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Anita Dodorico, y la resiliencia del arco

Ana Luz Dodorico es conocida por sus atajadas en el Torneo Metropolitano, sus raíces en la Universidad de Rio Cuarto y los procesos que vivió con la camiseta de Argentina, pero Anita comenzó mucho antes y en una entrevista exclusiva con ESPN Hockey permitió que se sepa un poco más sobre ella.

Arranqué en un pueblito cerca de Río Cuarto, a una hora, que se llama Reducción. Ahí mis compañeras de primaria hacían hockey y comencé. Después nos mudamos a Río IV y fuimos a la Uni, por amigas en común de mi hermana. Tengo una melliza, y empezamos juntas las dos”, comenzó narrando Dodorico.

A pesar de que sus destacadas actuaciones y el disfrute que le brinda, el camino al arco no fue por elección: “Siempre digo que me obligaron un poco. Mi hermana practicó primero ser arquera y era buenísima. Las dos jugábamos al fútbol, nos gusta mucho el deporte, así que se nos hizo fácil por ese lado, pero las entrenadoras decidieron elegirme, porque era un poco más alta, o no sé, la verdad nunca lo pregunté", afirmó Ana Luz.

Además, Anita desarrolló sobre aquellos primeros momentos bajo los tres palos, “el primer partido que tuve en séptima necesitaban arquera y no había nadie, ahí me dijeron ‘Anita, ponete los pads’. Yo jugaba de cinco, siento que era bastante buena, pero bueno, se decantaron por ahí, así que siempre me joden con que hicieron bien su trabajo. Ahora lo disfruto mucho, siento que es un puesto bastante raro, pero me siento cómoda".

Después fue todo un camino ascendente, afianzando las pequeñas victorias que lograba en la Universidad de Río Cuarto, llegó el momento de dar un gran paso hacia su desarrollo personal: viajar a Buenos Aires. “Fue una decisión tomada en cinco días. Ya había arrancado la pretemporada en Córdoba y de un día para el otro tuve que tomar una postura. Tal vez fue una decisión más de mi mamá que me empujó, porque yo siempre necesito que alguien me empuje. Fue bravo ese instante, pero la verdad que no me arrepiento ni un poco y siento que fue una elección demasiado acertada”, acentuó Ana

Luego de tomar la iniciativa recayó en un club de los más laureados de la ciudad, pero nada fue casualidad, “me acuerdo que Nacho Ledesma me dijo que estaban buscando arquera en Gimnasia y Esgrima. Hubo como una mezcla de todo, también me llamó Piti (D’Elía) y Geraldine (Fresco Pisani) creo que también estuvo involucrada”, rememoró la cordobesa.

Aunque Ana se aferra al presente y sabe que todo ocurre por alguna razón, no le escapa a analizar los sucesos que le topa el camino: “No soy ansiosa, sé que hay tiempos para todo, sobre todo en mi puesto, en el día a día, mi objetivo es rendir lo máximo que pueda y que eso haga que todo fluya de buena manera. Siento que cuando era más chica sí me afectaba tener algún error, hoy en día me pasa que me lo tomo con mucha más calma. Por supuesto analizo mis equivocaciones, pero intento darle confianza a mi equipo y eso es lo que más me importa”.

Al momento de tomar la iniciativa de trasladar su vida a la gran ciudad, Anita no tenía las facultades económicas para realizarlo y una jugadora del seleccionado tuvo la osadía de darle una mano para compartir su vivienda: “Cuando decidí mudarme a Buenos Aires tuve la colaboración de una compañera del Junior que fue Brisa Bruggesser, ella agarró y me dijo: ‘venite a vivir conmigo, no pasa nada, yo te banco’. Así que estuvimos dos años conviviendo, la verdad que me ayudó un montón, porque tenía donde estar y obviamente que nos acompañábamos mucho. Fue loco, no hubo análisis previo y ya pasaron cuatro años de eso y estoy súper feliz".

