Es una historia que comenzó en 1986 y vive sus últimos capítulos en la Liga Mayor. Son los Pareyón. Un padre y sus dos hijos que han defendido los colores de la Universidad en los emparillados. Tres generaciones de azul y oro.
Inició con Roberto Pareyón, quien fue parte de los míticos Cóndores como liniero defensivo entre 1986 y 1990. Le siguió Roberto Jr., como parte de Pumas CU, de 2011 a 2016, y se cierra con Diego, actual elemento del mismo equipo y que juega su última temporada de Liga Mayor.
Este fin de semana, los Pareyón tendrán una cita especial, debido al duelo entre Pumas CU y Águilas Blancas, en el que Diego saltará al campo como capitán de los felinos en lo que es su último año de elegibilidad.
“En mi familia sólo hay Jugadores Más Valiosos, no sólo por lo bueno que hicieron en el campo, sino por lo que también han sido fuera de ella”, relata con orgullo Diego.
Y no exagera. Los tres además de haber sobresalido en el campo, también lo han hecho fuera de ella: Roberto papá incursiona en el brillantemente en el área comercial; Roberto Jr. es brillante médico ortopedista, mientras que Diego terminó sus estudios en finanzas.
Un Pareyón casi juega en ¡Águilas Blancas!
El vínculo con el deporte de las tacleadas en los Pareyón surgió por casualidad: antes de Roberto papá, nadie lo había jugado.
“No somos una familia de abolengo en el futbol americano, apenas la estamos construyendo. A mí me gustó de chavo y en alguna ocasión unos amigos me dijeron que había un equipo que practicaba en el Casco de San Tomás. Fuimos a entrenar entonces a Águilas Blancas. ¡Iba a jugar con ellos en infantiles! Pero ya no me quedé porque me dio hepatitis”, relata Roberto padre.
El destino entonces lo llevó a Bucaneros de Satélite, en donde ganó el primer título de juveniles del equipo; luego, a la intermedia con Borregos CEM, en antesala a lo que sería su Liga Mayor en los míticos Cóndores de la UNAM.
“En Bucaneros abracé la pasión por el futbol americano, porque me permitía tener muchos amigos. Mis papás estaban separados y pasaba mucho tiempo solo. Entonces este me dio motivos para ocuparme y disciplinarme”, añade Roberto.
El coach Miguel Ángel Juárez fue el contacto para conocer a Diego García Miravete y unirse a Cóndores. “Los chavos veíamos a Cóndores como súper héroes. Entonces cuando me invitaron era lo máximo y acepté inmediatamente”.
Portando el jersey 99 se ganó la reputación como uno de los mejores de su época. En 1990, año en que terminó su elegibilidad formó parte de la terna al Defensivo del Año, premio que se quedó Enrique Zarate, en el presente, head coach de Águilas Blancas.
La segunda y la tercera generación
A pesar de tener a un padre exjugador de futbol americano, tanto Roberto Jr. como Diego probaron otros deportes cuando niños.
A la mamá de ambos, Patricia Valero, le preocupada el riesgo de una lesión, además de que Roberto papá optó por darles libertad de elección.
“Yo no les impuse nada. Sólo veíamos los partidos de la NFL, especialmente los de los Delfines de Miami. Los metimos a todos los deportes que se podía. Estuvimos así hasta que un día noté a Roberto muy decepcionado por una derrota con su equipo de soccer y en el que jugaba de portero. Le dije a su mama ‘hay que dejarlo probar en el futbol americano’. Lo llevé y desde el primer día fue como magia. Roberto se enganchó padrísimo”, relata Pareyón papá.
Agrega: “Lo mismo pasó con Diego. En su momento estaba medio negado a los deportes. Le faltaba coordinación. Probamos en el basquetbol y ahí la obtuvo. Fue ganando confianza y de pronto también me pidió ir al futbol americano”.
"Por fortuna, su mamá ya luego entendió la esencia del deporte y los llevó a todos los entrenamientos y se integró tanto que ya luego llegó a ser la manager del equipo”.
El clásico de 2022
Sabedores de que hay una alta probabilidad de que Diego no vuelva a enfrentar como jugador de Pumas CU a Águilas Blancas, los Pareyón vivirán el duelo de este sábado en Ciudad Universitaria como una cita especial.
“Me gusta llegar temprano al estadio y sentarme con mis excompañeros de Cóndores. Ahora ya no me pongo tan nervioso por el desempeño de mis hijos, sino por el resultado del partido”, revela Roberto padre, quien regularmente asiste acompañado de Ana Isabel Rosas, su actual pareja.
“Nos gusta arropar a Diego y hacerle saber que estamos acompañándolo. Además, cuenta también con el apoyo de su novia, Yessica Flores, que está en el grupo de animación y quien también le ha ayudado mucho a balancear su vida”, agrega Roberto.
Quien apoyará de forma virtual a Diego será su hermano, Roberto Jr,. quien actualmente cursa una especialización en Brisbane, Australia, hecho que también llena de orgullo a su progenitor.
“No importa que sean las tres de la mañana, Roberto está despierto para ver el partido de su hermano. Lo echamos mucho de menos, pero estamos muy orgullosos de lo que está logrando”, revela su padre, quien resalta que Roberto Jr. ha tenido acciones valiosas como médico.
Primero, prestó apoyo a la población de Oaxaca durante el temblor de 2017 y luego formó parte del cuerpo de médicos que prestaron servicio en el Hospital ABC durante la pandemia por el Covid 19.
Y aunque los Pareyón desean que este sábado el resultado de Pumas CU frente a Águilas Blancas sea una victoria, también tienen la tranquilidad de saber que en su vida más allá de los emparrillados ya les tiene el mayor de los triunfos: ser una familia unida, de azul y oro.