A veces la vida se trata de estar preparado y aprovechar las oportunidades cuando aparezcan. Ante ese sendero se encuentra Yordenis Ugás (26-4-0, 12 KO's), quien tiene en sus puños la posibilidad de convertirse en el obligado referente del boxeo en la extensa y fructífera historia de la mayor de las Antillas.
Ugás enfrentará a la leyenda Manny Pacquiao (62-7-2, 39 KO's) en el T-Mobile Arena de Las Vegas, Nevada, por el cinturón de súper campeón welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), en la que constituye la pelea de más alto perfil para un peleador cubano, probablemente en los últimos 50 años.
"A diferencia de muchos luchadores descontentos, ellos protestan y convocan a una gran pelea. Trabajé duro y nunca me creí digno de nada. Esta gran pelea entró en mi carrera y nunca la pedí. Ella vino a través de Dios y el azar", escribió en redes sociales el antillano.
Él estará cruzando golpes con uno de los tres mejores peleadores de los últimos 20 años, campeón en ocho divisiones de peso y con cinturones mundiales en tres décadas diferentes (90', 00' y 10').
Sin minimizar las proezas de los tricampeones olímpicos Teófilo Stevenson (1972, 1976 y 1980) o Félix Savón (1992, 1996 y 2000) --los dos grandes íconos del reconocido pugilismo amateur de la Isla--, y del grupo de boxeadores que tuvieron que "desertar" a partir de los años 90' para volver a colocar el nombre de Cuba en el boxeo rentado (empezando por Diosbelys Hurtado y Joel Casamayor), ninguno de ellos ha lidiado con semejante oposición.
Lo más cercano en el pasado reciente fue protagonizado por el peso pesado y campeón olímpico Odlanier Solís (22-3-0, 14 KO's) el 19 de marzo de 2011, en Colonia, Alemania. Él retó y perdió por nocaut en el primer asalto ante el entonces campeón mundial del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) Vitali Klistchko (45-2-0, 41 KO's). Lo mismo sucedió en las dos ocasiones que Luis Ortiz (32-2-0, 27 KO's) chocó contra Deontay Wilder (42-1-1, 41 KO's) por el cinturón pesado del CMB; en ambas terminó noqueado.
Guillermo Rigondeaux (20-2-0 y 1 NC, 13 KO's) estuvo en otros dos grandes pleitos. Primero, cuando derrotó por decisión al filipino Nonito Donaire (41-6-0, 27 KO's) en el Radio City Hall de New York en 2012; y luego cuando cayó por abandono ante el ucraniano Vasyl Lomachencko (14-2-0, 10 KO's) en el Madison Square Garden en 2017.
Apenas 11 días tuvo Ugás para prepararse para la pelea de su vida. Iba a enfrentar a un derecho, el argentino Fabian Maidana (19-1-0, 13 KO's), y ahora chocará contra uno de los zurdos más temidos de la historia moderna del deporte, no importa que éste ya tenga 42 años.
Este escenario no le es extraño. No es la primera vez en ser convocado para tomar con pocos días de antelación un combate en el que sale como víctima. Ya le había sucedido contra del entonces invicto Jamal James en 2016 y terminó ganando por decisión unánime.
Aunque Pacquiao está en otra "liga", esa situación no amilana a Ugás que aseguró con humildad al programa A los Golpes de ESPN que esta es una buena oportunidad para retirar al filipino. "He estado trabajando en el boxeo desde que tenía seis años, al más alto nivel. Esta es mi oportunidad".
Pacquiao estaba debajo en las apuestas, 1-2, cuando su oponente era Errol Spence Jr. (27-0-0, 21 KO's). El cambio de oponente por la lesión en el ojo de Spence Jr. invirtió las probabilidades, 3-1, a su favor.
"Es un desafío grande. Es un guerrero que tiene una historia increíble en el boxeo. Pienso que es uno de los mejores boxeadores que ha pasado por nuestro deporte. Pero yo soy un guerrero, yo también he hecho mi carrera. Me he ganado mucho respeto dentro del deporte (...), expresó el medallista de bronce olímpico en Beijing 2008.
Después del modo en que cayó su compatriota Guillermo Rigondeaux el sábado pasado ante el filipino John Riel Casemiro (31-4-0, 21 KO's) y la constante de las derrotas de los peleadores cubanos en los máximos escenarios del boxeo profesional, Ugás tendrá la responsabilidad, no solo de invertir la tendencia, a pesar de no salir como favorito, sino de lavarle el rostro a una escuela excelsa en el amateurismo, pero que sigue sin despegar en el boxeo de paga.
"No tomé la pelea por dinero. Tenía un buen contrato para mi primera defensa, podía esperar, pero sé que puedo pelear, puedo competirle esa noche y sé que puedo regalarles una gran pelea a todos los fanáticos", reveló Ugás.
El cubano agregó que junto a su entrenador Ismael Salas tendrán un plan para contrarrestar todo lo que traiga Pacquiao al ring y como motivación adicional luchará el sábado en nombre de la libertad que persiguen sus compatriotas en la Isla.
"Todos conocen mi historia sobre cómo vine a Estados Unidos para seguir mis sueños de convertirme en campeón mundial, y ahora es el momento de sellar mi legado con una victoria, como uno de los mejores luchadores cubanos que jamás se haya puesto un par de guantes", subrayó.