Nelly Giscafré y Darío Palazzo ilustraron, desde su experiencia, el trabajo que se realiza a través de la psicología para mitigar los desafíos que se presentan en el alto rendimiento y colaborar con los deportistas en la búsqueda de su autoconocimiento para así construir los objetivos profesionales, pero partiendo siempre desde priorizar la salud.
“No tenemos que olvidar que primero son personas. En el alto rendimiento es difícil pensar en salud, porque exige un 110% en todo, a lo largo del tiempo han cambiado estrategias en la preparación física y en la parte nutricional. Todos somos conscientes de estas modificaciones para que el deportista se sostenga, pero muy poco se habla de la cuestión mental, de cómo tolerar esto, de qué le pasa internamente para poder someterse a tantas exigencias, en salir de un campeonato y meterse en otro. Y a nivel seleccionado aún más, porque todos esos torneos generan mucha tensión, presión, niveles de autoexigencias y estados de adrenalina muy altos, y no hay tiempo para descansar la mente, para darle un lugar donde ser escuchada”, comenzó dilucidando Palazzo.
Muchas veces se delibera que el que ejerce sobre lo que ama “no trabaja más en su vida” y Daro se encargó de rechazar esa teoría alegando que no es verídica… al menos para mantener el equilibrio: “Está la idea de que si haces lo que te gusta, no estás trabajando y es falso. Bienvenido sea que lo que haces te guste, pero eso tiene un costo también, y si uno no lo reconoce, va a llegar el momento en que el cuerpo te va a tocar la puerta y te va a decir: ‘che, escúchame, para un poquito, porque todo lo que nos pasa en la cabeza repercute en el cuerpo’, y todo lo que nos pasa en el cuerpo repercute en la cabeza. En esas diferencias está la labor que ejercemos. Nuestro trabajo es hacer consciente lo inconsciente, y después también ser agentes de aprendizaje. Que la gente aprenda a manifestarse de una manera más sana, que pueda poner límites a sí mismo, a diferenciar lo que es y hasta dónde es sano y empieza a ser enfermizo. Eso es nuestro trabajo. Que haya registro”.
El disparador de la nota fue lo sucedido con María Verschoor, la multicampeona con Países Bajos dio un paso al costado de la actividad profesional alegando la necesidad de resguardar su salud mental y abrimos el abanico hacia dialogar de la situación que se vive en el más alto nivel:
“No sé cuál fue la razón de esta persona en particular (Verschoor) pero a lo mejor está en otro momento de su vida, donde no quiere dejar tanto y tiene intereses de otras cosas. Pasa. Y el alto rendimiento es para un tiempo en la vida porque no te deja mucho tiempo para otras cosas”, afirmó Nelly.
Y añadió, “entonces cuando vos te empezás a dar cuenta de que querés otras cosas y tenés otras motivaciones, el deporte es una obligación. Y cuando es una obligación el entrenamiento, la carga horaria, todo se transforma en más y más. Es como ir a competir con una carga pesada encima”.
Al momento de explayar acerca de las responsabilidades que tiene una persona para ejercer la máxima competencia se habla de disciplina, esfuerzo y entrenamiento, pero se suele minimizar las que te llevan a claudicar: “La mayor frustración de un deportista es la diferencia que hay entre el deportista que cree que es y el que realmente es. La tolerancia es algo primordial, al igual que otras dos condiciones: recuperarse rápido y no parar de intentarlo. Es imposible anticipar con lo que me voy a topar, pero siempre puedo elegir cómo actuar ante esa situación que me puedo llegar a encontrar”.
Crimen y Castigo de Dostoyevski, escrito hace más de 150 años, trata la dualidad que convive dentro de las personas, pero… ¿por qué aún en la actualidad se reprime al que pierde y se deja sin efecto el disfrutar de brindarse -en cuerpo y alma- para cada tarea?
