Rafael Nadal ha tenido, en los últimos seis meses, una capacidad de resiliencia pocas veces vista. Por edad y por contexto, su vuelta al circuito luego de recuperarse de la lesión de Müller-Weiss (provocada por la deformación del escafoides del pie (tarsiano)) y de atravesar el Covid-19 sorprendieron al propio manacorí y a los amantes del tenis.
"Estoy con la mejor de las actitudes y con la máxima intensidad e ilusión posible. No se cuando volveré a jugar" declaraba Rafa a fines del 2021, en pleno proceso de rehabilitación tras ir superando, mes a mes, todas las complicaciones que le llevó su pie izquierdo. Hasta su debut en Melbourne, su último partido había sido en Washington, con derrota ante el sudafricano Lloyd Harris.
Su vuelta en la exhibición de Abu Dabi, en diciembre de 2021, dejó algunas dudas en su juego (finalizó en el cuarto puesto luego de caer contra Andy Murray y Denis Shapovalov) pero una alegría por verlo nuevamente en una cancha. Pero solo dos días después de haber finalizado su participación allí, el manacorí dio positivo de Covid-19. "Tuve fiebre durante dos días y estuve en la cama sin apenas poder moverme" declaró en su retorno a Melbourne.
Entre agosto de 2021 y enero de 2022, Nadal atravesó los peores escenarios posibles en cuanto a problemas físicos. Entre su lesión crónica y el maltraer del Covid-19, su vuelta al circuito nunca fue una garantía y el nivel de su retorno era la gran incógnita. "Tenía muchas dudas sobre si jugaría o no el torneo. No solo el Abierto de Australia, sino sobre si iba a volver al circuito por las continuas molestias que tenía en el pie" declaró el español hace algunas semanas, cuando ya había iniciado su participación en el primer torneo de Grand Slam de la temporada.
Pero como todo gran acto de resiliencia, el integrante del Big 3 no se dio por vencido y retornó al circuito. Para principios de enero debutó en el ATP 250 de Melbourne, torneo que terminó ganando. Ricardas Berankis, Tallon Griekspoor, Emil Ruusuvuori y Maxime Cressy fueron los rivales a los que tuvo que derrotar para levantar el trofeo.
Y unos días después, empezaría su excursión al 21° major de su carrera. Récord, en el mundo del tenis e histórico por todo lo que eso conlleva. Por eso este logro para Nadal es cada vez más especial. Y su resiliencia lo es aún más.