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El "undercard" de GGG-Canelo 2, un respaldo sin respaldo

Se mire por donde se mire, una vez más las peleas preliminares de un gran evento se derrotan a sí mismas y no añaden valor agregado a la batalla estelar. No es un problema de los pugilistas involucrados, es un problema del momento en que se pactan esos combates.

Es un PPV, es un evento que tiene un costo elevado para los televidentes o quienes pagan su boleto para verlo en vivo, inevitablemente sus exigencias serán más altas y acordes a lo que están pagando.

Generalmente, las expectativas por estas peleas corren el riesgo de ser bajas en la medida que no se cumplan ciertas premisas. Léase, en ese rubro, la presencia en el evento de batallas parejas, entre rivales en su mejor momento, con títulos en juego y con resultados difíciles de pronosticar.

Nada de eso ocurrirá el 15 de septiembre y necesariamente eso le resta puntos de atractivo a GGG vs. Canelo 2.

Para ese “undercard” se da como confirmado a Jaime Munguía, que hará la segunda defensa de su título súper welter de la Organización Mundial de Boxeo ante el canadiense Brandon Cook, completando la terna del respaldo, Román “Chocolatito” González ante Moisés Fuentes y David Lemiuex contra Gary O'Sullivan.

Para empezar, no existe antes de esos combates alguna sombra de duda sobre quien es favorito contra quien y el valor limitado de las victorias de esos favoritos. Lemieux y O’ Sullivan son rivales de la casa que solo llenarán un hueco de tiempo con su pelea.

Por su parte, tanto para Munguía como “Chocolatito” González, enfrentan a rivales que pueden ser los apropiados al momento, pero no lo son para la importancia del evento. Lo que dice el manual para estos casos, respaldado por el costo del evento, es que el público merece peleas competitivas donde haya mucho en juego para garantizar el entretenimiento y la expectativa. Y eso no ocurrirá.

JAIME MUNGUÍA VS. BRANDON COOK

Jaime Munguía es una verdadera cenicienta, primero negado y rechazado, luego aceptado a la fuerza y ahora venerado como una verdadera revelación, por más que buena parte de la fanaticada aún se resista a aceptarlo.

Sus 21 años conspiran contra la credibilidad de su buen momento, al igual que ese aterrizaje sin paracaídas en medio del culebrón generado entre Gennady Golovkin y Saúl Álvarez, debido a los dos positivos de clembuterol por parte de Canelo.

Primero, Munguía fue propuesto como rival sustituto del tapatío en la pelea del 5 de mayo contra GGG. Lo rechazó la Comisión Atlética de Nevada y recurrieron a Vanes Martirosyan. Luego, el tijuanense dio el batacazo cuando noqueó a Sadam Ali y de la nada se convirtió en campeón OMB de las 154 libras. Muchos fanáticos no le perdonaban su aparición en medío del lío de Canelo y GGG. Pero, ¡vaya sorpresa!, Munguía se integró luego al establo de Golden Boy Promotions y ahora pelea bajo la misma bandera que Canelo.

Con esa notoriedad llega a esta segunda defensa de su título en un evento de magnitud organizado por su propia promotora ¿Es correcto que Munguía sea parte de ese show? No, es un error. Deberían preservar su imagen de cualquier consecuencia asociada a un evento que podría despertar controversias por todo lo vivido de antemano. También es un error porque va a enfrentar a un rival más débil y al que debería vencer sin problemas como Brandon Cook.

Un Cook que, excepto un ligero parecido físico con "Canelo" Alvarez, no tiene un nombre ganado en el mundo del espectaculo deportivo ni tampoco una reputación boxística que pueda causar atracción previa entre los fanaticos. Ha realizado toda su carrera en Canadá, excepto en una oportunidad en que viajó a Kazajistán para ser noqueado en el noveno asalto por Kanat Islam.

Es, hay que aclararlo, la pelea obvia para Munguía. Para acompasar su crecimiento, se imponen por lo menos dos peleas en las que sea absoluto favorito antes de llevarlo contra uno de los rivales naturales de la división (Jarret Hurd o Jermell Charlo) en 2019. Sin embargo, no es esta una pelea con estatura de primer respaldo en un PPV tan grande como el de GGG y Canelo, que conste.

