(Esta nota se publicó originalmente en ESPN.com el 14 de septiembre de 2016)
El fotograma de la rústica película ya que es un ícono: Luis Angel Firpo en el medio del ring, mirando las piernas de Jack Dempsey, apuntando al cielo, con el cuerpo ya fuera de cuadro… y del ring. El célebre Saúl Bellows hizo una pintura del momento que Dempsey, exhibía en su célebre restaurante de Manhattan.
Sigue siendo, para los expertos, la pelea más dramática que se realizó en Nueva York y eso que ocurrió el 14 de septiembre de 1923.
Dempsey, ayudado en parte por la gente, trepó al ring y, finalmente, ganó por nocaut un round después. “Confieso que durante un rato vi por lo menos a dos o tres Firpos”, confesó El Asesino de Manassa. “Si, pero lo malo ez que siempre me acertaba a mí”, comentó Firpo, que hablaba con la “Z”.
Aquella noche y aquella derrota quedaron tan firmemente grabada en la gente que muchos no han conocido otros detalles personales de Firpo, a quien Damon Runyon bautizó “El Toro Salvaje de Las Pampas”. Runyon, además, bautizó a James J. Braddock como “El hombre Cenicienta” y sus cuentos conformaron un musical,”Guys and Dolls” que aún hoy se presenta con éxito.
Firpo nació en Junín, provincia de Buenos Aires, en fecha incierta, aunque de manera oficial fue inscripto el 11 de octubre de 1884. Se hizo hombre en la zona de Almagro y Rivadavia, en el corazón geográfico de Buenos Aires. Se metió a boxeador porque era grandote y fuerte, y cuando supo que eso le podía dar dinero, se entusiasmó más. Es que siempre fue, por decirlo de alguna manera, un buen administrador del dinero, aunque muchos de sus amigos decían que no comía huevos por no tirar las cáscaras.
Como el boxeo no existía en la Argentina, ya que estaba prohibido, Firpo se fue a Montevideo, en donde debutó perdiendo. Y, cuando supo que en Chile podía tener porvenir, se fue para allá. Eso sí, la leyenda cuenta que cuando se enteró del precio del viaje trasandino, no lo dudó mucho… Y cruzó los Andes a pie, siguiendo la senda de los arrieros.
No es el momento de contar la biografía de Firpo, que es muy rica y llena de anécdotas, sino de pintar algunos trazos de su vida.
De hecho, trascendió con el tiempo que Firpo, antes de su pelea con Dempsey, sufrió una lesión en el húmero derecho, por lo que técnicamente no debió haber peleado. Pero él aceptó el riesgo por temor a que se la pelea no se hiciera más. Como era muy ahorrativo, decidió prescindir de los servicios de su técnico habitual, Jimmy De Forrest, que hubiera pesado mucho en el irregular transcurso de la pelea, cuando Dempsey voló fuera del ring.
Firpo fue un hombre de negocios. Por ejemplo, cuando debutó en los Estados Unidos como boxeador profesional, le pagaron 200 dólares por la pelea.
-¿Y cuánto me cuezta la película de la pelea? –preguntó.
Le respondieron que 200 dólares.
-Entoncez quiero la película –fue su respuesta.
-¿Y usted va a gastar toda su bolsa en una película? –fue la lógica pregunta.
-Y… si… ¿Uzted sabe lo que voy a ganar cuando pase la película de la pelea en los cinez de Buenoz Airez?
No solamente tenía razón, sino que se decía que hacía durar un poco de más a algunos de sus combates, para que no se perdiera el interés en ir a verla al cine.
Una vez retirado del boxeo, tomó la representación de los automóviles Stutz en Buenos Aires. Utilizando su fama y su habilidad para manejar a la gente, organizaba grandes ágapes y fiestas para agasajar a sus clientes, por lo que, según se dice, se cansó de ganar dinero y de vender autos.
