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¿Y ahora qué? ¿Y ahora quién? ¿Y ahora cómo? La Bomba y Emilio, enmudecen

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México empata ante Ecuador y queda fuera de la Copa América (1:56)

Revive las acciones más importantes del empate de México contra Ecuador en la Copa América 2024. (1:56)

Inevitablemente, México se colapsa en el epicentro de todos sus errores, pero no todo comienza con Jaime Lozano, por el contrario, todo termina con él.

LOS ÁNGELES -- Para José Luis Alvite el futbol era una especie de onanismo pasional: la felicidad incluye el fracaso. No le seducía el futbol y según sus conocidos, tal vez nunca salió de su natal Santiago de Compostela. Pero, ajeno y distante al futbol y cuya única referencia de México debió ser el restaurante que está cruzando la austera estación del tren de la bellísima ciudad, aún así
–inconscientemente--, creó una sentencia imperdible para la afición tricolor: “El amor eterno es aquel cuyo fracaso (eterno) se recuerda siempre”. En México, las azucenas se perfuman de cempasúchil.

Dicho estaba que en el mes de julio estaría ya en casa la Selección Mexicana, que cada vez es menos selección y cada vez es menos de los mexicanos.

Ecuador echó a México de la Copa América. La Tri echó de su propia casa (Estados Unidos es el patio de juegos –amargos—de México) al Tri. 0-0, un resultado que no dignifica a ninguno, pero que enciende los cirios mexicanos, todavía calientitos tras los tropiezos ominosos y vergonzosos en Qatar 2022 y en la Nations League.

¿Y ahora qué? ¿Y ahora quién? ¿Y ahora cómo? ¿Y ahora cuándo?

México –dicen--, es el eterno aprendiz y el eterno adolescente babeante y baboso del futbol mundial. Ni cómo apelar, ni cómo repelar. “Pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias”}, del puño y de la letra de Miguel Hernández.

Por lo pronto, Duilio Davino salió al frente a hacer la única chamba real que desempeña –con millonario salario--, entre bufón y Magdalena, entre patiño y plañidera: “Jimmy Lozano seguirá al frente” del Tri. Y nada más.

Claro, la #YuntaDeDueños (dixit Sven-Goran Eriksson), sesiona este 3 de julio. Y podría ser utilizada por el Máster en Gatopardismo (“haz cambios, pero para que nada cambie”) Juan Carlos Rodríguez y el amo del teatro guiñol, Emilio Azcárraga Jean, para recular, para culipandearse, y protagonizar la gran farsa, esa tan ajada, tan usada, tan manida, tan irresponsable de “por decisión unánime”, echar a Jimmy Lozano y buscar nuevas alternativas.

Inevitablemente, México se colapsa en el epicentro de todos sus errores. Pero no todo comienza con Lozano, por el contrario, todo termina con él.

Dirigentes voraces, que en su inmensa estulticia, soberbia o perversidad, toman decisiones incorrectas, absurdas, suicidas y corruptas. Aniquilan al jugador joven mexicano, y son parte de la extorsión para que lleguen muchos extranjeros de medio pelo al futbol mexicano. Y además, hay imbéciles, desde todas las tribunas posibles, que les aplauden.

Y una generación de futbolistas de medio pelo. Ante Ecuador, México mostró su expresión posible, y de nada sirvió, más allá de que el Chino Huerta salvó su pellejo, mientras que Luis Chávez –dicho ya hasta el cansancio--, dejó en Siberia las bolsitas de testosterona, el cerebelo y el bulbo raquídeo, y vive bajo el embuste desgraciado de su golazo en el Mundial de Qatar.

Pero sí, fue la algidez futbolística del Tri ante Ecuador. Pero no alcanzó para pasar de la fase de grupos. Es decir, con esta misma prole, en su máximo potencial, con una dosis extra de cafeína y trasplante de cacumen, encontrará su pase a la fosa común del fracaso en el Mundial 2026.

Jaime Lozano, quien pasó de #MrNIce a #DespicableTri, cometió sus propios errores. Los becados que tiene como auxiliares sólo ayudan a su confusión. Aquello de que dos cabezas piensan mejor que una, en la banca de México, queda claro, se equivocaron Descartes y Pitágoras: 1+1=0.

No descifró la estrategia de Venezuela y de Fernando Batista. Ni el laberinto de Ecuador y Félix Sánchez. Válgaseme recurrir a la retórica, pero, a veces, Lozano se ha visto como un daltónico ante un Cubo de Rubik.

Pero, insisto, no todo concluye con Lozano, sino que es la gota accidental, el chivo expiatorio, de todos los cánceres del futbol mexicano, que incuban, insisto, en la estulticia de directivos, y también anótelo, de la mediocridad pasiva, acobardada y cómplice de los técnicos mexicanos, que sólo lloriquean, desde detrás de micrófonos de un caos en el que también ellos han participado.

¿Y ahora qué? ¿Y ahora quién? ¿Y ahora cómo? ¿Y ahora cuándo?

Ideal sería que los dueños de equipos recordaran que a ellos les pertenece la FMF y la Selección Mexicana, y que no tienen que someterse, como esclavos, a los devaneos y antojos de un solo personaje. Insisto, Azcárraga Jean puede sobajar y humillar a todos los dueños del futbol mexicano, pero sólo de uno en uno, pero no a todos juntos.

El problema es que, con dos ejemplos notorios a la cabeza, como Jesús Martínez y Alejandro Irarragorri, #LaYuntaDeDueños vive en un canibalismo traidor y traicionero, más dispuestos a hacerse daño que a luchar por su emancipación. El derecho a la libertad se colapsa ante el privilegio de su cobardía y traición.

Hacer los cambios necesarios, es muy sencillo. Están ahí, archivados: reducir extranjeros; fortalecer y crear nuevos torneos de menores; regresar al ascenso y descenso; acabar con la Multipropiedad, un genuino director de selecciones y un genuino presidente de la FMF, y no las marionetas que son Duilio Davino e Ivar Sisniega.

Y a ver si en verdad, el Máster del Gatopardismo, (“haz cambios, pero para que nada cambie”) Juan Carlos Rodríguez, sabe, quiere y puede ejecutar su proyecto. Hasta ahora lo único valioso ha sido marginar más al marginado Mikel Arriola.

Mientras tanto, Usted aficionado mexicano, resígnese y persígnese, y no olvide, que, en su vocación galopante hacia el sadomasoquismo, José Luis Alvite ya le instituyó un mantra: “El amor eterno es aquel cuyo fracaso (eterno) se recuerda siempre”.