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Erislandy Lara, enigma con guantes

Es posible que muchos recuerden la aventura de Erislandy Lara y Guillermo Rigondeaux, aquellos cubanos que en 2007, en los Juegos Panamericanos de Rio, huyeron de su equipo para ingresar a los Estados Unidos. Finalmente volvió a Cuba, pero un año más tarde logró ingresar de nuevo e hizo su debut como profesional.

Dejó atrás una campaña que incluyó un Campeonato Mundial en China (2005) y victorias sobre Demetrius Andrade y Sergiy Derevyachenko (a quien también, por cierto, venció Brian Castaño). Ahora, a los 35 años, espera a Brian Castaño, el campeón mundial regular de los super welters de la Asociación Mundial de Boxeo. El sábado 2 de marzo, en el Barclays de Brooklyn, Nueva York, Lara intentará la corona aplicando toda su experiencia.

Castaño –que marcha invicto en 15 peleas, con 11 triunfos categóricos- tiene 29 años y es diez centímetros más alto que el cubano, que mide 1,75m. “Cuando nos encontramos, pensé que era muy alto, pero no para nada. Igual sé que es un gran boxeador, pero vamos a ver qué pasa cuando le tire muchos golpes”, dijo Castaño.

Lara, que aseguró que “Castaño no le ganó a nadie” suma 25 victorias, 3 derrotas (ante Jarrett Hurd, Saúl “Canelo” Alvarez y Paul Williams) y 2 empates. A los 35 años, está ante la posibilidad de volver a los primeros planos. Es escurridizo, frío, muy inteligente y de gran defensa, pero sus detractores lo acusan no solamente de dar poco espectáculo, sino también de no ser justamente, de aquellos que pelean hasta el último aliento.

El argentino es diez centímetros más alto: su izquierda larga Castaño será muy importante, aunque el alcance de Lara es superior, ya que tiene 1,88m sobre el 1,70 del campeón. Es dable imaginar un encuentro en donde el cubano irá rotando su torso para luego lanzar golpes sobre los yerros del rival, mientras que Castaño deberá lanzar muchos golpes sin pensar solamente en lo que puede errar, sino conectar privilegiando la cantidad.

Cuando en una pelea se hace complicado imaginar el desarrollo y mucho menos el ganador, siempre es atractiva. Es cierto, Lara no asegura un combate cruento y mucho menos salvaje, pero también es importante aceptarlo con su estilo, aunque no sea comercial. Y como suele trabajar sobre los errores del rival, como quedó dicho, tendrá que ser Castaño quien haga el mayor gasto, pero surge la pregunta: ¿Aceptará el cubano que, como retador a una corona, deberá ser él quien también consuma energías y tire golpes como para convencer a los jurados? En un medio como el de hoy, en donde prevalece el boxeo físico y de ataque, el cubano deberá esforzarse mucho para mostrar algo más que su cualidad defensiva.

Así las cosas, Lara estará ante un campeón más joven, lleno de ambiciones y con enormes deseos de conquistar el mercado norteamericano en su primera defensa en ese país.

Sí, es difícil pronosticar al ganador de la pelea y por eso mismo, el choque del 2 de marzo no solamente es intrigante. Es prometedor.