Invadí la psiquis del peleador norteamericano Terence Crawford previo a su mega combate contra el mexicano 'Canelo' Álvarez el sábado 13 de septiembre en Las Vegas.
LAS VEGAS -- Evitaré circunloquios y buenismos, si por una casualidad divina yo fuera Terence Crawford, acuña que hubiera firmado sin titubeos, como hizo él, el contrato para pelear contra Saúl 'Canelo' Álvarez, un hombre que ha combatido diez veces en peso supermediano (168 libras) y otras dos en semipesado (175), tres y cuatro divisiones por encima del área de influencia donde me convertí en inmortal.
Aceptaría las dudas y, por supuesto, las críticas de aquellos que aseguran que, en mi única pelea en 154 libras, ante Israil Madrimov, lucí vulnerable. Es cierto, son pocos los elegidos que pueden subir de peso y seguir siendo dominantes. Entendería que un hombre acostumbrado a fajarse con tipos grandes y a aguantarles la pegada no se sentirá amenazado por mí, que he construido mi reputación entre el peso ligero (135 libras) y el welter (147).
No es casualidad que en el pasado reciente Floyd Mayweather Jr. (peleó entre el peso ligero al superwelter) nunca se atrevió a retar a Andre Ward, otrora número 1 supermediano y semipesado. La ecuación ni siquiera estuvo sobre la mesa, entonces los lados estaban invertidos (Floyd, lado A, y Ward, lado B) y no hacía sentido en lo deportivo y lo monetario, pero ahora la motivación que me ampara es el dinero. Suena utilitarista, pero sí, el dinero, me impulsa el vil metal.
Desde pequeños a algunos les enseñan que poseer dinero es malo, pero esos que lo dicen, mienten. Tener dinero es bueno, siempre y cuando lo ganes honradamente. Y yo, metiéndome en la piel de Crawford, también lo comprendo.
Salir vivo de las durísimas calles de Omaha no es juego. Un milímetro más y fuera un número en la estadística de chicos negros muertos por una bala en el barrio. A mis casi 38 años, Canelo me brinda la oportunidad monetaria que he perseguido desde que debuté aquel 14 de marzo de 2008 ante Brian Cummings en Denver.
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No pienses que no hice la tarea; diré al mundo que recibiré $10 millones (por supuesto que será mucho más, pero eso me lo reservo) y tomo el riesgo exclusivamente por el legado; no por el dinero.
Sports Illustrated supone que mi patrimonio neto ronda los $20-$25 millones. Probablemente, el 13 de septiembre, esa cifra se duplique. ¿Todavía crees que es una locura enfrentar a un tipo que domina a placer a pugilistas 20 y 30 libras más grandes que yo?
En lo que te auto respondes esa pregunta, retórica para mí, te advierto que yo no soy el taxista Avni Yildirim, el timorato Jermell Charlo, el autosuficiente insuficiente Edgar Berlanga o el maratonista William Scull. Conmigo, el juego es diferente. El cheque me importa, pero no llegaré a regalarme.
Canelo nunca ha enfrentado a nadie, salvo Floyd Mayweather Jr., con mi IQ boxístico. Él suele sufrir ante púgiles técnicos como yo. Así le pasó ante Erislandy Lara y Miguel Cotto. Además, he tenido tiempo para apertrechar mi anatomía. Solo mira mis fotos del antes y el después y entenderás.
Ser doble campeón indiscutible me obliga a contender.
Perder es parte del deporte, pero soy de los que piensan que las formas importan. No lanzaré mi carrera por la borda al final del camino.
Aunque no lo creas, tengo muchas cosas a mi favor. Llegaré al Allegiant Stadium de Las Vegas sin una pizca de presión. Dígamos, más ecuánime que un neurocirujano en la mesa de operaciones.
El legendario entrenador ofreció su perspectiva sobre el próximo combate de Saúl Álvarez.
Durante toda mi trayectoria profesional he cargado con letra escarlata de que "no vendo" y "no soy atractivo para las masas". No me engaño, la mayoría en Las Vegas irá a ver al mexicano y toda la presión estará en su parcela.
Conozco sus debilidades y mis fortalezas. Si logro absorber su pegada, tendré mayores opciones. Y no importa cuál sea el escenario, debo ser fiel a mi plan de pelea. Moverme sobre el ring, cuidarme de su especialidad: la riposta, cambiar de guardia ortodoxa a zurda constantemente, mantenerlo ocupado con el jab y aplicar presión por rachas para tomar un aire que me facilite adecuar el cardio a mi nuevo tonelaje.
Dmitry Bivol mostró el camino, toca replicarlo. Aunque, repito, tengo claro que raras veces la casa pierde, ahora mismo ESPN BET favorece a Canelo -175 por +140, y la única oportunidad de ganar es dándole una paliza. Si doy el batacazo no solo haré historia convirtiéndome en el único campeón indiscutible en tres divisiones diferentes en la era de los cuatro cinturones, sino que tendré otro gran día de pago en una revancha porque, Canelo seguramente no se quedará dado.
Del ángulo en que lo mires, ya yo gané al enfrentar a Canelo.
