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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Lejos de casa
La serie de Copa Davis entre Israel y Argentina fue particular por una veintena de razones. La más visible, lógicamente, tuvo que ver con la relocalización de la eliminatoria, originalmente programada en Tel Aviv y trasladada al sur de Estados Unidos por el conflicto en la Franja de Gaza. Reubicados en Sunrise, Florida, bajo abrigo de la comunidad judía de la región, los miembros del equipo local aprovecharon para reforzar sus críticas a la ITF y describieron el escenario bélico de una manera, por lo menos, peculiar...

"Les dije [a los miembros de la ITF] que por no esperar dos semanas iban a lamentar su decisión", protestó Shlomo Glickstein, CEO de la Asociación israelí, poniendo en primer plano el alto el fuego permanente pactado a fines de agosto, pese a las recientes acusaciones de violación hacia Israel. "Insólitamente tuve solo cinco minutos para presentar la apelación", siguió.

El doblista Jonathan Erlich reveló que junto a su compañero Andy Ram habían pensado en boicotear la serie: "Teníamos la intención de no presentarnos y realizar un comunicado. Después, hablando con la Asociación y el resto del equipo, entendimos lo importante que se volvía nuestro punto y cómo podía impactar en el tenis de Israel volver al Grupo Mundial".

Ram fue más allá: "Mi sueño era jugar con 11 mil personas gritando nuestros nombres. Me dio mucha bronca. En algún punto, siento que de esta manera dejamos ganar a los terroristas. Además, por cómo se han calmado las cosas, hoy podríamos organizar hasta los Juegos Olímpicos...".

Entre los singlistas, Dudi Sela reconoció tener siempre un ojo en Oriente, por inverosímil que resulte el recurso: "En mi celular tengo una aplicación que me avisa cuándo hay alarmas [de bombardeo] en Israel. Entonces cada vez que pasa, sea en el día o a la noche, mi esposa me llama y me tranquiliza: 'Estamos bien, no es cerca nuestro'".

Mientras tanto, para Bar Botzer el contexto no es desconocido: finalizada la experiencia Davis, el joven de 20 años debe volver a Israel para retomar su servicio de dos años con el ejército: "Mi Sargento Mayor iba a ver los partidos. Antes de la serie Dudi le dijo que no me haga trabajar tanto a la vuelta...".

El fin del fin
Dentro de la cancha, también hubo postales de película en Sunrise. Mucho de ese concepto se lo lleva el punto del dobles y el especial partido de Andy Ram. Porque no jugaba desde mayo, porque era su último partido profesional... y porque en el tramo final del juego realmente daba muchísimas ventajas. Disminuido físicamente y con todo aquello en la cabeza, el israelí de pronto se encontró sirviendo para match, en pleno quinto set y con un solo break de ventaja.

"No quería pensar que era el último game de mi carrera, solo en cómo terminar el partido", reveló post partido el ahora exjugador. ¿Cómo fue ese cierre? Con Ram sacando a poco más de 100 kilómetros por hora y Erlich agigantándose en la red para desactivar las devoluciones argentinas: "Tuve mucha suerte de tener a Jonathan a mi lado. Creo que ningún otro jugador en el mundo podría haber jugado una secuencia tan suicida. Cuando nos pusimos 5-3 el se acercó y me dijo: 'Simplemente concéntrate en poner en juego el primer servicio y ya no vas a tocar la pelota'. Y eso fue lo que sucedió. Ocupó toda la cancha".

Con la victoria, la descarga: "Me dejé caer en el piso y todo fue emoción. Luego me puse a pensar en todas las cosas que vivimos con Jonathan, una relación tan única dentro y fuera de la cancha... haberla cerrado así, de manera tan drámatica. Sencillamente no pude parar de llorar".

Rafter vs. ITF
De un tiempo a esta parte ha dejado de ser inusual escuchar críticas de jugadores y entrenadores hacia la vigente organización de la Copa Davis. El formato y el calendario encabezan la lista por un campo de distancia, reflotando alternativas como jugarla cada dos años o de corrido en 15 días. Pero en Australia, el capitán Patrick Rafter cuestionó con vehemencia otra arista del reglamento, más bien periférica pero igualmente atendible.

El contexto: Australia, ya 3-0 arriba, llegaba a los cruces de domingo con un Llyeton Hewitt consumido por singles y dobles, más Chris Guccione tocado desde lo físico. Sam Groth llenaba uno de los espacios vacíos. Pero Rafter se rehusaba a utilizar en el restante a Nick Kyrgios -otro con molestias recientes-. En vez de ello, quería mandar a la cancha al quinto jugador, Thanasi Kokkinakis. Pero tras un denso intercambio con la ITF, llegó la lógica negativa.

"Aquí es cuando la regla se vuelve pura mierda. Es un partido irrelevante, no le veo sentido sentido a lo que hace la ITF. Quería poner a Thanasi. Creo que sería bueno para todos verlo jugar y notar el potencial que tiene", fustigó Rafter. Luego de la polémica, Kyrgios ocupó ese lugar y redondeó el 5-0 para los australianos.

