El presente de Dominic Thiem (100° del mundo) resulta cada vez más preocupante a medida que pasan las semanas y los torneos disputados por el austríaco. Cuando parecía que el final del año pasado anticipaba un 2023 con reminiscencias del viejo gran protagonista del circuito, nada de lo esperado ha sucedido.
A casi un año de su regreso luego de una operación de muñeca derecha, todavía no logra el poder de fuego con el que maravillaba al mundo del tenis, tanto con su drive como con su revés. Esa desconfianza repercute, claramente, en sus resultados y su ranking: su estadía en el Top 100 duró tan solo siete semanas (9 de enero al 27 de febrero, tras caer en Santiago) y le resulta difícil obtener éxitos a nivel ATP.
Su vuelta tuvo lugar a finales de marzo pero su primer triunfo lo logró a principios de julio, tras siete derrotas seguidas. En junio tocó su peor ranking (352°) en casi una década pero, más allá de los números, cuando se quitó el peso de volver a ganar mostró buenos matices: semifinales en Gstaad, Gijón y Amberes, con triunfos ante jugadores como Roberto Bautista Agut, Francisco Cerúndolo, Hubert Hurkacz o Tommy Paul... Un cierre de año que ilusionaba, pero...
Los dos primeros meses de esta temporada estuvieron muy lejos de su mejor versión; la que lo llevó hasta el N°3 del mundo, a conquistar el US Open y a vencer en 16 oportunidades a algún integrante del Big 3: su récord de victorias/derrotas, a la fecha, es de 1-5.
Recaló en Sudamérica gracias al WC que recibió por parte del ATP de Buenos Aires y allí ganó su único partido (ante Alex Molcan). Usó su ranking protegido en Río de Janeiro (perdió ante Thiago Monteiro) y volvió a ser invitado por un torneo de la región, el ATP de Santiago. Con el local Nicolás Massú en el banco, entrenador con el que tocó el cielo en su primer y único Major, fue debut y despedida ante Cristian Garín. El famoso "Golden Swing" lo vio campeón dos veces en el evento porteño (2016 y 2018) y una vez en la ciudad carioca (2017), pero en este 2023 se lo notó apagado.
¿Podrá Thiem recuperar ese fuego sagrado -que no encontró en el fervor del pueblo sudamericano- y esa confianza para volver a las grandes ligas del tenis?