ROMÁN GONZÁLEZ VS. MOISÉS FUENTES

Chocolatito inicia el camino hacia una nueva etapa en su carrera. No están claros sus nuevos objetivos, pero es de esperar que sus expectativas sean menores. Su cuarto de hora ya pasó y su presencia en el primer nivel está más asociada al prestigio de un ex campeón que a un posible crecimiento que le permita volver al nivel anterior.

En primer lugar, el nicaragüense deberá saber en dónde está y constatar si mentalmente se ha recuperado de las dolorosas derrotas ante Srisaket Sor Rungvisai. También tendrá que acostumbrarse a esta nueva etapa boxística, sabiendo que, efectivamente, es un púgil vulnerable en 115 libras y por sobre todas las cosas, aprender sobre su propio estilo ¿Podrá cambiarlo, podrá ser más técnico que agresivo, podrá evitar o pasar golpes? ¿Podrá convivir con la certeza de que no puede en esta etapa ir tan alegremente al intercambio sin pagar las consecuencias?

Son dudas que Román González afrontará una pelea a modo y ante un rival adecuado para iniciar su recuperación. Moisés Fuentes es un púgil de experiencia, forjado en mil batallas, pero que boxísticamente está de regreso. Va a una categoría que no es la propia, viene de tres derrotas en sus últimas cuatro peleas y definitivamente es difícil imaginarle un nuevo aire en su carrera, por más que a sus 30 años le queda todavía bastante futuro por delante.

La expectativa es de una pelea fácil para el Chocolatito de siempre, algo que parece apropiado para iniciar su recuperación y regresarlo al primer plano comercial, pero inadecuada al fin para un evento de esta dimensión. El favoritismo de González le quita expectativa a la pelea y la posibilidad de una sorpresa (una victoria de Fuentes), sería un batacazo de esos que en lo previo es improbable, aunque de suceder sería el final del nicaragüense.

DAVID LEMIEUX VS. GARY O’SULLIVAN

El canadiense Lemieux fue campeón, prometió revolucionar la categoría hasta que en 2015 lo noqueó Gennady Golovkin en ocho asaltos y esa derrota enseñó al mundo los límites de su boxeo. Al igual que Munguía, se incorporó al establo de Golden Boy Promotions, sonó varias veces como rival de Canelo, pero terminó enfrentando en su casa al británico Billy Joe Saunders, monarca mediano OMB, en diciembre de 2017.

Lemieux perdió en las tarjetas, no sin antes pasar por una humillante superioridad técnica del británico que terminó de convencernos a todos sobre los límites definitivos del canadiense. Mejor dicho los ajustamos, era menos de lo que todos creíamos.

A esta cartelera llega como un “rellena huecos” para medirse a otro púgil del establo de GBP, el irlandés Gary O’Sullivan, el mismo que sonaba para enfrentar el 5 de mayo a GGG y que, al igual que Lemieux, ha sido un permanente candidato a ser derrotado por “Canelo” Álvarez.

Verlos frente a frente, no pasa de un aburrido “sparreo” entre colegas de gimnasio, donde no hay títulos en juego y esa promoción asociada a un posible combate contra Canelo, en caso venza a Golovkin, es imposible darle crédito. En realidad, entre rivales de segundo nivel como estos, la victoria debería caer para el lado del canadiense, que, necesariamente, tiene una agresividad incómoda para el irlandés al que debería derrotar por la vía rápida.

Tampoco esta pelea tiene los galones requeridos para ser parte de un evento de tanta dimensión. De todas maneras y en cierta forma para justificar a la organización de la cartelera, no será la primera vez que nos lamentamos de la cartelera previa. Ha pasado ya en demasiadas oportunidades como para asombrarnos.

En una última reflexión y para concluir. El respaldo del 15 de septiembre “es más de lo mismo”, que seguramente pasará desapercibido si, como esperamos, Golovkin vs. Canelo nos ofrecen ese día una emotiva y competitiva batalla.