El esperado momento llegó finalmente, en la noche del 6 de noviembre de 2021, cuando en el ring del MGM Grand de Las Vegas, y ante 16.586 espectadores, Saúl Canelo Alvarez se metió en la historia.
Fue al minuto y 5 segundos del round número 11 cuando Caleb Plant (21-1-0, 12 KO) resignó su campeonato mundial IBF. El árbitro, Rusell Mora decidió parar las acciones, tras una caída de Plant quien, aunque se puso de pie, volvió a caer. De esa manera, Alvarez, a los 31 años, sumó todos los cinturones de la división super mediano. A sus coronas WBC, WBA y WBO, añadió la IBF, totalizando ahora 57 peleas ganadas, con 39 antes del límite, una derrota y dos empates.
Se convierte así en el sexto campeón unificado de la historia. Bernard Hopkins y Jermain Taylor lo lograron y ahora en esa lista se integra el mexicano junto a Terence Crawford, Oleksandr Usyk y Josh Taylor.
El primer boxeador latino de la historia en lograrlo: una condecoración más para el Canelo, teniendo en cuenta que, no hace mucho, podría haber sido anticipado por el argentino Brian Castaño, que terminó empatando con Jermall Charlo, aunque había ganado para la mayoría.
Con una izquierda poderosa, que Plant no logró neutralizar, Canelo fue mermando el estilo de un hombre más alto que él, con buena defensa y que complicó la noche (aunque en las tarjetas, el mexicano estaba arriba). Finalmente, cuando podía pensarse de que el encuentro iba a terminar con ambos de pie, llegó esa izquierda en cross de Canelo y Plant cayó totalmente mareado. Recién empezaba el undécimo asalto y era casi obvio que ante un cazador frio y poderoso como Canelo, Plant no tenía ningún oportunidad real de sobrevivir.
Cosa que ocurrió, finalmente, en medio del delirio del público. Es que aunque para muchos –nos incluimos- Plant no llegaba al límite, también es importante puntualizar que hizo una pelea inteligente y que soportó algunas duras manos del ahora rey indiscutido de las 168 libras. Se paró luego de la primera caída, pero era evidente que era el final: con frialdad, Canelo completó la obra derribándolo nuevamente y el árbitro, con muy buen criterio, decretó la victoria del mexicano.
Patricia Morse Jarman tenía 96-94, Dave Moretti 97-93 y Steve Weisfeld, 98-92, todos para el mexicano, que embolsó un mínimo de 40 millones de dólares y capturó, además, el cinturón Teotihuacano, una pieza artesanal ofrecida por el presidente del Consejo Mundial, Mauricio Sulaimán.
Plant, que en su última pelea (GP Caleb Truax, 3 de enero de este año) había recibido una paga de 750.000 dólares, se llevó por esta pelea 10 millones. Terminó en el hospital, pero por razones de seguridad, nada más.
La pelea fue transmitida por ESPN KNOCK OUT, con los relatos de Renato Bermúdez, los comentarios de Salvador Chava Rodríguez y la tarjeta de hierro de Fernando Barbosa, quien lo tenía arriba al mexicano por 97-93.
“Esto es enorme para la historia de México como campeón indiscutido. Solo hay seis en la historia, y ser uno de los seis me enorgullece y alegra mucho”, expresó el flamante campeón unificado. “Caleb es un buen boxeador, lo respeto mucho. Fue un duro rival, muy habilidoso. Al final los dos somos hombres y él quería seguir peleando. Yo le dije que no se sienta avergonzado, fue una gran pelea” Sobre la definición, Canelo agregó: “Plant me estaba complicando, pero Eddy me decía que me mantenga fiel a la estrategia que teníamos en los dos rounds finales y logré vencerlo. Esa era la manera en la que tenía que terminar. Él ya estaba herido y yo fui a aniquilarlo”.
Y, efectivamente, lo hizo, sin dejar duda alguna, más allá de que la actuación de Plant fue muy superior a lo que muchos esperaban. Canelo había prometido noquear en el noveno asalto, pero haberlo logrado dos rounds después es, sencillamente una anécdota: el nocaut sobrevino, el campeón cumplió.
En el semifondo, Anthony Dirrell le ganó por nocaut técnico en el cuarto a Marcos Hernández, tras conectar un tremendo uppercut de derecha, sumando así su nocaut número 25 en 34 victorias con 2 derrotas. “The Dog” a los 37, se insinúa como un posible adversario de Canelo.
Por ahora, Canelo tiene por delante un tiempo de descanso y sentado en su imaginario trono de rey, puede mirar el panorama y esperar con calma, ya que además es una máquina de generar dinero.
Ha llegado a una cima que soñó, es el primer latino en lograrlo y debe sentir que el mundo es suyo. Sus razones tiene. El sábado, en Las Vegas, fue implacable, con un trabajo de demolición que dio sus frutos y le ahorró trabajo a los jurados.
¿Qué más se le puede pedir?
