MÉXICO -- La noche del 29 de enero de 1994 quedará clavada por siempre en el corazón de Julio César Chávez, y no necesariamente por el hecho de haber perdido ese día su invicto como peleador profesional, sino porque ese día, ante Frankie Randall, se desencadenaron muchas cosas que cambiaron el resto de su carrera.
En charla con ESPN, a 25 años del lamentable suceso, la leyenda compartió los recuerdos de aquel día en el que sufrió también su primera caída, donde se dio cuenta que había perdido la batalla contra las adicciones, y donde a pesar de todo tiene un bonito recuerdo, porque uno de sus hijos, Omar, salvó la vida.
"Ese fue el día más triste de mi vida", recordó el gran campeón. "Miraba llorar a la gente, y a pesar de todo me dieron un recibimiento increíble, como si hubiera ganado, miles me recibieron llorando en Culiacán, fue al triste, eran casi 15 años sin perder, 90 peleas invicto", añadió.
Julio recuerda que esa pelea ante Frankie Randall la rechazó para enero porque él sabía que no iba a estar listo, pero como el promotor Don King, con quien ya tenía muchos problemas, le dobló de tres a seis millones de dólares la bolsa para la batalla, decidió agarrarla, pensando en que quizá el estadounidense no iba a ser tan duro.
"Pasaron muchas cosas, pero primero no le quiero quitar mérito a Randall, fue mejor delo que esperaba y se me complicó su estilo", adelantó JC. "Para esa pelea ya venía yo arrastrando ciertas adicciones, les había dicho que no porque además a Randall lo traía el hijo de Don King y yo ya traía problemas con Don King, me quería ir ya. Pero me subieron de 3 a 6 millones la bolsa y empecé a entrenar los primeros días de enero.
"Y aparte pues fue un mes crítico porque mi hijo Omar estaba muy malo, tenía el cerebro inflamado y con temperatura y tuve que llevarlo de emergencia a San Diego y dejé de entrenar una semana. Gracias a Dios mi hijo se puso bien y así pelee. Ya después de la pelea me metí al cuarto con Omar y Julio y cuando me desperté al baño me dijo Omar: 'Apá ¿te acuerdas?, ay Apa, caíste de culito'. Pero yo ni vi ese golpe con el que me tumbaron", recordó entre risas el gran campeón.
En aquella ocasión, en la que por cierto se estrenó la MGM Grand Garden Arena para el boxeo, Chávez sufrió su primera derrota, y también su primera caída. "Yo creo que si no hubiera sido por la caída hubiera ganado, ya sentía yo que iba de menos a más, pero vino la caída y se perdió la pelea", recalcó. La decisión, dividida, fue para Frankie por 114-113, 116-111 y 113-114.
"Después de esa noche creo que agarré más fuerte la adicción y todo. Seguía ganando porque era bueno, pero también empecé a perder y mi declive vino más fuerte. Ya no pude parar. Ya los golpes me dolían, no me preparaba igual, fue una lástima lo que sucedió", sentenció el más grande boxeador en la historia de México.