“El disfrute es una consecuencia, no existe el proponerte disfrutar. Es hacer algo en lo que te pudiste vaciar, poner en juego todas las herramientas y tu preparación. Hay una creencia de que ‘no puedo disfrutar si perdí’. Está socialmente mal visto. Es como cuando uno se equivoca y te tenés que castigar. Y la realidad es que, si vos estás dentro de una cancha, estás compitiendo y te castigás, no estás en el camino de la búsqueda de los objetivos. La frustración y el dolor son de todos los días y para eso estamos nosotros, para transformar el dolor en algo que tiene sentido. Reconfigurar eso que sentís”, aseveró Palazzo.
Hay una palabra que habita la gran labor que debe subyacer al deportista y consta del autoconocimiento, por más que se desenvuelva de manera apropiada en el campo si desde el lado de afuera no puede controlar sus emociones, porque no se dio el lugar para conocerlas, se presenta una resistencia para conseguir la mejor de sus versiones:
“Nosotros tenemos la capacidad de ver algo como una amenaza o de verlo como un desafío. Hay personas que frente a diferentes problemas pueden bajar los brazos y otros empiezan a generar soluciones. Tiene que ver mucho con conocer cómo pienso. A partir de cómo yo percibo la situación, aprendo a pensar en como yo me voy a enfrentar después a eso que pasa.. entonces, ¿cómo yo voy a ser más genuino?, cuando yo domine mis pensamientos. Ahora, ¿cómo voy a dominar mis pensamientos? A partir de que conozca cómo pienso, y cómo pienso implica un trabajo y un barrefondo de muchas cosas, desde creencias absolutas, personales, experiencias pasadas, desde cómo me criaron, un montón de situaciones que van construyendo una estructura de ver el mundo y las situaciones que nos rodean”, alegó Darío.
Continuando por la línea de conocerse, nos encontramos con la forma de mirarse, en lo que se buscar reflejar y lo que realmente es: “En la comparación entre lo que sos y lo que querés ser, se define la autoestima, que es otra condición fundamental para tener salud mental y una vida de disfrute. Porque cómo vos te ves, es de una determinada forma y cómo querés verte, es de otra. Ahí entra el ego, entonces la tarea del psicólogo es acercar a esos dos mundos, nosotros no tenemos que quitar el ego, sino ponerlo en su lugar. Es importante porque eso baja un montón las expectativas, te pone en eje, y las cosas que hacés las podés hacer bien. Porque no te obligás a que tiene que salir espectacular, o que debe ser perfecto, porque entendés el lugar desde donde partís”, hizo mención Giscafré.
Y Daro agregó a la idea: “Muchas veces nuestra autoestima lo ponemos a disposición del otro. La vuelta de rosca está en no negar la mirada del resto, tenerla en cuenta, pero trabajar mucho sobre la propia. Saber cuál es mi deseo, con seguir intentándolo. Cuanto más me conozco, mayor capacidad tengo de poder adaptarme a las diferentes circunstancias con las que me voy a encontrar. Empezar a trabajar a partir de mi conocimiento, cómo reaccionar, cómo elegir desenvolverme ante los diferentes contextos que estoy teniendo. A partir de eso, me puede ir bien, me puede no ir tan bien, pero me parece que ese es el camino no sólo del deporte, sino de la vida en general. El aprendizaje constante, ir a pesar de cualquier circunstancia”.
Hay una particularidad que se genera al estar habitando el presente de una manera desapegada y honrando el trayecto para llegar a donde se está ahora, que muchos lo quieren resucitar pero implica diversas condiciones: “Fluir es un estado de conciencia plena, en donde vos estás absolutamente metido en eso que haces, en eso que estás haciendo. No hay conciencia de tiempo, no estás evaluándote. La gente que lo ha vivido quiere volver a eso, nos pide, ‘quiero estar como estaba en el partido tal, en donde fluía y no había nada más’. No es algo que nosotros nos podemos proponer estar, es un estado".
“Cuando estás contento con quién sos y con lo que haces y no estás con expectativas enormes, ni tampoco te importa tanto el reconocimiento, porque si estás deseoso de que te reconozcan, estás pendiente a cómo te mira el resto y no estás en flow porque estar en flow es estar metido completamente en algo. En el aquí y ahora, ser parte de un todo”, concluyó Nelly.