Uno nunca tiene que bajar los brazos y menos en los momentos más difíciles, porque cuando se logra salir de eso, no hay nadie que lo pueda frenar. Y ese es el caso de Nicolás Jarry (24º del ranking ATP), quien después de semanas sin encontrar su mejor tenis, logró su mejor versión en Roma para estar en su primera final de Masters 1000.
Si bien en Miami logró una decente actuación llegando a los cuartos de final, aquella caída ante Daniil Medvedev (4º) fue la primera de cuatro derrotas al hilo que le propiciaron un mal presente de cara al resto de la temporada. Sin embargo, en el tenis, hasta lo más imprevisible, se puede hacer posible...
Sin el mejor de los ánimos ni presentes, el chileno volvió a renacer, logrando dos increíbles triunfos en primera y segunda ronda ante los italianos Matteo Arnaldi (37º) y Stefano Napolitano (135º), respectivamente. Dos grandes pasos para dejar atrás ese fantasma de la derrota que lo venía asechando a más no poder.
Ya con otra actitud y confianza en su tenis, el chileno empezó a encarar los partidos de otra manera, como aquel tenista que supo ser a mediados del 2023 donde consiguió dos títulos ATP 250 (Santiago y Ginebra). Sin muchos problemas, la tercera ronda la paso con creces al imponerse sin ceder sets ante el francés Alexandre Muller (109º).
Pisando un terreno bastante desconocido para él como lo son los cuartos de final de un Masters 1000, donde sólo había estado en Shanghai 2023, la prueba mayor estuvo al enfrentar a Stefanos Tsitsipas (8º). Con un historial que estaba igualado en dos victorias por lado hasta ese entonces, el oriundo de Santiago se hizo valer en su superficie favorita para llevarse un gran triunfo y meterse así en su primera semifinal de un torneo de esta categoría, dejando afuera a uno de los favoritos.
Ya en un torneo que parece de ensueño para Jarry, la situación se volvió más irreal al darse cuenta que se metió en su primera final de un Masters 1000 al vencer al norteamericano Tommy Paul (16º) en tres sets. Rodillas al piso y un último paso para cumplir un sueño que cada vez se hace más real.
Ahora deberá medirse ante el verdugo de su compatriota, Alexander Zverev (5º), quien buscará su sexto título de Masters 1000 y el segundo en Roma.