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A Canelo Alvarez solo le bastó un golpe, por suerte

Saúl Canelo Alvarez respetó todos los pronósticos y noqueó a Amir Khan con su primer golpe verdadero y en el momento que habíamos vaticinado en nuestros "pronósticos exactos": el sexto episodio. La afición que no colmó el T-Mobile Arena de Las Vegas disfrutó su victoria contundente y hasta disfrutó de una pelea entretenida hasta ese crucial asalto. El combate pese a lo desparejo, dejó bastantes secuelas para el análisis.

La primera reflexión que deja esta pelea, poco tiene que ver con la misma y si con las notorias diferencias físicas entre uno y otro rival. Fueron tan notorias esas diferencias a favor del mexicano que, quizás, por ello extrañamente en la pantalla de la TV se brindó el peso del viernes (155 libras) pero no el peso de la noche de la batalla. No obstante bastaba ver las diferencias de físico para estimar el tamaño de las diferencias. Tomando en cuenta el impresionante KO propinado a Khan en el único golpe de verdad recibido y la forma en que se fue a la lona, aceptar este tipo de ventajas a favor de un contrincante se asemeja a una conducta que necesariamente puede ser ilegal.

Las manos de un boxeador profesional, a la hora de una pelea, son armas que lastiman y hasta pueden matar. Es necesario que los organismos incluyan en sus reglamentaciones alguna limitación a este tipo de peleas desiguales en el boxeo, por más que al final de la misma Virgil Hunter haya dicho que su pupilo no "tenía como negarse a la invitación de este combate". Amir Khan, salió de la arena rumbo a un hospital. Esperemos que los exámenes resulten satisfactorios y su salud no haya sido afectada. Sin embargo, independiente de ese aspecto, Virgil Hunter se disparó en su propio pie al declarar lo que declaró. El (Hunter) no debió cometer la locura de permitir a su pupilo aceptar una pelea donde estaría en riesgo su integridad física debido a las diferencias señaladas.

La otra reflexión que deja esta pelea fue la nueva bravata lanzada por Canelo. Al igual que al final de su combate contra Miguel Angel Cotto, gritó por el micrófono que a "Golovkin lo peleo ahora mismo". Yo no sé si se animará a enfrentarlo en septiembre, pero nadie debe negar la habilidad de Canelo para sintonizar con la platea del momento. Aunque después diga que el kazajo no le ha ganado a nadie o pretenda obligarlo a pelear en 155 libras y se escabulla por la tangente.

En lo estrictamente boxístico, el combate dejó también buenas pistas hacia el entendimiento del boxeo del tapatío. Y en ese aspecto, es necesario darle una mala noticia: excepto el golpe en el sexto asalto, en el resto Canelo fue muy poca cosa. Torpe en sus movimientos de piernas, fallando permanentemente, sin capacidad de cortar el cuadrilátero y recibiendo golpes que de otro rival, quizás, lo hubieran puesto en problemas.

Amir Khan, como lo habíamos vaticinado, lució muy bien en su trabajo sobre piernas mientras "tuvo piernas". El aumento en el tonelaje provocó lo que también habíamos vaticinado en nuestras previsiones: una pérdida de la velocidad cuando empezara a promediar el combate. Cuando eso ocurriera, bastaría un solo golpe de Canelo para terminar la historia. Y así fue, el británico se detuvo, perdió concentración y una de esas manos por afuera, anunciadas y abanicadas de Canelo, le llegó el mentón. El peso corporal del tapatío, quizás el de un semipesado (175 libras) , bastó para mandarlo a dormir.

Antes de ese fatídico momento, lo de Amir Khan fue digno de elogios. Trabajó muy bien las salidas laterales. No respetó el manual de hacerlo hacia su derecha lo hizo en los dos sentidos. Sus movimientos fueron imprevistos, confundieron y frustraron a Canelo. Excepto en el tercer asalto, donde logró alcanzarlo con un par de buenos golpes, en los demás episodios el mexicano mostró sus enormes limitaciones para el desplazamiento ofensivo. Cuando da el paso hacia adelante para llegar con algún golpe largo, a su rival le alcanza con dar un paso al costado o retroceder para hacerlo fallar. Canelo no consigue sintonizar movimiento de piernas y golpeo de poder. Debe pararse a golpear, de lo contrario se ve tosco y lineal.

El mexicano tiene dos grandes virtudes, al parecer tiene buena asimilación y no es un secreto el gran poder en sus puños. Si sumamos las libras demás, le basta ello para ganar peleas desiguales como la de este sábado con un solo trallazo. Lo cuestionable es que tanto poder y tanto peso, ante un rival que como Khan que aceptó ser un 147 libras natural, es un riesgo enorme de que sobre el ring se escriba una de esas tragedias que el boxeo cada tanto, lamentablemente, provoca por la inconsciencia de quien debe velar por la salud de los atletas, creando reglas rígidas y adecuadas como garantía de que en un ring se enfrentan dos rivales con idénticas condiciones.

El propio Virgil Hunter, luego de la pelea, trató de colocar una reflexión de elogio a la valentía de su pupilo y aprovechó para enviarle un mensaje a Canelo. "Si Amir aceptó un reto como este (tan desigual) es tiempo de que Canelo imite su ejemplo y se anime a pelear contra rivales de su mismo peso, en alusión directa a la reclamada pelea contra GGG.

El final del combate dejó una vez más la sensación de que para setiembre Canelo Alvarez no tendrá como evitar esa pelea y por varias razones deberá aceptarla. En primer lugar para aventar todas las críticas, para iniciar su romance con los fanáticos de verdad y para demostrarse a sí mismo sus límites en este deporte. Su promotor- Oscar de la Hoya - es hoy admirado por haber tomado durante su carrera como boxeador retos imposibles (Bernard Hopkins), por haber renunciado a privilegios de contrato ante rivales peligrosísimos y subir a pelear con apenas 142 libras una pelea del peso welter (Pacquiao) y enfrentado a lo mejor del momento cada vez que fue necesario hacerlo (Mosley, Trinidad, Mayweather) sin miedo al resultado. Tal vez, sea tiempo de que Canelo lo imite y tiempo de que De la Hoya se mire en el mismo espejo de su vida para cumplir lo prometido: darle al fanático lo que el fanático quiere, las mejores peleas.

Habrá que agregarle que además de esas mejores peleas, De la Hoya también deberá cumplir junto con el CMB una premisa lógica del sentido común: basta de peleas desiguales, basta de diferencias en el peso corporal promovido por el organizador del evento, basta de peleas entre rivales de diferentes divisiones. El título de esta columna, es un mensaje en ese sentido. Por suerte Canelo necesitó un solo golpe. Más de esa cantidad, pudo ser una desgracia. No lo olviden.