Canelo tiene sus planes, pero también tiene sus obligaciones, Golovkin es una asignatura pendiente.
El sábado por la noche en Miami chocarán por los títulos mundiales súper medianos de la AMB y CMB el turco Avni Yildirim y el mexicano Saúl Canelo Álvarez; es una pelea donde el campeón del mundo es amplio favorito para retener sus coronas. Álvarez pasa por el mejor momento de su carrera, es el mejor peleador del mundo libra por libra y tiene en mente convertirse en el primer campeón mundial mexicano que unifique los títulos de los cuatro organismos en una sola división.
Yildirim no parece alguien que vaya a meter al mexicano en problemas, no tiene actividad desde hace dos años, fue sparring del Canelo y está muy lejos de su nivel; claro, es boxeo y en cualquier momento un golpe puede cambiar un round, una pelea y hasta la carrera misma de un peleador; no es imposible, pero lo más factible es que Canelo arrase con su rival cuando así se lo proponga.
Canelo tomó el combate para tener actividad, lo vimos en diciembre ganar fácilmente a Callum Smith, un peleador que supuestamente era el más capaz de la división y terminó abrumado y superado en toda la extensión de la palabra. Álvarez confirmó esa noche que difícilmente alguien le dará batalla hasta que no comience la curva descendente natural que llega con el paso de los años.
Si Canelo quería conservar el título del CMB tenía que enfrentar al retador mandatorio de ese organismo, al mismo tiempo, era una magnífica oportunidad para continuar con la actividad y no perder el ritmo y trabajo logrados desde diciembre, por ello el enfrentamiento ante el turco.
Canelo, como hemos reiterado en diversas ocasiones, es un bicho raro del boxeo mexicano, no tiene el estilo que suele identificar al peleador azteca, pero eso no lo hace menos, al contrario; es un peleador con habilidades superiores, privilegia la defensiva, sabe contragolpear, administra sus recursos con inteligencia, recorre bien el cuadrilátero y ha resuelto lo que solía ser un problema, el fondo físico.
Es un peleador completo que combinado con un físico portentoso que le permite habitar diferentes divisiones a la vez, una esquina que ha crecido al mismo tiempo que él y una ética de trabajo que no suele ser muy frecuente en el peleador mexicano, da por resultado un peleador magnífico, de esos que salen de vez en cuando.
Canelo es lo que es, ni más, ni menos, un peleador que domina el espectro deportivo, comercial y económico. Está acostumbrado a ganar y a ganar en todos los terrenos, no acepta negativas, no acepta críticas. Es el único eslabón débil del Canelo, piensa que si no se está con él se está contra él.
Detractores y aplaudidores siempre habrá, fans y haters siempre habrá; Canelo tiene que abrirles las puertas a todos, sería lo más inteligente para seguir creciendo su marca, Canelo necesita tranquilizarse, a media semana charlamos con él y se descompuso completamente cuando tocamos el tema de una tercera pelea con Gennady Golovkin,como si le estuviéramos pidiendo algo inverosímil y que estuviera completamente fuera de tono.
Canelo tiene sus planes, pero también tiene sus obligaciones. Golovkin es una asignatura pendiente; ha peleado dos veces con el kazajo y tiene un empate con tendencia a derrota y una victoria por decisión mayoritaria, es decir no ha superado a su rival claramente.
¡Que si está viejo GGG y no se le dará el crédito correspondiente al mexicano! Golovkin es un campeón mundial histórico, está vigente; cierto va a la baja, está entrado en años, pero Canelo necesita resolver esa deuda. Los peleadores necesitan rivalidades, trilogías, Canelo la tiene frente a sus ojos y no la quiere aprovechar.
Canelo posiblemente termine hasta por noquear a GGG, pero independientemente de que suceda o no, es un combate que ambos peleadores le deben al boxeo.
Como dijo Canelo en la entrevista mencionada, “ojalá se haga para que cierre ese capítulo”.
Canelo tiene que aprender a lidiar con las preguntas incómodas, es la labor de un periodista, uno no está para aplaudir o para promover a los atletas, está para cuestionar, para investigar, para criticar, para incomodar; también para reconocer, informar y tratar los temas con objetividad y certeza.
Lamentablemente siempre habrá preguntas a modo, entrevistas a modo que comiencen con el clásico: “Qué le dices a todos aquellos”. Eso no dejará de existir jamás, es la forma de tener acceso al peleador, campamentos, viajes, contenido. Pero eso no justifica agredir o insultar a quienes trabajan de otra forma.
Canelo tiene el paquete completo, solo falta la calma fuera del ring, paciencia y sabiduría para conducirse ante lo que le molesta o con lo que no está de acuerdo.
No debe ser sencillo ser Canelo, hacer prácticamente todo bien y tener un sector del público que cuestione y minimice todo por sistema, debe ser difícil de asimilar. No gozar de la simpatía o cariño del público como fue con otros peleadores debe molestar también al Canelo, pero el carisma no se compra en la tienda de la esquina.
Canelo es un fenómeno, hay que disfrutarlo, tiene un estilo híbrido, dejemos de obligarlo a vivir “guerras”, las guerras son para los peleadores emotivos, Canelo es frio, Canelo sube, piensa y ejecuta. Es impecable y normalmente no tiene la necesidad de intercambiar golpes con la cara por delante.
Canelo va a destruir a Yildirim el sábado en Miami, hay mucha diferencia de niveles y si llega a ocurrir una sorpresa, sería una de las más grandes de la historia. No hay elementos para prever una victoria del turco. Las sorpresas se dan cuando el rival es subestimado y se combina con un mal momento del favorito, acá no hay eso. No hay elementos.
Canelo pasará sobre Yildirim, luego vendrá el anuncio de Billy Joe Saunders. Si todo sale bien para el mexicano solo quedaría Caleb Plant como obstáculo antes de unificar.
Mientras, GGG seguirá en el círculo de espera.