Ceremonia de apertura a pura pompa. Steve Aoki como DJ. Kylie Minogue y un recital para agregar espectáculo. John Legend aportando lo suyo. Show de drones. Presentación de los pilotos bien al estilo estadounidense. Luces, color… Las Vegas se visitó de etiqueta para recibir a la Fórmula 1 por primera vez en 41 años, desde aquella ya lejana segunda y última visita en el circuito enclavado en el estacionamiento de Caesars Palace. Esta vez se buscó más brillo y se armó una pista urbana en el medio de la ciudad del pecado. Todo lo externo a lo deportivo, diez puntos. Pero cuando llegó el momento de que los autos salieran a la pista comenzaron los problemas que no pueden vivirse en una competencia de Fórmula 1: ¡se levantó la tapa de una alcantarilla y la actividad de la primera tanda de entrenamientos se canceló apenas diez minutos después de comenzada!
Carlos Sainz se llevó la peor parte: la tapa directamente destruyó su Ferrari. El team de Maranello informó que debía cambiarse el chasis, el motor de combustión, batería y centralita. Esteban Ocon también sufrió con su Alpine, aunque finalmente no debieron cambiar su chasis. Guanyu Zhou también padeció daños en su Alfa Romeo. La bandera roja salió de inmediato, se paró la tanda y Liberty Media fue lo suficientemente cuidadosa de su carrera como para evitar mostrar imágenes del pozo que quedó en pleno asfalto de la recta larga.
El show, diez puntos. El arranque de lo deportivo, un fiasco. Por primera vez Liberty Media, empresa que regentea los derechos comerciales de la Fórmula 1, ofició como promotor de un GP. La inversión para la cita en la ciudad del pecado alcanzó 435 millones de dólares. Las entradas que se pusieron a la venta treparon a precios estratosféricos, convirtiendo a la carrera de Nevada en la más cara de la historia (superó ampliamente a las otras citas del calendario). Las entradas más baratas arrancaron en 500 dólares el fin de semana en ubicaciones sin asientos (por ejemplo, las más baratas para Hungría 2024 están 184 dólares) y treparon hasta los 15.000 dólares en el paddock club. Si el bolsillo está un poco más holgado, por 40.500 se podía acceder a la ceremonia, un tour por la pista, paddock y estar cerquita del podio. ¿Más show? Se armó una capilla en el paddock para los clásicos casamientos de Las Vegas y el primero que contrajo matrimonio fue Jacques Villeneuve, campeón de F1 de 1997 y hasta un burdel ofreció servicio gratuito para los pilotos.
La pista urbana tiene 6.201 metros (la segunda más larga del ejercicio, solo superada por Spa-Francorchamps), posee 17 curvas (11 a izquierda y las restantes a la derecha) y está iluminada por 1.750 focos, sin contar las miles de luminarias de los carteles y de la enorme esfera que es más alta que la Estatua de la Libertad y que proyecta imágenes en sus 54.000 metros cuadrados de pantalla. Todo, sin dudas, espectacular. Salvo por el pequeño detalle de las alcantarillas. El problema fue que falló el cemento que sujetaba la tapa de la alcantarilla, que al desprenderse impactó en el fondo plano de la Ferrari de Sainz. Ese fue el problema. El problemón fue que, ante la situación, la organización de la carrera debió fiscalizar las otras tapas. ¿Cuántas? ¡150! En al menos 40 hubo que realizar tareas.
Ahora bien, ¿era necesario que salieran los autos a la pista para notar el problema? Alguien podrá decir que en el GP de Azerbaiyán de 2019 pasó lo mismo (el dañado aquella vez fue el Williams de George Russell) y la primera tanda también se suspendió. Pero con ese antecedente, ¿no debería la FIA aumentar los protocolos de control para evitar reiteraciones en otros urbanos? La respuesta se cae por su propio peso. Pero en Las Vegas, donde todo es distinto, el control cambió. La Federación Internacional del Automóvil tiene establecido que la revisión de la pista debe hacerse un día antes del comienzo de la actividad. Pero en Vegas… Entre que los últimos detalles se hicieron sobre la hora y que las calles no se cerraron al tránsito hasta el miércoles a la noche, la inspección se hizo el jueves a la mañana. Algo o alguien falló.
“Dañamos por completo un auto, esto es inaceptable para la Fórmula 1. Nos costará una fortuna”, bramó Frédéric Vasseur, director de Ferrari, en la larguísima espera que se dio desde la cancelación hasta la confirmación de que finalmente habría segunda sesión. Fueron cinco horas y media, mientras los auxiliares de pista trabajan en cada tapa de modo casi artesanal, con soplete, cemento, asfalto y espatulita.
Para Toto Wolff, lo ocurrido no fue importante: “Esto no es nada. Estamos a jueves por la noche, tenemos una sesión de entrenamientos libres que no vamos a hacer”, dijo ente los medios en Las Vegas. “Están hablando de una maldita tapa de drenaje que se ha deshecho. Eso ha sucedido antes. Demos crédito a las personas que han creado este Gran Premio, que han hecho que este deporte sea mucho más grande de lo que nunca fue”, sentenció el austríaco, quien también aseguró que era una pena lo ocurrido con Sainz. “El show fue mega en la ceremonia, fue algo que no había visto nunca… Pero no porque haces eso no tienes que hacer tu trabajo en la parte deportiva, son cosas separadas”, retrucó Vasseur, quien verá cómo Sainz perderá diez lugares en la grilla de partida como penalización por cambio de batería. “Me sorprende la sanción. Es lamentable e injusta”, dijo Zak Brown, director de McLaren. Tal vez hubiera sido bueno que la Federación fuera tan quisquillosa y reglamentarista a la hora de revisar la pista…
El verde para la segunda tanda del eterno primer día de actividad de la 22ª fecha de la 74ª temporada de la categoría que se vive por Star+ (no incluye México) se estipuló para las ¡2 de la mañana de Las Vegas! Pero a diez minutos de llegar a la hora señalada, se atrasó 15 minutos. Un puñadito de minutos después, otros 15 para mandar todo a las 2.30. Y fue sin público, porque cuando faltaba media hora para el horario inicial de arranque (1.30) se anunció que sería a puertas cerradas por cuestiones logística y desalojaron las tribunas... Una pena y falta de respeto, cuanto menos, para los que se bancaron las cinco horas de espera. Charles Leclerc fue el más rápido con su Ferrari, seguido por Sainz, pero eso es casi anecdótico. El dicho dice que los que pasa en Las Vegas, queda en Las Vegas. Esta vez, lo que pasó en Las Vegas, dio la vuelta al mundo.