Desde que irrumpió en el escenario boxístico, nadie ha logrado generar tanta conversación como Saúl Álvarez
Nota del Editor: Sexta y última entrega de una serie sobre quién es el mejor boxeador del siglo XXI: Oleksandr Usyk, Naoya Inoue, Floyd Mayweather Jr., Terence Crawford y Manny Paquiao
Lo normal es que de Canelo Álvarez se hable... bien y mal. Resulta natural, más allá del boxeo, que entre más arriba está una figura, haya tiradores que aspiren a esa posición. Es parte de lo que implica el éxito.
Ahora las críticas giran en torno a la elección de su próximo rival: Terence Crawford. Un pugilista más liviano y que debió subir dos divisiones para enfrentarle, situación que debería facilitarle las cosas al mexicano.
A veces, en los juicios, hay más resentimiento que razón. Está bien, no pasa nada, el mundo es libre y se entiende que eso suceda, que tengan que vender con su nombre o, en el caso de los exboxeadores, hasta haya un pedazo de tristeza por haber protagonizado cuando no había tanto dinero en juego.
Acompañado al resentimiento, también hay algo de envidia. No por haber sido campeones mundiales, sino porque incluso con esos cinturones nunca pudieron polemizar como lo hace Canelo, hacer el dinero que tiene u obtener la fama que ha logrado. Les recuerdo, lo dijo en 2023, su meta sigue siendo ganar mil millones de dólares; ya lleva más de 700 según Sportico.
Todo el mundo está en la libertad de hacer las críticas que desee, pero su papel no es establecer si hay más o menos facilidades en la vida ajena. Canelo lleva años en la cima del boxeo, marcando la forma de hacer negocios en un deporte que está cambiando y en el que él ha marcado el ritmo en las últimas dos décadas.
Canelo pasó de ser el rostro de una televisora nacional y, de una novia famosa, a tener una pelea en exclusiva por streaming. El mundo cambió, el negoció mutó y Canelo se adaptó. Cualquier mortal hubiera tomado decisiones similares a las suyas, pero no estoy seguro de que pudieran haber ganado tanto dinero como él. Canelo no ruega por hacer peleas, ni acepta que lo obliguen a firmar alguna, pero guste o no, siempre lo buscan. Es él, y nadie más que él, el encargado de mover la aguja. Es el rostro del boxeo.
En 2025 peleó en el fin de semana patrio de septiembre en Riad, Arabia Saudita. ¿Qué resultó? Que el boxeo cedió el protagonismo a la UFC. Fue hasta que él volvió que el pugilismo regresó a protagonizar esa fecha, y a recordarle al mundo que "yo no peleo en viernes".
Canelo no está invicto ni en el ring ni fuera de él. Más allá de las dos derrotas, contra Mayweather (2013) y Bivol (2022), ha habido momentos críticos como la suspensión de seis meses por la Comisión Atlética de Nevada por un positivo de clembuterol (2018) o la separación de Golden Boy Promotions.
Si hablamos arriba del ring, para dar espectáculo Canelo necesita un rival que salga a pelear y no a sobrevivir. Los que salen a correr, como Scull, nunca son juzgados. Todo siempre es culpa de Canelo.
Si tuviéramos que limitarnos a los números, no son muchos los que en este siglo exhiben un resumé tan abultado como el de Canelo. Para que tengas una idea, Canelo ha sometido a 23 campeones mundiales, varios de ellos miembros del Salón Internacional de la Fama del Boxeo. Además, una victoria sobre Crawford le colocaría como el único pugilista capaz de derrotar a dos peleadores que gozaron la condición de monarca indiscutido en la era de los cuatro cinturones.
Bernardo Osuna da su reporte de la presentación sobre la pelea entre Canelo Alvarez y Terrence Crawford.
Los mexicanos siempre tenemos un tinte de malinchismo, de victimización forzada y necesidad de decirle al mundo que, si algo no surge desde la miseria más miserable, no vale la pena. Es indiscutible el valor de Julio César Chávez, con remontadas sobre la hora que hicieron más grande su legado, o Juan Manuel Márquez, Rubén ‘Puas’ Olivares, Salvador Sánchez y muchos más. Fueron unos genios en el ring, pero fuera de él algunos perdieron con la cabeza todo lo que habían ganado con los puños.
Canelo es diferente, no va a malgastar y terminar en la pobreza añorando los buenos años. Su legado ha sido diferente, como el mundo es distinto desde que apareció en este tercer milenio. Lleva casi 20 años en el negocio desde aquel debut (29 de octubre de 2005) frente a Abraham González, cuando tenía 15 años.
Este sábado, recuperando el fin de semana patrio en Las Vegas y desplazando a la UFC, Canelo busca su victoria 64 y defiende cuatro cinturones ante Crawford. El reto será en el Allegiant Stadium de Las Vegas. Sí, quiere llenar en un estadio en Las Vegas como antes lo hizo en el Madison Square Garden de Nueva York, el MGM Grand o el T-Mobile Arena en Las Vegas, el estadio de las Chivas en su natal Guadalajara.
Canelo fue un niño nacido en Jalisco, al occidente de México, con la ilusión de ser el mejor del mundo; hoy lo es. Desde chiquito le dijeron que tenía el talento para lograr todo lo que quería, y lo logró. Ganó porque tenía convicción y ganas de hacerlo. Dos décadas después es un ícono global, el rostro del boxeo y festejará así su 20 aniversario.
