hay otra alternativa, se seguirá jugando a puerta cerrada hasta entonces.
Taiwán ha reportado apenas 428 casos de coronavirus en una población de 23 millones. Los bares, restaurantes, tiendas y escuelas siguen funcionando normalmente. La isla ha limitado la propagación al imponer restricciones de vuelo y mediante el rastreo de cualquier persona que haya estado cerca de un paciente confirmado.
“Tenemos que estar agradecidos con los ciudadanos de Taiwán por mantener bajo control el brote y permitirnos hacer esto”, dijo el comisionado de la liga, Wu Chih-yang.
Con el objetivo de que los fanáticos sigan mirando los juegos en sus teléfonos, computadoras y televisores, la liga ha alentado a los equipos para dar un toque realista a sus estadios. Por eso se ha recurrido a los cartelones, mientras que los animadores no han dejado de bailar.
Este año, hay crónicas en chino y en inglés, en caso de que algún fanático de otro lugar del mundo quiera sintonizar los encuentros.
“En vista de que hay mucho espacio aquí en las gradas, ello deja margen para la creatividad, y cada equipo tiene que ser ingenioso”, indicó el comisionado.
Los clubes siguen obteniendo dinero, a partir de las transmisiones, explicó. La liga cobra una tarifa de suscripción para ver los juegos en línea.
En la ciudad de Taoyuan, los invictos Rakuten Monkeys han fascinado a los seguidores al colocar a 40 maniquíes en el graderío. Serán enviados a tiendas locales de ropa una vez que cumplan su deber como animadores, paradójicamente inanimados.
Hay cuatro pantallas de LED en algunas butacas, que despliegan mensajes para pedir que el bateador consiga un hit o un jonrón.
Los Monkeys, campeones vigentes, despliegan seis robots para que toquen tambores junto con los animadores. Los fanáticos están tan emocionados que medio centenar de ellos financiaron las pantallas de led, dijo Eric Chiu, líder de un grupo de seguidores.
Un juego de los Monkeys, realizado el 15 de abril, atrajo a unos 650.000 espectadores en distintos países, de acuerdo con la Agencia Central de Noticias de Taiwán, respaldada por el gobierno.
“Ellos piensan que lo que hacen ahora está bien, pero esperamos que esta epidemia pase pronto”, comentó Chiu. “Es mejor tener de regreso a los fanáticos”.