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El hockey como segunda casa y ser campeón en el club de tu vida por Agustín Lavagno

De sufrir descensos a volver a Primera, transformarse en un club modelo y ser el reinante del hockey de damas en el Metropolitano. San Fernando se convirtió en una institución formadora de grandes jugadoras y candidato a llevarse todos los títulos oficiales cada año. El último ganador del Metropolitano y de la novedosa Copa Buenos Aires parece no tener techo. Su entrenador, Agustín Guga Lavagno, lo reafirma y rememoró toda la transformación del Tricolor en este siglo y cómo impactó en su vida y su relación con el deporte del palo y la bocha. "El mismo día que salimos campeones, cuando terminó un poco la euforia de los festejos y demás, ahí mismo en SAG, las junté a las chicas y lo que me salió decir, más allá de las felicitaciones, el agradecimiento y la felicidad que teníamos en el momento, es que este es un equipo que tiene el techo todavía muy alto", recordó en charla exclusiva con ESPN Hockey.

Sanfer levantó dos de los últimos tres trofeos del Metro, solo se quedó con las ganas en 2022 tras perder la final con Lomas. Y parece que cada año se hace más difícil derrotarlo. En este sentido, la clave que encuentra el entrenador es siempre mirar hacia adelante. "Para que realmente sea un equipo protagonista de acá a muchos años, tenemos que seguir, intentar evolucionar. Nosotros nos hicimos cargo de este grupo que venía de un período anterior muy exitoso, que fue muy importante para estas jugadoras, pero entendíamos que había un trabajo que se había hecho y había otra parte que había que continuarlo y que había que agregarle", describió Guga. Lo cierto es que el arranque del 2024 para el portador del título vigente fue con vaivenes. "Todos estos desafíos, todas estas cosas de seguir mejorando, generan situaciones en donde jugadoras que vienen de salir campeonas, consciente o inconscientemente, se replantean de por qué tienen que hacer cosas nuevas o cosas distintas. Hay situaciones en donde es difícil convencer a las jugadoras. Bueno, ese es el desafío del cuerpo técnico y en eso estamos. Por eso también este inicio un poco irregular, porque seguimos en un proceso de cambio que creemos que va a ser positivo para este equipo", explicó.

La senda hacia el éxito del equipo del norte bonaerense no fue para nada sencilla. De hecho, a Lavagno le tocó vivir toda la etapa previa inmerso entre la formación de jugadores y jugadoras del club en las divisiones inferiores y, en paralelo, su peor momento deportivo en años: descender en el 2007 como entrenador tras tener que asumir como DT con el torneo empezado. Sin embargo, ratificó que fue un hecho bisagra. "Ahora mirándolo de lejos, yo creo que terminó siendo positivo para el club, porque nos permitió hacer, ese año en la B y los años posteriores en el A, una reconstrucción y un recambio interesante, que fue la base para que San Fernando, con los entrenadores que siguieron, tenga un progreso muy importante", analizó. Y agregó: "La verdad que este club exige mucho porque los entrenadores anteriores los llevaron a un lugar de protagonismo absoluto. Al haber sido entrenador de Inferiores durante muchos años, conocía mucho a las chicas que iban subiendo, entonces se me hizo más fácil y se le hizo más fácil a ellas".

En el camino a su hazaña máxima como entrenador de su segunda casa, que tal como él mismo mencionó, "es algo incomparable. Volver al club y ganar dos de tres torneos fue inmenso. La alegría más grande que hay", también contó con varias paradas previas como conducir al Seleccionado de Buenos Aires Sub 21 de caballeros o a la Octava y Séptima de Sanfer que lo fueron nutriendo en su rol y construyeron su forma de dirigir. "Más allá de tener mi impronta, de tener mi esencia, de tener mis valores y mis ideales como entrenador, siempre fui bastante receptivo a las opiniones externas, al intercambio con otros entrenadores y con otras personas del deporte, incluso al intercambio con los jugadores y/o jugadoras. Si bien es una frase hecha, me parece que es muy importante aplicar esto de ‘no dejar de aprender nunca y de no creérsela nunca, sino siempre seguir incorporando'. Esas etapas fueron muy importantes. Cuando uno siente que su mensaje o su manera de enseñar le llega al jugador, esa es la satisfacción más grande y vale más que un campeonato. Cuando lográs incorporarle algo a algún jugador y que lo asimile como un hábito, creo que eso no se paga con nada", describió.

La experiencia de levantar un trofeo del Metro también la había experimentado previamente, por primera vez, con Banco Nación en 2018. "Fue una alegría inmensa y algo que va a quedar para mí para toda la vida. Estuve tres años y se dio una construcción en cada temporada muy marcada, de menor a mayor. Es un club que la peleó siempre y fue campeón cuando nadie lo esperaba. Lógicamente contábamos con grandes jugadoras que pasaba de ser un grupo con históricas a uno que le abría la puerta a las de afuera. Eso generaba toda una situación que en ese campeonato habíamos logrado alinearnos y de a poquito nos convencimos de que podíamos ganarle a cualquiera", rememoró.

Claramente, momentos como ése, hicieron que para Agustín fuera mutando su manera de liderar y lo ilustró: "A lo largo de los años y cómo fueron cambiando las generaciones, no alcanza solo con ser un gran entrenador de hockey, sino que a toda esa parte hay que meterle mucha cabeza y mucho manejo de grupo. Yo soy un admirador de Julio Velasco, entrenador de vóley, y lo que dice es: ‘si vos sos un entrenador que sabe 90, pero que a tus jugadores les llega 10, es muy distinto a si sos un entrenador que sabe 50, pero a tus jugadores les queda 90. Ahí hay una gran diferencia’. Creo que fui intentando aprender todas estas cosas para que el mensaje que uno da llegue lo más fácil y concreto posible y, además, intentar que también haya momentos para divertirse y para pasarla bien".

Referentes hubo muchos en la vida de Lavagno, sin embargo, hay uno en particular que lo marcó tanto como compañero y como colega. "Cualquier persona de mi generación, un poco más arriba, un poco más abajo, que le preguntes por el Chapa (Retegui) en la formación te va a hablar maravillas porque esos fueron años espectaculares en los que nos tocó vivir desde Quinta División hasta los que jugamos en Primera. Y como DT, bueno, sus logros hablan solos, pero para nosotros fue una cosa espectacular y nos formó a todos como deportistas y después, obviamente, dejó una impronta muy fuerte en todos los que fuimos siendo entrenadores", enfatizó sobre su excompañero y hoy colega ganador del oro olímpico con Los Leones en 2016.

"Cada año es un año nuevo en donde analizo mi futuro, de cómo sigo, en dónde sigo y demás cuestiones. Amo lo que hago, me encanta. Es una pasión que tengo. Me gustaría en algún momento dirigir hockey en Primera de caballeros y a un Seleccionado. Claramente sería algo espectacular pero no es fácil. Hay muy buenos entrenadores en el país y es difícil de lograr, aunque uno siempre lo tiene en la cabeza", dijo sobre sus deseos en la profesión. "El hockey en mi vida es una segunda casa, una segunda familia, los amigos de la vida. A mí me tocó compartir un montón de cosas con un montón de gente. Ahora también tengo un hijo chico que de a poco empieza a insertarse en la vida del club y empieza a ver un montón de situaciones que ya viví. Es una parte fundamental de mi vida y algo que recomiendo", concluyó Lavagno.