Apenas terminó la pelea, sentimos que habíamos visto un momento histórico. Y no fue ningún hallazgo, porque fue imposible no haber visto semejante acción, en tan poco tiempo, con tanto drama, con tanto final inesperado y con semejantes personajes.
Han pasado 20 años desde aquel sábado 7 de mayo de 2005.
Protagonistas: José Luis "Temible" Castillo, mexicano, 31 años, campeón mundial ligero reconocido por el Consejo Mundial de Boxeo y Diego "Chico" Corrales, estadounidense, 27, campeón reconocido por la Organización Mundial de Boxeo.
El ganador se llevaba todo.
Escenario: Mandalay Bay, Las Vegas.
Árbitro: Tony Weeks.
La pelea fue denominada "La Guerra". Quien lo hizo, no se equivocó.
Todo lo que vino después -una tremenda batalla con dos grandes peleadores-, pareció desvanecerse con el tiempo.
Solo han quedado, más en la leyenda, los videos y los memoriosos que en la estadística incapaz de traducir emociones, los últimos segundos de lo que fue el décimo round. Solamente una breve fracción de tiempo para englobar, como una síntesis perfecta, el drama y la gloria del boxeo.
La pelea, unificatoria de ambos títulos, fue vista en el Mandalay por 5.168 espectadores. Por aquel tiempo, Castillo era muy respetado por su derrota ante Floyd Mayweather en un fallo impopular. Aquel 20 de abril de 2002, la mayoría de los fanáticos y la prensa lo vieron ganar al mexicano, pero no los jurados, que votaron 116-111 y 115-111 (los otros dos) a favor de Floyd. Harold Lederman, comentarista de HBO y exjuez de boxeo, vio un 115-111 a favor del mexicano.
Pero ahora era tiempo de ver en acción a Castillo y Corrales. El mexicano venía con un récord de 52 victorias con 46 KO, 6 derrotas y un empate. A su vez, el estadounidense tenía 39 peleas ganadas con 32 nocauts y 2 derrotas.
Desde el sexto asalto, Castillo padeció un corte sangrante en la ceja izquierda. El excelente trabajo del cutman argentino Miguel Díaz logró neutralizar el daño.
El trámite era de una pelea disputada con un final abierto, por lo menos hasta que llegó la definición: dos jueces tenían ventajas para Corrales en 87-84 y 86-85, mientras que el restante lo tenía arriba a Castillo, oriundo de Columbia, Carolina del Sur, en 87-84.
Cuando promediaba el décimo asalto -la pelea era a 12-, Castillo derribó a Corrales, quien alcanzó a escupir el protector bucal para ganar algo de tiempo. La cuenta de Weeks llegó a 8 y enseguida nomás el mexicano derribó nuevamente a "Chico", quien no sólo cayó espectacularmente sino que volvió a escupir el protector. La cuenta llegó a 9 y Weeks lo penalizó con un punto de descuento por arrojar el bucal. Su técnico, Joe Goosen, hasta aprovechó para darle instrucciones que seguramente Corrales no pudo escuchar.
Con el estadio de pie, con un hombre mucho más entero ante otro que había sufrido ya dos caídas, la lucha parecía estar a punto de estar definida. Repasando el video se ven en el ring side a los dos Chávez -el gran J. C. y Junior, como a Frank Pelullo- gritando de pie, excitados salvajemente como todo el mundo.
No había tiempo para formularse una pregunta que, ahora, frente al teclado, dejamos sabiendo la dramática respuesta: ¿Podría salvarse Corrales, cuando se acercaba el momento del final de ese décimo asalto?
Y la respuesta la dio Corrales, conectando una tremenda derecha en cross a la mandíbula. Retrocedió Castillo y con la espalda contra las sogas, tambaleante por el golpe recibido, prácticamente no tuvo respuesta y recibió una andanada de no menos de siete impactos: un fusilamiento público ante un hombre indefenso.
Corrales, con las pulsaciones al límite, el rostro deformado por los golpes y sintiendo que ya todo estaba perdido, no perdió ni la puntería ni el ritmo. El castigo fue tan tremendo ante un hombre indefenso, que finalmente Tony Weeks detuvo el combate.
Faltaban 54 segundos para terminar el round. Una eternidad para Castillo quien, totalmente conmocionado, recibió golpes que lo hubieran derribado de no mediar las sogas.
Fue considerado el round del año. Vinieron entonces, frente a la tele, recuerdos de agónicos triunfos, inolvidables y dramáticos como Archie Moore contra Yvon Durelle o Ray Robinson ante Jake La Motta, sin contar, claro, lo logrado por J.C. Chávez frente a Meldrick Taylor el 17 de marzo de 1990. Pero en ninguna de ellos, el ganador surgió de sus cenizas de la dramática y terminante forma que lo logró Diego “Chico” Corrales.
Luego vino una revancha, el 8 de octubre de ese año, y Castillo se impuso por nocaut en cuatro asaltos, con grandes ventajas de peso sobre su rival.
Castillo alguna vez estuvo en los estudios de ESPN KNOCK OUT, ahora dedicado a la política.
“Chico” murió en un accidente de moto en Las Vegas, en 2007. Como una irónica mueca del destino, fue un 7 de mayo, como en su gran noche ante Castillo.
Vivió como murió, a todo vértigo: tenía, apenas, 29 años.