Retiro no, pausa sí
Sin acción desde marzo, en los últimos días circuló la versión de que Nadia Petrova se alejaría definitivamente de la actividad profesional. Incluso de boca de Shamil Tarpischev, capitán de Fed Cup y expresidente de la Federación rusa. "Lamentablemente Nadia va a terminar su carrera, aunque yo creo que en dobles podría seguir unos cuantos años en el máximo nivel", lanzaba Tarpischev en conferencia.

Las últimas noticias de la ex-N°3 del mundo respaldaban esa afirmación. Una lesión en la cadera, otra en el muslo, un cierre anticipado en 2013 y un desencadenante trágico en diciembre: su madre fallecía en un accidente automovilístico. Desde entonces, solo seis torneos en pista para ella. Y una prolongada inactividad que, entonces, parecía decisiva.

Pero ante el revuelo, la aclaración: "El año pasado afronté un momento muy complicado en mi vida: perdí a mi mamá. Fue algo repentino y sumamente doloroso. No tenía la fuerza ni las ganas necesarias para seguir en una cancha, así que me tomé un pequeño descanso. Al mismo tiempo, traté de curarme la molestia en el muslo", escribió Petrova en un comunicado. Y enfatizó: "Sin embargo, nada de esto implica que vaya a dejar el tenis. Cuando llegue el momento, habrá un anuncio oficial a través de la WTA. Hasta entonces, les pido que respeten mi privacidad y mi decisión de tomarme un tiempo. No tengo más para decir".

Problemas de vuelo
Jet-lag, cambio de superficie y cansancio. Las tres piedras que Gael Monfils tuvo en sus zapatos de cara a la serie de Copa Davis entre Francia y República Checa. Apuesta, entonces, del capitán galo, Arnaud Clement, que lo sacó del primer día de acción. "Esto muestra el potencial del equipo", marcó el principal rival, Tomas Berdych.

Todos los factores influyeron. Monfils no llegó de la mejor manera a París. Su buena actuación en el US Open, donde cayó en cuartos de final ante Roger Federer en cinco sets, dejó una huella importante. El agotamiento físico, en primer lugar; la falta de adaptación al polvo de ladrillo, en segundo; y el ¡jet-lag también aportó su cuota!, dado que Gael reconoció no haberse acomodado con plenitud al nuevo horario de vida.

"Esta no es una decisión personal. Es una decisión del equipo", explicó Monfils en la ceremonia de sorteo del jueves. "Me preguntaron cómo me sentía y yo les dije que sería mejor si no fuera seleccionado para el partido inaugural. Tenemos la suerte de tener una gran reserva de buenos jugadores", agregó.

La baja de Monfils le facilitó la labor a Clement en la decisión de cara a los singles. El elegido fue Richard Gasquet, avisado de antemano y con plena confianza. "Desde el lunes o el martes sabía que iba a estar jugando. Gael estaba cansado y yo tenía el juego para inquietar a él [Berdych] en arcilla", marcó. Y así fue. Jugó, ganó y encaminó el paso de Francia hacia la final de la Copa Davis.

Campeona, una vida después
El tenis croata vive días que quedarán grabados a fuego. Tras la hazaña de Marin Cilic en el US Open, esta semana llegó la vuelta al Grupo Mundial de Copa Davis y un nuevo golpe de Mirjana Lucic-Baroni en la WTA, detonando un resurgimiento que la hace volver 16 años en el tiempo. En 1998, la jugadora nacida en Alemania ganaba en casa el torneo de Bol. Desde entonces, un vacío que recién en el tramo final de este 2014 pudo rellenar, consagrándose en Quebec ante Venus Williams y llegando a 11 victorias en sus últimos 12 encuentros, luego de hacer octavos en el US Open tras partir desde la qualy.

"Estoy muy feliz, no sé cómo explicar lo que vivo en este momento. Pasó tanto tiempo... Finalmente estoy jugando el gran tenis que siempre supe que podía jugar, pero habían pasado muchos años y había perdido un poco de fe en mis condiciones", contó tras la conquista la ahora pupila del español Julián Alonso. ¿Por qué impacta tanto la historia de Lucic-Baroni? Porque apareció y brilló en el circuito con solo 15 años, y alcanzó semifinales de Wimbledon a los 17, pero luego resultó víctima de los problemas económicos de su familia y, en especial, del abuso constante por parte de su padre, compitiendo poco y nada entre 2003 y 2007.

"Es muy incómodo para mí hablar de eso. Obviamente esa fue la principal razón por la que había dejado de jugar. No fue por falta de ganas", explica hoy Lucic, ya casada, viviendo días que tanto extrañaba y que aún le parecen increíbles. "Cuando vuelva a casa, festejaré con mi marido con una buena botella de champagne en su restaurante", dice sonriente. "Todo ha sido muy duro para mí. Antes era normal poder ganar partidos y, después de tantos años, no puedo creer estar aquí de nuevo y cada ronda que paso me da mucha alegría. Realmente necesitaba algo así, después de tanto dolor", agrega una chica que sufrió mucho y se merece este presente. Del llanto a la sonrisa, un regreso para celebrar.