Si bien su familia se encuentra en Córdoba y a veces la distancia pesa, Ani logró formar una que está más cerca y la acompaña en todos sus días: “Específicamente hablando de mis más amigas, que son Lulú (Iturraspe), Cande (Esandi), Vale y Cami (Raposo), estoy muy orgullosa de lo que somos, del grupo que tenemos, realmente son mi familia acá. Estamos todo el tiempo juntas y nos acompañamos; por ejemplo, en una planilla que tuve que llenar de contactos familiares en Buenos Aires, las puse ellas, es muy fuerte el vínculo que logramos, somos muy distintas todas, pero la verdad que en valores nos parecemos mucho y estoy demasiado contenta de encontrarlas y tenerlas conmigo”, atestiguó Dodorico.

Con una de ellas, Lourdes Iturraspe, disputó un puesto en el Junior, y luego en Las Leonas, pero allí fue cuando se percató de lo fuerte que era su vínculo que aun sabiendo que solo una atajaría la competencia las hizo potenciarse: “Hubo compañerismo a full, siempre la que estaba atrás del arco aconsejaba a la otra y se ponía contenta por sus atajadas, por ahí veía que Lulú sacaba una pelota en un entrenamiento y decía ‘que bien que la sacó’, y eso hacía que yo me motivara a decir, ‘yo quiero sacar una igual o mejor que la de ella’ y ni hablar de mis otras amigas, de Cande y las Raposo, son exactamente igual, es compañerismo, sinceridad, es saber que tenés un colchón donde caerte para que te abracen”, se sinceró Ana.

Luego de un periodo con Bruggesser, Anita se traslado a la residencia para atletas que hay en el CeNARD y contó acerca de ese hecho: “Este es mi segundo año en el CeNARD, es una experiencia dura, pero obviamente que estoy muy contenta de que me hayan dado un lugar ahí, ya que está todo muy complejo y no es sencillo conseguir ese espacio. Mis compañeras y mis amigas de GEBA, también mi grupo de amigas, me han ofrecido un techo, su casa, pero yo no quiero molestar, entonces tomé la decisión de irme allí, gracias a Dios me tomaron y estoy viviendo ahí. Tal vez no tiene las comodidades que uno quisiera tener, pero siento que todo sirve y me hace fuerte para mi madurez”, aseveró Dodorico.

Con las vivencias que le ha tocado atravesar, Ana también se pronunció acerca de la fortaleza mental que fue forjando: “Considero que soy muy fuerte en ese sentido, por ejemplo, estar lejos de mi hermana melliza pensé que me iba a doler más de lo que me dolió porque no creía que era tan fuerte como realmente siento que soy, pero al estar convencida de que esto me hace muy bien, peleo todos los días para seguir”.

También, añadió: “siento que aprendo todos los días y eso me da fortaleza. Siempre digo, estoy muy orgullosa. Tal vez suena muy agrandado, pero realmente estoy muy orgullosa de la persona que soy y de todo lo que ha hecho mi infancia en mí, no cambiaría nada de mi vida por dejar de ser la persona que soy hoy en día. Soy muy feliz, de verdad", afirmó la oriunda de Reducción.

Anita fue parte del proceso olímpico con Las Leonas hasta el último entrenamiento en Argentina y la experiencia que forjó en estos años, principalmente los meses recientes, es algo que la acompañará siempre: “Si hablamos explícitamente de la gira en Estados Unidos, siento que fue un quiebre para el equipo. Fue muy lindo y positivo, una hermosa gira, nos hizo despegar y estar todos estos meses con la flechita para arriba. Obviamente que ser parte de un proceso olímpico es un orgullo increíble. Estuve hasta el último día entrenando con ellas, así que me siento parte como todas. Y bueno, confiada, siento que hay grandes posibilidades este año para…, no lo voy a decir porque no lo quiero mufar, pero que hay muchas posibilidades de que salgo todo lindo”, sintetizó la arquera de GEBA.

Para culminar, Ana se animó a relatar lo que buscará trabajar de cara al año próximo para seguir acrecentando su mejor versión: “Me gustaría ver una Anita un poquito más profesional en el entrenamiento invisible. Siento que ese es mi objetivo a corto plazo y largo para continuar creciendo como deportista”, concluyó Dodorico.