El armenio Vanes Martirosyan fue el rival elegido para enfrentar a Gennady Golovkin el próximo 5 de mayo en el StubHub Center de Carson, California, tras la renuncia de Canelo Álvarez a enfrentarlo en Las Vegas, además de la suspensión posterior aplicada por la Comisión Atlética de Nevada - con sus dos positivos de clembuterol - lo que de todas formas habría imposibilitado esa pelea.
Martirosyan, de 32 años, es un ex campeón mundial súper welter, que tomó esta pelea con menos de veinte días de anticipación y necesariamente los fanáticos se realizan las mismas preguntas ¿El armenio es un rival competitivo? ¿Es correcto que esta pelea se lleve a cabo?
Las respuestas son diferentes, una positiva y la restante negativa. Martirosyan sí puede ser considerado un oponente competitivo para GGG, pero más allá de ese detalle, esta pelea carece de legitimidad deportiva, algo que responde a la segunda pregunta y que necesariamente merece una argumentación.
UN RIVAL LEGÍTIMO
"Lo cortés, no quita lo valiente" dice un conocido refrán al cual necesitamos recurrir para justificar nuestra fundamentación. Es que si bien estamos en desacuerdo con la presencia de Martirosyan enfrentando a Golovkin, debemos aceptar que sus credenciales deportivas lo avalan para ser oponente del kazajo.
Empezando por el peso. Martirosyan es un súper welter natural que ha peleado toda su carrera por debajo de las 160 libras, pero ha enfrentado a rivales que llegaron a la báscula por encima de ese peso y él en cada pelea suele subir con varias libras por encima de ese límite. Precisamente el 9 de noviembre de 2013 ante el ex campeón mundial súper welter y actual aspirante en los medianos, Demetrius Andrade, Martirosyan a la hora del combate subió al ring en 164 libras.
Si tomamos en cuenta que Golovkin es un mediano pequeño, que aumenta muy poco tonelaje después de la báscula, es posible que en la noche del 5 de mayo sea el armenio el de mayor tonelaje al momento de la pelea. A ello sumemos que Martirosyan es un hombre grande, más alto que GGG (5′11½″ vs 5'10½″), mientras que en alcance de brazo no hay diferencias, los dos marcan 70 pulgadas. Esos datos no permiten apuntar algún abuso por cualquier eventual desigualdad desde lo físico en esta pelea.
Tampoco hay que imaginar una paliza, un KO y algún riesgo para la salud del armenio. Martirosyan nunca ha sido noqueado, ha mostrado siempre excelente asimilación y lo más importante, muy buena recuperación. Lo ha demostrado superando dos caídas en su carrera, en peleas que luego ganó, como ante Saúl Román y Kassim Ouma. El armenio ha perdido tres veces en su carrera, ante rivales de primera línea y en combates muy disputados: Erislandy Lara, Jermell Charlo y Demetrius Andrade. Ante este último perdió por decisión mayoritaria en una batalla donde incluso envió a su rival a la lona en el mero primer asalto.
Martirosyan en absoluto debe ser considerado un "nene de pecho" a la hora de enfrentar un triple campeón como GGG y en la teoría es un rival digno. Sin embargo hay que separar las cosas, ser un rival correcto, en este caso, no permite establecer que "la pelea sea correcta". No, no lo es.
UNA PELEA ILEGITIMA
Vanes Martirosyan ha peleado una sola vez en los últimos 32 meses. Su última pelea fue hace casi dos años, el 21 de mayo de 2016 ante Erislandy Lara. De sus tres últimas batallas ha perdido dos (Lara y Charlo), mientras que en la restante (Ishe Smith) consiguió una victoria por decisión mayoritaria.
O sea, al óxido de tanto tiempo sin ver acción, suma un posible deterioro en su desempeño boxístico tal como lo transmite la estadística. Por si eso fuera poco, el armenio ha tomado esta pelea con apenas 16 días de antelación. El anuncio oficial se realizó el pasado 18 de abril.
Por más que Martirosyan haya declarado que nunca dejó de entrenar y estaba listo para la oportunidad, es imposible creerle. Todos los rivales que toman esas "chambas" de última hora, suelen decir lo mismo, poco menos que "estaban terminando un campamento de ocho semanas y están mejor que nunca". La realidad siempre es diferente, no están preparados, no tienen la cantidad de asaltos de preparación adecuados, no tienen el estado físico apropiado, deberán sacrificar muchas cosas para dar el peso y otorgarán todo tipo de ventajas a la hora del combate.
En estos casos una victoria siempre será la excepción y no dependerá de Martirosyan, dependerá de su rival. Y ya sabemos que GGG nunca dejó de entrenar, máxime con la pelea de alta exigencia que fue suspendida contra Canelo.
Es posible que Martirosyan soporte todo el combate y este finalice con una victoria del kazajo en las tarjetas. El estilo de armenio, sumado a su poca contundencia en la pegada, le facilitará la tarea a Golovkin, que no tendrá exigencias y se llevará la victoria en una suerte de pelea de exhibición.
No hay como tomarse en serio a esta pelea, esa es la realidad y la razón esencial para considerarla ilegitima. Fueron pocos días previos para definir un rival, algo que en el boxeo actual es un verdadero disparate. Porque de manera independiente a las pocas posibilidades de que la salud de Martirosyan corra riesgos, este tipo de autorizaciones donde se recurre a un rival alternativo sin preparación adecuada, implica siempre riesgos para la salud de ese oponente de ocasión.
Habrá razones desconocidas para que la realización de esta pelea haya sido una misión obsesiva y persistente hasta encontrar un rival. Sin embargo, no debió la misma ser autorizada. Se crea un precedente peligroso y por sobre todas las cosas, se banaliza la seriedad de un deporte que necesita organismos de control rígidos y apegados como premisa esencial a la salud deportiva de los rivales. Hay plazos previos que deben ser respetados a como dé lugar.
Es verdad que al final del día el boxeo profesional es parte de un negocio, pero permitir este tipo de peleas de exhibición, con un oponente que solo fungirá como actor de reparto, atenta contra la seriedad y la propia salud de ese negocio.