Sin contar, además, con sus incursiones en la ganadería. Era todo un personaje en Argentina, especialmente en Buenos Aires. Después de todo, no solamente lo había tirado a Dempsey afuera del ring, sino que a partir de él se hizo legal en Argentina. Solía tener su reducto en una confitería de moda en Buenos Aires, “El Telégrafo” (Corrientes y Talcahuano) y se codeó con los autores y cantores de tango de moda en esos tiempos.
A su pelea con Dempsey asistieron figuras como John Pierpont Morgan –poderoso banquero-, o el periodista Joseph Pulitzer y hasta Franklin Delano Roosevelt, antes de ser presidente de los Estados Unidos. A todos ellos trató Firpo que, para su pelea con Dempsey, tenía 28 años.
Con el tiempo se convirtió en un estanciero exitoso de la provincia de Buenos Aires –fue dueño de varias estancias, incluyendo “Los Amigos”, cerca de Junín, “La Marión” en Ameghino y “La Milanesa”, vecina a Luján. Como no podía ser de otra manera, al igual que otros tantos boxeadores famosos, fue captado por el cine y en1952 fue protagonista de una película de originalísimo título: “Nace un campeón”.
Por supuesto, queda la gran pregunta, ¿Qué ocurrió aquella noche, la del 14 de septiembre de 1923?
Dempsey ganó por nocaut en el segundo asalto, luego de haber volado fuera del ring en el primero, producto de un tremendo derechazo abierto del argentino. En total, lo tuvo a Firpo siete veces por el suelo. En Buenos Aires la pelea se siguió por radio.
En lo más alto del Palacio Barolo de la Avenida de Mayo, se colocaron dos luces. Una roja por si perdía y otra verde, por si ganaba. Cuando Dempsey voló fuera del ring, se cortó la transmisión. Todos pensaron que había ganado el argentino y se encendió la luz verde hasta que sobrevino la triste realidad… Hubo desmanes y protestas callejeras en las calles, como lo comenta el propio Julio Cortázar en uno de sus cuentos.
Pero la otra pregunta: ¿Cuánto duró, realmente, la pelea? Tuvo respuesta años más tarde.
Horacio Estol –periodista argentino, durante muchos años corresponsal en Clarín a Nueva York-, logró entrevistarse con Leo Britton, gerente general para la Argentina de la compañía cinematográfica RKO. Aunque Britton negó que se hubiera cortado la película, aceptó que “Doc” Kearns (promotor y manager de Dempsey) había ido esa misma noche al laboratorio para pedir cortaran fotogramas.
No había suficiente luz ni las cámaras estaban preparadas filmar nada que estuviera fuera del ring. O sea que las cámaras no pudieron registrar lo que pasó afuera. Cuando Dempsey logró subir, habían corrido 17 pies de película, que luego fueron cortados por Kearns en la moviola (se cortaban los correspondientes fotogramas y luego se volvía a pegar la cinta). Según lo que Britton le dijo a Estol, “Esas cámaras rodaban a 60 pies por minuto, o sea a un pie por segundo. Como se cortaron 17 pies de película, eso significa que en realidad, Dempsey estuvo fuera del ring 17 segundos. La única prueba hubiera sido la película, pero el original fue compaginado…”.
Ante 85 mil personas, Dempsey le ganó a Firpo, pero fue el argentino quien entró a la leyenda… Se recaudaron 1 millón 200 dólares; Dempsey se llevó 475.000 y Firpo 156.000. Y supo invertirlo más que bien. Tanto que alguna vez, un destacado periodista argentino, Abel Santa Cruz, escribió: “El único mal negocio que Firpo hizo en su vida fue comprar un canario que murió una semana después…”.
Combatió entre 1917 y 1936 y ganó 33 combates (28 por nocaut), perdió 6 y empató uno. Murió el 7 de agosto de 1960: fue el padre del boxeo argentino, y la fecha de su combate con Dempsey determinó que, en nuestro país, sea el Día del Boxeador.